Zola Budd: la niña prodigioZola Budd

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Su precocidad, características físicas (medía 1,59 y pesaba 38 kilos), su correr descalzo, el  complejo entorno familiar, y su aún más complejo entorno político, hacen de su vida digna de un guion de Hollywood. El caso de Zola Budd es único.

A los 15 años en 1982, Zola Budd comenzó oficialmente su carrera deportiva cuando se coronó campeona nacional en su natal Sudáfrica en 1.500 y 3.000 metros. El 5 de enero de 1984 con apenas 17 años batió el record mundial de 5.000 metros con un registro de 15:01:83, seis segundos más rápido que el record de su mayor referente: Mary Decker. Tal era su admiración por la norteamericana, que tenía un poster suyo en su dormitorio. Sin embargo, el record no fue homologado ya que Sudáfrica estaba al margen de la IAAF por su política de Apartheid. Pero los ojos del mundo se posaron sobre ella. Inmediatamente recibió decenas de atractivas ofertas de universidades norteamericanas y europeas para contar con sus servicios.

Sudáfrica estaba vetada de participar en los Juegos Olímpicos en Los Angeles que estaban a la vuelta de la esquina. El mundo no se podía perder a la gran figura del atletismo de fondo de la cita olímpica y comenzaron a buscar la forma de evadir la restricción. Hasta le ofrecieron matrimonio para cambiar de nacionalidad. Finalmente, la Federación Británica de Atletismo investigó y descubrió un antepasado inglés de la Budd y la convenció de representar a los de la Isla. Zola Budd se trasladó con su familia y entrenador a Southhampton con casa, plata, y trabajo para su padre, entre otros beneficios. Las protestas de los anti-apartheid no se hicieron esperar y grupos organizados acamparon en las afueras de su nueva casa. Es probable, que Zola Budd, con 17 años, no supiera el significado de lo que estaba pasando.

Ya en suelo inglés, hizo el tiempo mínimo para Los Ángeles en 3.000 metros y batió el record junior británico de 1.500 metros. Luego, corriendo como siempre descalza, ganó los clasificatorios y batió de paso el récord europeo junior en 3.000 metros. Sus compañeros del equipo inglés estaban divididos entre aceptarla o no. La que estaba definitivamente en contra era su rival directa, la N°1 del ranking británico Wendy Sly, que se sentía amenazada.

Llegaron los JJOO y su entrenador bajó la presión comentando que solo buscaba experiencia y que sus objetivos estaban en los siguientes juegos olímpicos. Clasificó fácilmente para la final de 3.000 metros donde finalmente se enfrentaría a su ídolo: Mary Decker. También en la final estaba la británica Wendy Sly y otra de las favoritas la rumana Maricica Puica. Mary Decker tomó como siempre la punta. Los primeros 1.000 fueron a 2:50 con el pelotón agrupado. Después del 3er giro las favoritas Decker, Puica, Sly y Budd apuran el paso y abren una brecha con el resto. Llegan a la recta de los 1.800 con Zola Budd en punta y Mary Decker a su izquierda pegada a la banda y ocurre lo inesperado. Un leve toque de pies con Budd desestabiliza a la Decker, pero esta se acomoda y al retomar su posición el toque se repite pero es más violento y la norteamericana se va al suelo con un evidente gesto de dolor. El estadio no lo puede creer. La “Novia de América” como conocen a Mary Decker queda fuera de la carrera. Todos apuntan a Zola Budd como culpable y comienza un abucheo atroz. Fue demasiado para la joven promesa Sudafricana. Fue tal el nivel de hostilidad que sintió en ese momento que no le quedó más que entregar la carrera, que fue ganada por la rumana con un tiempo de 8:35:98, lejos del record mundial de 8:26:76. Segunda fue Sly. Zola Budd llegó 7ª.

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En una primera decisión algo precipitada, Zola Budd fue descalificada por considerarla culpable del accidente. Posteriormente, una vez revisado los videos se revirtió la decisión. Mary Decker se fue con todo contra ella, culpándola severamente de lo ocurrido. Pasaron años antes que Mary Decker reconociera que el error había sido suyo, agregando que nunca aprendió realmente a correr en grupo. Un poco tarde para la pobre sudafricana.

Zola Budd recibió amenazas de muerte y tuvo custodia policial por algún tiempo. Volvió a Sudáfrica y tuvieron que convencerla que su futuro estaba en suelo inglés, donde finalmente siguió compitiendo. Fue 2 veces (’85 y ’86) campeona mundial de Cross Country, corriendo descalza y dejó el record mundial (esta vez homologado) de 5.000 metros en 14:48:07.

Puso los ojos en Seoul ’88 pero fue acusada de competir en Sudáfrica y castigada en un incidente muy confuso y nunca aclarado del todo. Se retiró del atletismo y regreso a Sudáfrica. Superado el Apartheid recuperó su nacionalidad y volvió a los Juegos Olímpicos en 1992, pero una lesión la tenía lejos de su mejor nivel y no alcanzó la final de 5.000.

Su vida privada también fue muy complicada. Nunca se acomodó en Inglaterra y al igual que su madre, echaba mucho de menos su tranquila vida campestre en Sudáfrica. Su padre, en cambio, presionaba por permanecer y disfrutar su nueva vida. Problemas de plata, la alejaron definitivamente de su padre, quien no fue invitado a su matrimonio en 1989. En el testamento, su padre, escribió que no deseaba que su hija asistiera al funeral y tampoco deseaba que fuera enterrada en el mausoleo familiar.

Ella, que disfrutaba con correr a campo traviesa en la tranquilidad de su tierra, escribió una vez que el peor día de su vida había sido el 5 de enero de 1984. Ese día batió el record mundial de 5.000 y los ojos del mundo se posaron sobre ella. También ha dicho que lamenta haber participado en Los Ángeles ’84 argumentando que “era una niña”.

Hasta el día de hoy sigue compitiendo en maratones, ultramaratones y carreras de Trail en su tierra natal, venciendo con facilidad a competidoras 20 y 30 años menor que ella. Ahora lo hace con zapatillas.  Aún mantiene los récords mundiales juniors de la milla (4:17.54) y de 3.000 metros (8:28.83) y los europeos de 1.500 (3:59.96) y 5.000 metros (14:48.07).

Aquí pueden ver el video de lo ocurrido en Los Ángeles 1984, juzguen ustedes:

 

Viernes 19 de septiembre de 2014

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