Race Report CVO 2019
Siempre he sido un poco impulsiva, y gracias a eso he conocido muchas cosas, por ejemplo el Trail Running. A mediados del 2017 vi un aviso del Vulcano, me llamó la atención y me inscribí. La carrera más larga que había corrido antes era 5k y jamás en trail. Para enfrentar este desafío tenía que salir a correr más y participar en alguna corrida de trail, saber en qué me había metido. Así que fue casi por casualidad que llegué a este deporte que ha pasado a ser parte central de mi vida.
Un año y medio después, ya he corrido varios trails y la verdad es que mientras más corro, más quiero seguir corriendo. El año pasado deportivamente fue súper bueno, por primera vez tuve podio y pude correr distancias que jamás me habría imaginado. Cerré el 2018 corriendo 30k en El Cañi, un trail maravilloso, pero de mucha demanda física y mental, que me tuvo entrenando con alta intensidad los meses anteriores. Después de eso, hice un esfuerzo todavía más grande, y me convencí de descansar un poco. No dejé de correr, pero bajé el kilometraje semanal y no miré más las carreras que venían.
Pero eso de desconectarse totalmente nunca es real y a los pocos días ya estaba mirando el calendario de corridas. Así me topé con la Conquista del Volcán Osorno (CVO), que me quedó dando vueltas y pensé tomar la decisión cuando volviera de mis vacaciones, aunque en verdad ya tenía claro que me iba a inscribir. Era la carrera ideal para empezar el año: cerca de mi casa y con 15 km como distancia más larga. CVO es una carrera de mountain bike que se organiza desde hace muchos años en Cascadas, cerca de Puerto Octay, y este año por primera vez se hizo además una versión de trail.
Llegó el día de la carrera y aunque no soy competitiva, siempre antes de correr me pongo un poco nerviosa. Por eso la puntualidad en la largada es algo que valoro muchísimo. A las 10:20 estábamos encajonados, y me sentía un poco como volviendo a clases. Me paré en la línea de largada sin ninguna expectativa en los resultados, sólo con ganas de correr, y contra todo lo recomendado, con zapatillas nuevas que iba a testear durante la corrida (por suerte me encantaron y no produjeron ningún roce en mis pies).
Éramos hartos corredores, de diferentes edades y de diferentes lugares de Chile. Alcancé a terminar de elegir mi música y prender mi reloj, y sin darme cuenta ya estaba corriendo a través de un prado que nos llevaba hacia el camino que sería nuestra ruta de carrera.
Tal como nos explicaron en la charla técnica, no había cómo perderse, era por una huella de auto súper marcada que además tenía señalización y banderilleros. Y también como nos dijeron, los primeros 7,5 k eran en ascenso. Nunca he planificado una carrera, no sé cómo hacerlo y corro por instinto, escuchando mi cuerpo. Subo y bajo el ritmo y la intensidad dependiendo de cómo me siento. Así que cuando llevábamos como 2 km bajé la velocidad y empecé a caminar a paso firme, alternando con corrida cuando había planos o menos inclinación.
Seguimos subiendo y el camino empezó a cambiar. De a poco nos metimos por un bosque nativo maravilloso. El suelo empezó a tener hojas y más tierra, empecé a sentir el olor “a sur” que me encanta y me hace sentir en casa. Ese olor a tierra húmeda, a mezcla de árboles, a naturaleza. Es que un trail se corre con todos los sentidos, tienes que ir atento al camino para no caerte o perderte, y todo el entorno te va llenando de sensaciones que hacen que pierdas un poco la noción de todo lo que le exiges a tu cuerpo.
Cerca del kilómetro 5 me hice un “amigo de subida”. Un hombre un poco mayor que yo que iba a un ritmo similar al mío, y nos acompañamos conversando los kilómetros que quedaban hacia arriba. Los trails tienen un encanto que no se da en las carreras de calle, esas son non stop, empiezas a correr y no paras hasta cruzar la meta. Es una emoción distinta, que también me encanta. En cambio en la montaña vas cambiando el ritmo, dependiendo del entorno que estás pasando. Y eso permite que compartamos mucho más con otros corredores, estamos juntos en lo mismo, desafiándonos en el medio de la naturaleza.
Cuando ya estábamos cerca de la cima empezamos a cruzarnos con los corredores que iban punteros y venían bajando de vuelta. Se da una dinámica muy rica de no competencia, felicitas a los que van primeros, les das ánimo y ellos te dicen siempre que queda poco, que vas bien, que sigas adelante. Y así llegué al PAS y punto de control de mitad de camino llena de energía, contenta y motivada.
Hasta ese momento no sabía en qué posición iba, sólo que no veía mujeres alrededor. En el PAS estaba mi amigo de subida que se había adelantado unos metros antes, y junto con los chicos de control me dijeron que iba segunda de las mujeres en la general. Fue una mezcla de sorpresa y emoción. Tomé algo de líquido y partí hacia abajo con todas las ganas de mantener un buen ritmo para ojalá llegar con podio. Ahora me tocaba a mí dar ánimo a los que subían y decirles que quedaba poco para la mitad, aunque vinieran a mitad de camino, y escuchar las respuestas de buena onda y felicitaciones a medida que bajaba.
En general es más entretenido un circuito que no es ida y vuelta, pero en esta carrera la perspectiva hacia el paisaje cambiaba tanto que no parecía la misma ruta. Hacia arriba íbamos hacia los volcanes, hacia abajo, vistas panorámicas al lago. La bajada tenía hartas piedras sueltas que te exigían ir muy atenta para no tropezarte. Pero siempre bajar es entretenido por la intensidad y la sensación de libertad.
Antes que pudiera sentir el cansancio, el olor a humedad del bosque empezó a cambiar por olor a potrero, la tierra oscura se empezó a mezclar con piedritas y ya había cambiado el paisaje. Sabía que quedaba poco, y un letrero que decía “quedan 2 kms” me lo confirmó. De repente llegó olor a asado de la feria gastronómica que había en la base, empecé a escuchar la música, me topé con las vacas que estaban al principio y que miraban como si fueran el público más concentrado o los jueces de carrera.
Entré al último tramo, a correr por el pasto hacia los arcos de la meta. En ese momento supe que lo había logrado, que terminé esta carrera para la que no me sentía muy segura porque no estaba en mi mejor momento de entrenamiento, y que la terminé de excelente forma. Llegué segunda en la general de mujeres y primera en mi categoría. Fue el mejor comienzo que podía pedir para la temporada 2019.
Espero que CVO convierta la versión trail en una tradición y que el próximo año haya una ruta más larga. Es una carrera que tiene todo para mantenerse en el tiempo: buena organización, apoyo a los productores locales, buena infraestructura en el campamento base y además, un concepto que invita a toda la familia a participar.
Ahora mientras pienso en la carrera y busco mis recuerdos para poder escribir, vuelvo a sentir el ambiente de alegría, la emoción de correr y ya quiero estar corriendo ahí otra vez.
Pepa Canales
Fecha de la carrera: Domingo 27 de enero de 2019