La gacela negra#RunchileArtículos Eduardo Cumplido JJOO Roma 1960 La gacela negra Wilma Rudolph

Resumen_Articulo_La_Gacela_NegraAunque la idea de estos breves relatos históricos es contar hazañas protagonizadas por atletas especialistas en pruebas de fondo, es imposible pasar por los XVII Juegos Olímpicos de Roma en 1960, sin detenerse en lo que a mi juicio es la historia más sorprendente de tenacidad, perseverancia y de un constante espíritu de superación.

Se trata de la historia de Wilma Rudolph, una esbelta y bella atleta de 20 años, con 59 kilos repartidos en sus 1,80 metros. Su elegancia y velocidad le valieron el apodo de “la gacela negra”.

Wilma era la vigésima de veintidós hermanos. Sus padres, Ed y Blanche Rudolph, eran gente honesta y trabajadora, pero eran muy pobres. Fue un bebé prematuro y al nacer pesaba menos de dos kilos. Además, la segregación racial que había en 1940, impidió que Wilma y su madre fueran atendidas en el hospital local de Clarksville en Tennesee, ya que sólo estaba para los blancos.

Su infancia estuvo plagada de enfermedades: sarampión, paperas, escarlatina, neumonía doble, y finalmente, antes de cumplir los cinco años, la poliomelitis dejó su pierna izquierda paralizada. El médico le dijo a sus padres que no volvería a caminar, ya que no existía una curación para esta enfermedad.

Pero sus padres no se dieron por vencidos, y la llevaron al Meharry Hospital de la Universidad Fisk en Nashville, a unos 70 kilómetros de donde ellos vivían. La madre de Wilma la llevaba hasta allí dos veces por semana durante 2 años para hacer rehabilitación, hasta que finalmente Wilma pudo caminar con ayuda de una abrazadera de metal en su pierna. A partir de ahí pudo seguir haciendo los ejercicios en su propia casa.

A causa de no poder caminar Wilma no acudió a la escuela como los demás niños hasta los siete años. Hasta entonces le llevaban las tareas a casa para que pudiera seguir el ritmo. Cuando por fin acudió a las clases, tuvo que sufrir las burlas de sus compañeros por llevar un aparato ortopédico.

Finalmente a los 12 años pudo caminar con total normalidad, sin usar muletas, ni aparatos ortopédicos.

En el Burt High School, Wilma siguió el ejemplo de su hermana mayor Yolanda y empezó a jugar al basquetbol, deporte en el que destacó, llegando a ganar el campeonato escolar del estado de Tennessee. También empezó a participar en carreras de pista, donde ganaba casi siempre.

Con 15 años conoció a Ed Temple, que por esa época era entrenador del equipo de atletismo de la Universidad Estatal de Tennessee, y que fue el descubridor del enorme potencial de Wilma para las pruebas de velocidad. A partir de ese momento empezó a entrenar con él, pese a que ella aun iba a la secundaria.

Su progreso fue tan espectacular, que con sólo 16 años logró clasificarse para competir en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, donde participó en los 200 metros y en los relevos 4 x 100 metros. Fue el miembro más joven del equipo norteamericano de atletismo en esos Juegos. En los 200 metros no logró clasificarse para la final, pero en la prueba de relevos logró su primera medalla olímpica, al acabar en tercera posición, detrás de Australia y Gran Bretaña.

La competencia de su vida fueron los Juegos Olímpicos de Roma 1960, donde logró subir a lo más alto del podio en tres ocasiones. En los 100 metros se impuso con un tiempo de 11”0 a la británica Dorothy Hyman (11”3). En la final de 200 metros batió con 24”0 a la alemana Jutta Heine (24”4). El tercer oro le llegó a través del relevo 4 x 100 metros, junto a sus compañeras Martha Hudson, Lucinda Williams y Barbara Jones, que establecieron un nuevo récord mundial con 44”4.

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Era la primera mujer norteamericana en ganar tres medallas de oro en un mismo Juego Olímpico. Tras su victoria fue recibida en el Vaticano junto al resto del equipo de EEUU por el Papa Juan XXIII.

Tras regresar de los Juegos convertida en una heroína nacional se celebró un desfile de bienvenida en su ciudad natal, Clarksville, en el que participaron negros y blancos sin ninguna segregación, en contra de lo que era habitual. El desfile de homenaje a Wilma se recuerda como el primer acontecimiento multirracial que se llevó a cabo en esta ciudad.

En 1961 participo en una gira por Europa donde consiguió igualar en Moscú el récord mundial de 100 metros con 11”3, y cuatro días más tarde logró batirlo en Stuttgart, donde hizo 11”2, convirtiéndose en la mujer más rápida del mundo sin discusión. Ese año 1961 recibió el Sullivan Award, el premio más importante que se concede en Estados Unidos al mejor atleta del año.

En 1962 y pese a tener sólo 22 años, decidió retirarse del atletismo. Su despedida fue en un encuentro atlético entre Estados Unidos y la Unión Soviética que tuvo lugar en las instalaciones de la Universidad de Stanford. Allí Wilma ganó en los 100 metros y en los relevos 4 x 100 m.

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La vida de Wilma Rudolph se truncó prematuramente el 12 de noviembre de 1994, con sólo 54 años, a causa de un tumor cerebral. Murió en su hogar de Nashville, tras haber pasado los últimos meses en varios hospitales desde que le fue diagnosticada la enfermedad.

por Eduardo Cumplido Mayrock (Miércoles 28 de enero de 2015)

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