Una vez finalizada la II Guerra Mundial, Londres seria la ciudad sede para los XIV Juegos Olímpicos de la era moderna. En blanco quedaron los XII de 1940 que se iban a realizar en Tokio, y los XIII de 1944 que nunca llegaron a asignarse.
En la cuidad capital de Gran Bretaña aparecieron dos de las más enormes figuras del deporte mundial de todos los tiempos, el teniente checo Emil Zatopek y el maratonista argentino Delfo Cabrera.
Zatopek hizo sus primeras armas olímpicas en los 10.000 metros, en los que era favorito el finlandés y recordaman Viljo Heino.
Heino domino media carrera, hasta que el checo se puso a la cabeza en el sexto kilometro donde nadie pudo parar su frenético y angustioso ritmo. Emil le saco mas de 48 segundos a su más cercano rival, ya que ganó la prueba con un tiempo de 29´59” 6, sobre el francés Alain Mimoun que llegó con un tiempo de 30´47”4.
La superioridad de la “Locomotora Humana” fue tal, que los jueces se enredaron con el control de las vueltas de casi todo el resto de los competidores.
La facil victoria en los 10 kilometros hizo que Zatopek se confiara exesivamente en lo 5.000 metros, disputados 3 días después en una pista absolutamente de barro a causa de las lluvias.
El belga Gaston Reiff entró en la recta final con más de diez metros de ventaja sobre el checo, y a pesar del sprint de Emil, sólo le pudo ganar por dos decimas de segundo a Zatopeck con un tiempo de 14´17”6 sobre los 14´47”8 de Emil. En tercer lugar llegó el holandes Willem Slijkhunis con un tiempo de 14´26”8.
El argentino Delfo Cabrera había nacido en la provincia de Santa Fe, en el seno de una familia muy humilde. Comenzó su carrera deportiva en la adolescencia, cuando de regreso de su trabajo hacia su casa realizaba el trayecto junto a su hermano corriendo.
Su destreza sin embargo la adquirió en el Club Atlética San Lorenzo de Almagro, a donde llegó a los 18 años por iniciativa del que sería su maestro Francisco Mura.
En Londres nuevamente a la Maratón le toco ser una prueba dramática, tal como la de 1908, con la dramática y angustiosa llegada cuarenta años antes del napolitano Dorando Pietri.
Esta vez el protagonista trágico fue el teniente paracaidista belga Étienne Gailly, que hizo casi toda la carrera a la cabeza del grupo, pero que materialmente reventó al final.
Gailly entró primero al mítico estadio de Wembley, pero ya sin fuerzas para dar la última vuelta. Se calcula que por la diferencia que había con Delfo Cabrera al momento del ingreso, el belga debió haberle sacado más de 500 metros de ventaja. Pero era un muñeco roto, que no podía ni siquiera moverse. Tanto es así que Cabrera le sacaría cerca de un minuto en la meta, ya que gano la prueba con un tiempo de 2h34m5s sobre los 2h35m33s de Gailly, que además llegaría en tercer lugar ya que el británico Thomas Richards llegaría entre ambos con un tiempo de 2h35m07s.
por Eduardo Cumplido Mayrock (Viernes 19 de diciembre de 2014)