Sebastián Jara: Mapocho Río Arriba 2014Mapocho Río Arriba santiago runners Sebastian Jaraper

No subestimes al Mapocho

Resumen_Race_Report_Sebastian_Jaraper_Mapocho_Rio_Arriba_2014Mapocho Río Arriba es el nombre de la carrera que por primera vez se llevaría a cabo en el lecho del río, una iniciativa que pretendía mostrar el saneamiento de las aguas de este, cuestión que no es muy sabida por la comunidad, esa imagen negativa del río que corre por nuestra ciudad, esos estigmas que carga de mal olor y basura que aún no han podido ser quitados de nuestra sociedad. Además remarcar que la carrera contaba con fines benéficos para la fundación Astoreca, así que dos tremendas iniciativas en un solo día: “Perfecto”.

Apenas me enteré de la carera me llamó bastante la atención el hecho de correr por el lecho del río Mapocho, así que recabe información y no paso mucho tiempo entre que pensé la idea y ya estaba inscrito. No le di muchas vueltas a la carrera hasta más o menos una semana antes de esta, donde comencé a revisar la información disponible en la web y ahí fue el primer llamado de atención que la prueba no era tan fácil y simple como pensaba (esto mirando la altimetría del recorrido). Realmente nunca me inscribo en un carrera solamente por “hacer deporte” o “pasarla bien”, está claro que ambas están dentro del por qué corro, pero siempre que voy a una competencia tengo un objetivo, ya sea un tiempo, ritmo, etc. y doy el todo por cumplirlos. En este caso era bastante difícil proponerme un objetivo, ya que no tenía conocimiento de pruebas de este tipo, lo más cercano quizás algunos entrenamientos en el “San Cristóbal”, el  “Aguas de Ramón” o la “Quebrada de Macúl”.

Llego el día de la carrera, el cual para beneficio de la prueba no fue una mañana muy fría, nos juntamos con Paola, amiga y compañera del club “Santiago Runners”, y nos dirigimos al punto de bajada al río Mapocho y nos miramos y decimos “en qué nos metimos”. Ya alistados con nuestros kit de corredores (muy buen equipamiento: mochila, polera y buff) nos encontramos con Manuel, otro amigo que corre con nosotros los fines de semana. A primera vista todo se encontraba muy bien organizado. Bajamos por esa gran escalera ubicada en el puente Pío Nono, y me di cuenta que ya había llegado el momento y que estaba en medio del río Mapocho, si así tal cual suena.

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Ya instalados en la línea de partida me llega un nuevo aviso que la prueba no será nada de fácil, nos indican que existen 2 cruces obligatorios por el rio. Llega la hora de la partida y puntualmente se inicia. Corriendo a buen ritmo el primer tramo, ya que no había prácticamente agua y la superficie eran piedras con cemento, lo que permitía correr a un buen ritmo, pero siempre mirado donde ponías los pies. Llegó el primer cruce por el agua, hay cuerdas para ayudarse a pasar, pero en una fracción de segundos me acuerdo cuando era niño y corría por piedras, agua, barro y me lancé a ésta sin parar y seguí corriendo, una sensación genial de libertad vino a mí y no bajé el ritmo. El segundo paso por el agua fue un poco más complicado y un poco más profundo, había que tener más precaución de no resbalar al pisar las piedras mojadas. El camino seguía y había palos, piedras y arena, todo esto sumado a lo pesado de las zapatillas mojadas. Cada factor sumaba puntos para ir haciendo más difícil la carrera y como no mencionar que todo el camino era de subida. Habían pasos por lugares muy estrechos que se hacía muy difícil correr, pero nunca dejé de hacerlo. Más o menos del Km 6 en adelante el camino era principalmente tierra, arena, malezas secas y muchas piedras sueltas en las cuales había que ser muy cuidadosos para poder correr y no dejar un tobillo en el intento, a esto sumarle que a esa altura corría prácticamente solo con dos competidores más, que sin decirlo nos ayudábamos para no quedar solos en el camino. Cuando ya te habías acostumbrado a la “pista” y faltaba poco para llegar pensando que todo estaba bajo control, te encontrabas con una gran poza de agua estancada y barro, que no existía la manera de esquivarla, y otro recordatorio aquí que no era solo una simple carrera de 10 Km.

Divise la meta y prácticamente no quedaban fuerzas para un remate, pero encontré unos bloques de cemento para correr y lograr un buen ritmo. Cruce el último tramo de agua antes de llegar a la meta e increíblemente se me salió una zapatilla que ni siquiera paré a ponérmela, salí del agua con ella sobrepuesta y cruce la meta. Una sensación de misión cumplida que me llenó de alegría, la sensación de correr por un lugar tan distinto al conocido asfalto me deja un gusto de boca completamente dulce. Una prueba que nunca debí subestimar, bastante dura y técnica a ratos, que hace ganador a todo aquel que cruzó la meta.

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Sebastián, Paola y Manuel

¿Si recomiendo la carrera? Por supuesto que la recomiendo completamente, y es de esperar que se vuelva a repetir, ya que para los que no pudieron vivirla es una experiencia que vale la pena completamente.

Para el anecdotario quedará que corrí más de la mitad de la carrera con una zapatilla sin amarrar, porque me bastó parar una vez para amarrarla, ya que para la segunda no hubo tiempo, y que llegué 15 en la general y 5 de mi categoría. Para mí todo un logro en una disciplina de la cual no conocía mucho.

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Manuel, Sebastián y Paola con sus medallas

Sebastián Jara
Santiago Runners

Fecha de la carrera: Domingo 18 de mayo de 2014

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