Race Report – Maratón de Valencia 2024
El momento que había estado esperando durante un año finalmente llegó. Fueron muchas las madrugadas, los entrenamientos con mi grupo de running FIT y también los entrenamientos solitarios. A veces corría con miedo, especialmente cuando el parque estaba oscuro y solo, o cuando los perros de esas horas aparecían, casi impidiéndome terminar el entrenamiento un par de veces. Pero siempre lo logré. Siempre cumplí con el plan, y eso me hizo más fuerte.
El miércoles comenzó la aventura, junto a dos amigas de mi grupo. Partimos desde Viña, hicimos escala en Bogotá, Madrid, y finalmente llegamos a Valencia. Aunque el cansancio del viaje era evidente, la actitud positiva nos ayudó a agradecer cada pequeño detalle y disfrutar más lo que estábamos viviendo.
Poco a poco, fueron llegando más integrantes del grupo, se sentía la energía positiva, los nervios y la motivación. No sé cómo expresar lo que significa compartir esta experiencia con ellos: Desde el retiro del kit, la cena de pasta, los paseos por la ciudad, y todas las anécdotas que compartimos durante estos días. Sin duda, hubiese sido diferente sin ellos.
¡Y llegó el domingo! El día del maratón
Me desperté antes de que sonara la alarma. Hice algunos ejercicios de movilidad para concentrarme y visualizar lo que quería lograr. Desayuné lo de siempre y estaba lista para salir.
Estar rodeada de buena compañía me dio tranquilidad, a pesar de no estar segura del ritmo al que quería correr ni de cómo responderían mis piernas y mi mente.
Después de una foto con los FIT, un pan con mermelada y el último baño, era hora de encajonarse.
Comencé junto a dos compañeros del grupo con quienes suelo compartir los entrenamientos largos. Me sentía segura con el ritmo al que íbamos. Fuimos buscando espacio y nos esperábamos si alguno se quedaba un poco más atrás.
El plan era correr juntos el mayor tiempo posible, pero no sabía qué sucedería cuando ya no los tuviera al lado.
En un punto de hidratación, miré atrás y vi que me había despegado un poco. Ese era el momento, pensé: «Ya Pachi, ¡a correr tu maratón!».
Empecé a acelerar progresivamente, con el objetivo de bajar el ritmo cada 5 km.
Eso me permitió concentrarme, sabiendo que no podía flaquear, y pensando que, a pesar de la diferencia de hora con Chile, mi grupo FIT me seguía por la app. Tenía que cumplir con lo que me había propuesto.
Sentía que estaba acelerando bien, pero los kilómetros marcados por la organización no coincidían con los que indicaba mi reloj. Creo que con todas las curvas había corrido más, y me preocupaba que mi tiempo real fuera más lento. Traté de hacer cálculos, pero finalmente dejé que mis piernas decidieran el ritmo.
Cuando llegué al kilómetro 18, me di cuenta de que iba más rápido de lo que tenía pensado. Me asusté un poco… me quedaban aún 5 km y tenía que seguir bajando el ritmo. Pero me dije a mí misma: «Tú te pusiste este ritmo, asume, ¡tú puedes!»
Con una mentalidad positiva, pensando en mi familia, los FITs y mis amigos que siempre me apoyan, me sentía fuerte y quería arriesgar.
Aunque mi plan inicial era hacer una maratón disfrutando sin presiones, estaba en Valencia, una maratón rápida, y había entrenado mucho para esto. Un poquito de riesgo no estaba mal.
A medida que avanzaba, me sentía cada vez más fuerte. Sentía que iba adelantando a mucha gente y eso me ayudó a continuar con mi objetivo.
En el kilómetro 31, pasé por una zona con música muy fuerte. Sonaba «Viva la Vida» de Coldplay y la gente gritaba: “¡Vas increíble!”, “¡Eres fuerte!”, “¡Venga Pachi, vas muy bien!” (tener el nombre en el dorsal ayudó mucho a que el ánimo fuera directo a mí). Reaccioné, me di cuenta dónde estaba y todo lo que había hecho por estar acá. Me emocioné y me puse a llorar, hasta que me costó respirar y tuve que controlarme para seguir corriendo.
Al pisar la alfombra celeste vuelvo a emocionarme, ¡ya casi la tenía! Era solo llegar (llanto otra vez), aunque sabía que tenía que seguir controlando esa emoción para poder respirar y aguantar los últimos metros.
Finalmente, crucé la meta. Dejé que la emoción se expresara. ¡Lo había logrado! Había cumplido mi objetivo y, aunque sufrí un poco al final, disfruté la mayor parte del recorrido.
Esperé cerca de la meta a mis amigos con los que había comenzado y a otros del grupo. Verlos llegar y los abrazos después de cruzar la meta me hicieron sentir muchas emociones. La alegría de ese día no se podía ocultar. Sólo quedaba disfrutar del post maratón con quienes me han hecho creer en mí, quienes hacen cada semana más linda y quienes me ayudan a ser mejor: mi grupo FIT y mi no-coach Isa Galiano.
María Paz Cid
Fecha de la carrera: Domingo 1 de diciembre de 2024