Ernesto Aramburú: MDS 2014 (42km)ernesto aramburú mds 2014

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Hola, soy Ernesto Aramburú, triatleta del TYM. A pedido de Rod les comparto mi relato de la maratón de Santiago. Pónganse cómodos porque advierto que quedó bastante largo…

Después de un Ironman Pucón muy sufrido y un poco frustrante por mi trote, acepté el desafío de Rodrigo Cárdenas a bajar las 3 horas en el MDS, aunque debo reconocer que no lo veía muy posible. Mi mejor tiempo era 3:11 en Buenos Aires, con un circuito mucho más plano y habiendo entrenado con más tiempo, pero bueno el TYM no está para pequeños logros, sólo hazañas.

Pronto llegó el primer mail de Rubén (Arias, entrenador del TYM) con el plan y caí rápidamente en la realidad de lo que se venía: 5 trotes a la semana, incluyendo las dolorosas repeticiones 1×1 (1 minuto a 3:40 x 1 minuto a 4:30) y largos que partían con 20k ese mismo Domingo y llegaban a 30k 2 semanas después. Definitivamente, esto iba a doler! Quedaban sólo 11 semanas así que no había otra que ponerse a correr. En esos primeros 10km por Vespucio, con esfuerzo lograba un ritmo de 5:00, así que costaba imaginarse corriendo 42k a 4:15. Todo esto mientras quien nos convocó sacaba pica desde Brasil en sus vacaciones con fotos de playas y cervezas…

10168032_753538734678922_2915972469886981395_nPasaron algunas semanas y tras ser apaleado sucesivamente en la pista por mis compañeros, de a poco iba agarrando ritmo… Hasta que la vida me cambió completamente el 22 de Febrero, día en que nació mi hija.

En un principio su fecha estimada de parto era el 22 de Marzo por lo que había calculado que la pega estaría hecha para entonces, pero ella decidió adelantarse un mes para aprovechar el final del verano. Pasé a dormir 4 horas por noche (con suerte) y las ganas de pasar con ella todo el tiempo posible me hicieron pensar en abdicar, pero al manifestar mis intenciones al grupo fui duramente recriminado por el maestro de ceremonias, quien no vaciló en cuestionar mi compromiso, integridad, valores, honra e incluso virilidad. Ante tamaño amedrentamiento y poder de persuasión me vi obligado a seguir entrenando entre papas y cambios de pañales.

Con el tiempo, el grupo se fue reduciendo en forma drástica por diversos motivos, principalmente lesiones (no todas certificadas), por lo que de los 14 que empezamos sólo 5 llegamos a poner la cara en la Moneda el día de la carrera. Incluso perdimos a nuestra liebre a causa de una fractura por stress, por lo que mantener el ritmo sería una preocupación adicional.

A pesar del frío, la motivación se sentía fuerte en el ambiente, desde el metro plagado de corredores a las 6:30 AM hasta el encajonamiento de la partida previa foto del TYM & amigos. Quedamos bastante apretados (lo que ayudó bastante con el frío) a unos 30 metros de la partida, por lo que no perderíamos mucho tiempo corriendo en el choclón.

Se escuchó el cañonazo y salimos con todo: Roberto «keniata» Fernández, Carlitos «comando» Mazú, Álvaro «sangre de alpaca» Méndez, Panchito «ironkid» Berríos y quien escribe. Los primeros kilómetros volamos a 3:50 o menos por km, aprovechando la bajada y la adrenalina, aunque había que adelantar a bastante gente y esquivar a algunos pasteles que se paraban en la mitad de la calle a revisar que sus relojes tuvieran el gps andando.

Por el km. 3 apareció pedaleando Rubén, más conocido como el «gurú de la larga distancia» para picanearnos hasta la meta acompañado por Marcelo «androide» Cárdenas, quien se tuvo que bajar por lesión pero igual fue a disfrutar viéndonos sufrir. De a poco fuimos ganando algunos minutos de «ahorro» para más adelante y aunque el coach nos recordaba no pasarnos de revoluciones nos adelantamos un poco con pancho y un entrenador del Andes Team (Sebastián creo). Al frente iba un grupo del otro TYM (de Martin Arias), pero al preguntarles su meta nos dijeron 2:50 así que tratamos de no seguirles mucho el ritmo aunque los tuvimos a la vista hasta pasado el km. 15, que cruzamos bajo 1:02.10178141_10152078809959091_611224319_n

  Llegando al km 21 saqué el primer gel pero estuve varios minutos tratando de tragarlo sin perder al grupo, definitivamente me cuesta mucho comer corriendo. Lo bueno es que cruzamos la mitad de la carrera en 1:26, cuatro minutos de colchón que valían oro pero faltaba la parte más dura: 9 kms en subida por Vespucio hasta llegar a Kennedy. A esas alturas las piernas empezaban a doler y cada vez me costaba más mantenerle el ritmo a pancho y su partner, pero se nos pegó otro Andes Team en bicicleta y nos fue grabando por unos 3 kms así que a apretar los dientes y aguantar por el honor de la camiseta.

Finalmente me descolgué por Bilbao y pensé que al menos tendría un par de minutos para soltar un poco antes de que aparecieran los demás, pero de la nada salieron el atacameño, comando y el keniata metiéndole con todo, Rubén y Marcelo escoltándolos atrás. Con mucho esfuerzo me enganché, motivado porque en unos 3 kms mi mujer e hija esperando para vernos pasar (aunque con el frío no estaba seguro). También fueron apareciendo varios compañeros en bicicleta: Nico Livacic, Daniel Vargas y Gonzalo «Chupete» Pérez y en general se veía más gente y se escuchaban gritos de «vamos TYM”. Luego apareció la novia del atacameño, familias y finalmente mis mujeres aguantando estoicamente el frío para alentar, lo que me dio un segundo aire.

El problema fue que ese aire duró menos que un pan amasado en nuestros pedaleos a Til Til y en Escuela Militar ya el cuerpo me estaba pasando la cuenta. Necesitaba urgentemente comer algo o se me iba a «cortar la mayo» (como dice mi amigo Parrita) pero a ese ritmo se veía imposible. Finalmente, saqué un gel y traté de tragarlo pero quedó ahí atascado. Por suerte Marcelo estaba cerca y me pasó una caramayola mágica con Gatorade (y quizás qué otras pócimas) con la que pude pasar el trago y retomar el trote, aunque los demás ya estaban  unos 50 mts. adelante y con ellos veía cómo se me alejaba la meta.

  «¡Vamos, hay que llegar a Kennedy!» me gritaba Marcelo, sin dejar que me rindiera. Me ilusionaba con que de ahí en adelante la bajada se haría fácil, aunque esta era mi 3ra MDS y la experiencia me indicaba otra cosa. Luego se sumó Rubén y Nico, que me acompañarían por turnos hasta el final. Al fin llegó la subida por Francisco de Aguirre (sin duda la cuadra más larga de la maratón), giro y a bajar por Escribá-Bicentenario-Costanera. Por esa altura me pasó una polera fosforescente con 3:00:00 estampado en la espalda, que asumí era la liebre oficial pero sencillamente me fue imposible seguirle el ritmo.

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El dolor en los cuádriceps ya estaba al borde de lo humanamente soportable y la mente se debatía entre mandar todo a la cresta ahí mismo (partiendo por Rubén o Nico según quién estuviera gritándome que faltaba poco) o terminar como fuera aunque quedara tirado en la meta, sabiendo ya que me faltaría un minuto o dos para bajar las 3 horas. Por ahí leí un cartel de renovación de permisos de circulación que decía: «Fácil, Cómodo, Rápido» y lo empecé a repetir como mantra, tratando de convencerme que así era como iba. Al menos adelante aún se veían los demás así que no todo estaba perdido.

Plaza Italia: 2 kms para la meta, vamos que se puede! Adelanto a Álvaro que va dejando el alma en la carrera, un poco más allá a Pancho, pasa el GAM, mucha gente alentando, cerro Santa Lucía: último km CSM! Veo el arco, las bicicletas llegan hasta ahí, ya estoy. No! es el arco de ingreso, la meta está todavía a unos 500 mts., no me queda nada en el estanque y escucho al animador: «se han cumplido 3 horas de competencia». Bueno todavía hay que llegar dignamente, no da para remate pero al menos no bajar el ritmo. Cruzo en 3:01:48. Al otro lado está Roberto y Carlos a quienes les faltó aún menos, luego llegan Pancho y Álvaro. Basta ver nuestras caras: lo dejamos todo en la carrera.

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El grupo llegó finalmente entre 3:00:40 y 3:03:34, todos tiempos suficientes para clasificar a Boston (a ver si alguien se anima). Personalmente marqué 3:01:35, llegando en el lugar 173 de los 3.727 que terminaron. ¿Qué faltó? En mi caso definitivamente una mejor nutrición durante la carrera, dormir mejor, un par de semanas más de entrenamiento planificado, tomar las curvas por dentro, a lo mejor dosificar un poco más al principio. Bueno, fue lo que fue y no hay nada peor que las excusas. Me quedo tranquilo pensando que dejé el 100%, de hecho no recuerdo haber sufrido tanto en una carrera (ni en los días siguientes). Claramente es posible bajar las 3 horas, tendrá que ser en la próxima! Ahora a mentalizarse para la próxima carrera, que el deporte siempre da revanchas.

Gracias en primer lugar a la Jesu (mi señora) que aguantó mis arrancadas a entrenar e intentó cuidarme el sueño en lo posible los días previos a la carrera, a Rodrigo por plantear el desafío y tenernos sufriendo 12 semanas, a los que entrenaron con nosotros y quedaron en el camino (en especial a Andrés Cea que hizo todo el entrenamiento y finalmente no pudo venir desde Pucón), a Rubén por la planificación y por sobre todo a los que nos apoyaron y no nos dejaron aflojar nunca: el mismo coach, Marcelo, Nico, Daniel, Chupete, Pinto, etc.

Grande el TYM!
Un abrazo,
Ernesto.

Fecha de la Carrera: Domingo 6 de abril de 2014

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