«Si he de vivir que sea timón y en el delirio».
Mario Santiago
El próximo 13 y 14 de agosto se realizará en Argentina el campeonato sudamericano de Trail Running (TR). Siendo entrenador de siete representantes chilenos, parte de mi metodología de trabajo es entregarles información valiosa para un correcto plan de entrenamiento. La experiencia me ha mostrado que, además de prescribir cada carga de trabajo, existe un abismo entre lo escrito y lo que realmente ocurre en la vida de un atleta de elite. Las he definido como las limitaciones intangibles que se van descubriendo cuando existe comunicación y la captura de datos medibles con el deportista.
Además, desde hace un tiempo observo que la periodización clásica que conocemos los entrenadores, basada en macrociclos o planificaciones sobre 20 días, no se ajustaban a todos mis atletas, debido principalmente a limitaciones de tiempo y a cuestiones “emocionales” de cada deportista.
Al estudiar distintos métodos de recuperación para el deportista, mi atención se basó en los Microciclos (7-9 días de planificación) para conseguir mejores resultados a nivel cardiovascular. Pero, al mismo tiempo, seguía siendo perplejo con respecto a su efecto fisiológico, buscando el equilibrio entre el desnivel acumulado, su intensidad y volumen que cada sujeto realizaba semanalmente.
Sabiendo que esta disciplina deportiva también ha motivado el interés científico. Son tres intereses de estudio que a menudo reviso para contrastar mis ideas: El rendimiento competitivo, la salud de los participantes y sus motivaciones.
Empecé a prestarle atención a esta última línea de investigación, solicitando a mis atletas que tuviéramos diálogos frecuentes sobre sus fracasos en diversos ámbitos de su vida, así como el aprendizaje que identifican de cada uno de ellos. De mi formación militar, aplique un modelo de lecciones aprendidas que después de cada competencia dejábamos por escrito sus “experiencias vividas” registrando sus apreciaciones y dando respuesta a tres interrogantes: ¿Qué sucedió?, ¿Por qué sucedió? y ¿Cómo mejorarlo? Esos manuscritos los volvíamos a leer para los eventos sucesivos y verificábamos la hoja de ruta. Así, quedaban registradas desde sus experiencias de alimentación, motivaciones, estrategia elegida y esas poderosas imágenes que surgen en momentos de inmensidad o ternura de la noche. Pero además, quedaban descritas con la sensibilidad de estos seres que pasan horas y días al amparo del sudor.
Después de 10 años como entrenador en este tipo de deportistas, el material que fui analizando me ha entregado una información interesante de compartir. Pareciera ser que el atleta de elite estaría determinado por las interacciones personales (su infancia), la tarea (carga de entrenamiento) y del entorno (sociocultural). Lo anterior, es el resultado empírico de mi trabajo de campo. Pero, existiendo consenso en la literatura que el perfil aficionado del corredor de TR sería el de un hombre o mujer, entre 36 y 50 años (en una etapa en la que la carrera profesional se encuentra estabilizada), que vive en pareja con hijos, y reside en el ámbito urbano. Pertenece a la clase media-alta y prefiere la práctica en solitario y sin entrenador, habiendo participado previamente otras modalidades deportivas (1). Sin embargo, para el atleta de elite el asunto, pareciera ser, diferente.
En conversaciones informales con otros entrenadores de la elite latinoamericana en TR, muestran que muchos de sus atletas exitosos surgieron de los suburbios más desfavorecidos de sus regiones de origen, y gran parte de ellos solían improvisar sus propios recorridos en el campo o zonas rurales donde crecieron en entornos no estructurados, como los caminos cordilleranos.
En concreto, estimo que las habilidades motoras, cardiovasculares y cognitivas estimuladas desde la infancia podrían tener una relación con el entorno geográfico y sus limitaciones culturales, propias de nuestro país. En otras palabras, un atleta de elite en TR, además de ser clasificado con una serie de características fisiológicas, pareciera tener una vinculación sociocultural, incluso de sus culturas prehispánicas, las que podrían ser relevantes a la hora de caracterizarlos, entenderlos y prescribirles cargas de entrenamiento.
Desde mi experiencia como entrenador, el entendimiento de las limitaciones físicas del entorno ha permitido acercarme a sus restricciones intangibles, esas variables que no podemos medir. Por ejemplo, su infancia, relaciones laborales, familiares, amores y desamores, utopías y sueños no formalizados y estructurados, que, al final del día, son los motores que mueven a estos seres capaces de hacer lo que harán, al representar a nuestro país en el próximo campeonato sudamericano de Trail Running.
Claudio Nieto, Doctor en Ciencias del deporte
1) Cervero, V. B., Muñío, C. M., Trigo, E. P., & Arqué, I. A. (2014). Comparación de los perfiles de corredores de carreras populares y corredores de carreras por montaña. Crisis, cambio social y deporte, 97.
Martes 9 de agosto de 2022