Race Report Ultra Machu Picchu 100 km
Me llamo Catalina Alegría y hago ultramaratones desde hace 3 años y medios. Lamentablemente, el año pasado perdí completamente la motivación de competir (y nunca me ha gustado mucho tampoco). De todos modos, siempre sentí que correr 100 kilómetros es algo que alguien debe poner en la checklist de “locuras por hacer antes de morir”. Anhelaba correr esta distancia pero de forma escandalosa. Necesitaba que me pareciera tan desafiante, que me obligase a entrenar muchísimo sin excusas.
En septiembre me comentaron de esta carrera y me pareció súper interesante. Ya había estado en Machu Picchu hace 4 años con amigos (Yuz y Tolosa) y la verdad es que me había encantado. De pasada, aparte de ser 100 km era en altura, lo cual lo hacía más inalcanzable. ¡Soy pésima en altura! Esto me obligaría a salir completamente de mi zona de confort.
Desde noviembre me prometí correr 5 veces por semana. Si no lo hacía, era porque realmente no iba a poder cumplir nada de lo que me proponía. Complementé esto con algunas idas a visitar al psicólogo deportivo Rodrigo Cauas (sí, soy un desastre. No tengo cabeza). Estaba entrenando casi con calcetín chilote y ropa cero técnica, así que busqué alguna marca que me apoyara. Me encanta Tatoo y por fortuna me abrieron las puertas, lo cual fue una doble motivación. Pasé a ser embajadora de la marca y me fui equipando pensando en que estaría corriendo desde los 1.890 msnm hasta los 4.700 msnm y probablemente con lluvia.
La previa
Este año entré a hacer un magister de emprendimiento. Por no faltar, tuve que cambiar mis pasajes 2 veces, además de tener muchos problemas antes de partir. Soy un poco supersticiosa, así que pensé “me voy a morir allá o definitivamente me voy a caer rodando por el Huayna Picchu”.
Llegué el viernes a Cusco y la carrera partía en menos de 24 horas. Regalaron buffs, un bolso deportivo muy bueno y la polera. Nos trasladaron a Mollepata, tardando como 2 horas y 30 minutos en bus, donde ya iba gente apunada. Hicimos un grupo de whatsapp de chilenos, así que fue muy entretenido ir todos juntos.
Después de hacernos un show de baile, interactuar con la comunidad y comer demasiado rico (todo venía incluido. Nos metieron comida hasta por sonda), nos repartieron en diferentes casas para dormir. Recuerdo que dormí 4 horas y me espantó la idea de ver que estaba lloviendo ya a los 2.800 msnm.
Nos revisaron todo el kit, lo cual me dio más confianza. 10 minutos antes de la partida se me rajaron las calzas (parece que estoy un poco gordita), así que fui rápidamente a cambiarme y llegué justo a las 2 am.
La partida
Recuerdo haber sentido muchas veces esos nervios de la partida, pero esta vez fue mucho más emocionante. Estaba repleto de banderas de muchos países. Realmente no sabía qué me esperaba. Mi estrategia fue ir a un ritmo sólido en la subida, porque si me apunaba, necesitaba que ese lapsus de tiempo fuese lo más corto posible. A pesar de que estaba lloviendo, el pantalón de agua me daba calor, así que me lo saqué. Gran error porque ya a los 3.500 msnm estaba mojada entera. Me empezó un sueño terrible a los 3.800 msnm, así que comencé a comer mis geles con cafeína. Se veían las montañas repletas de nieve y el frío se hacía insoportable.
Fui la primera en llegar a la cima (6ta general), pero aún no llegaban los banderilleros, así que nos hicieron dar vueltas por todos lados (4.500 msnm). Obviamente me alcanzó la 2da. También estaba el corredor chileno Seba Hurtado en ese grupo. Nos anotaron los tiempos, pero sin claridad de nada y ya habían mandado a bajar a muchos corredores, lo cual nos hizo perder muchas posiciones. Recuerdo haber sentido una gran frustración.
Nos hicieron bajar a 3.500 msnm aproximadamente para volver a subir a los 4.700. Este error realmente me hizo muy mal. Me apuné y el sueño se hizo demasiado fuerte. Me sentí muy triste de ir tan mal recién como en el kilómetro 30. Me pasó otra corredora. Al llegar a la cima, estaba saturando 66. Me tuvieron que poner oxígeno y alcohol en la nariz. También apareció un chamán con un péndulo (ellos son muy creyentes) y yo no estaba entendiendo nada, si me estaban hipnotizando o qué.
Descenso hacia la victoria
Comenzó la bajada y de a poco me fui recuperando. Logré pasar a la 2da, pero desde el km 44 fui sintiendo los estragos del frío de la noche (tengo problemas con mis riñones cada vez que paso frío), así que sabía que podría volver a perder esa posición.
Fuimos juntas hasta el km 62. Realmente me sentía muy mal del riñón (de piernas estaba súper, aún), pero no podía parar de pensar en lo mucho que me costó llegar ahí, en todo lo que tuve que postergar, en lo que entrené con Cindy y mi team, en cuanto me iba a decepcionar de mí misma si desistía. Me propuse darle una medalla a Chile y eso fue lo que me animó a seguir.
A todo esto ¡jamás vi carrera con paisajes tan lindos! (y eso que he estado en unos lugares muy mágicos). Vino un km vertical en altura. Vi mariposas de colores, mil piés negros de patas rojas, muchas flores entre los ríos. Iba soñando con una Coca Cola y justo tenían en la cima. Fue una inyección de energía. Ahora “sólo quedaban” 35 km.
Iba convencida a terminar, ya había pasado lo más difícil. Al llegar al segundo checkpoint de la hidroeléctrica, nos informan que un tramo se cortaría por evitar peligros con el tren de Machu Picchu. Nos dirigimos hacia Santa Teresa donde estaba la meta.
Con el error de la primera parte y considerando que eran más de 100 km (entre 102 y 105), el corte sólo generó que fuesen realmente los 100. Me encontré nuevamente con el Seba y compartimos los últimos kilómetros hasta que él se adelantó. A 400 metros de la meta, los niños de Santa Teresa nos daban la mano y nos llevaron a la meta corriendo. Fue realmente muy bonito. ¡No podía creer que había terminado! Me quedé un momento en la meta viendo como familias, parejas, extranjeros que viajaron solos, pero que alguien los ayudó en ruta, se abrazaban emocionados.
Esos llantos de emoción son tan potentes. Esta carrera se ganó el corazón de todos.
Catalina Alegría
Trail Runner
Miércoles 29 de marzo de 2017