Balkiria Velásquez: “Este deporte se trata de amistad”#MaratónNuevaYork #NYCMarathon #RaceReport

Race Report Maratón de Nueva York 2023

A las 4:00 am suena el teléfono programado para despertarme. Como tantas veces lo había hecho, me despierto con esa sensación de que llegó el día que esperamos. Llegó el día luego de muchas mañanas de entrenamiento, largos interminables, km recorridos, planes y estrategias revisadas. Mi ropa, mi bolsita y mi alimentación me esperan listas. Como siempre, la noche anterior dejé todo a mano para que ningún detalle se me escape. Sin embargo, esta no es una maratón más. Esta vez me despierto para correr New York, la Maratón que me va a llevar a completar el circuito de las Six Majors.

También es la maratón con la que mi cerebro se desbloqueó hace unos años, cuando conocí un amigo que la iba a correr y pensé… ¿Por qué yo no? Pasó un buen tiempo desde esa conversación, pero aquí estamos. A horas de correr NY Marathon inevitablemente me acuerdo de Berlín, mi debut en las majors, una carrera que me dejó una sensación rara, un circuito hermoso pero una experiencia muy solitaria.

Vuelvo a este momento y digo… “solo 42km me separan de mis medallas”. Hoy (a diferencia de Berlín) es distinto, hoy venimos en equipo, para algunos esta será su primera major, para otros el half way point, para mí, el término de una etapa.

Me preparo, nos juntamos en el lobby del hotel: Dani, Javier, Feli, Vale y yo. Nos vamos y por fortuna todo fluye: taxi, ferry, bus y llegada a villa. Hacemos un minicampamento los cinco, nos reímos, estamos nerviosos y esperamos nuestro momento. Nos sacamos una foto felices, porque, aunque sabemos que en algún minuto tendremos que luchar, somos privilegiados de estar aquí, de tener tiempo, salud, familias que acompañan y la oportunidad de correr en esta ciudad hermosa. Privilegiados también, y porque no decirlo, porque tenemos el temple de entrenar esto, porque tenemos esa disciplina y la convicción de que esto es lo que nos gusta y sabemos que la suma de costos / beneficios es positiva siempre.  Va llegando el minuto de irnos separando, nos abrazamos, “nos vemos en la meta” nos decimos. Me siento muy emocionada por momentos, porque esta es como la última canción.

New York para mi es la tercera maratón del año. Partí en Tokyo, seguí en Chicago y cierro este año con esta ruta desafiante. En ese contexto tomé la decisión de correr como pacer con una gran amiga que debutaba en el circuito de las majors. Mi querida amiga Vale. Llega nuestro momento, nos abrazamos en la partida y me emociono más, porque creo que luego de 12 maratones, he entendido que este deporte se trata de amistad, de lazos, de recuerdos con los compañeros de ruta que son más importantes que el tiempo que hice en cada carrera. Nos saluda un cielo despejado y un sol exquisito… largamos.

Mi primera impresión es la inspiración que significa cruzar el primer puente, por fin estamos aquí. Nos recibe Brooklyn con avenidas gigantes y un público ruidoso. Me siento feliz y siento que ya ganamos. Por momentos la ruta de hace trabada, mucha gente en el camino y un público que cada vez más se hace notar. Pasados los 10 km pienso: “¡Esto es insane y me encanta!”

Nos esperan amigos en la ruta y en cada punto que acordamos, estoy atenta a verlos, los encuentro, identifico la bandera y la adrenalina se dispara. Para quienes hemos tenido la suerte de tener barra en el camino, sabemos lo que eso significa y cuanto nos ayuda a seguir.

Llegamos a la mitad de la carrera y empezamos a re-pensar el plan. Las sensaciones de mi amiga no son las mejores ¿A quién no le ha pasado? ¡No importa! Seguimos.

Me saco el sombrero de pacer y me pongo el sombrero de soporte en ruta, vamos que vamos. En la dificultad de la carrera tenemos que ser capaces de absorber la energía del ambiente y hacer que juegue a nuestro favor. La temperatura no nos ayuda, hace mucho calor y el viento brilla por su ausencia, pero es una maratón tan bien organizada que tienes agua, fruta, geles y puntos de atención en el camino. Mientras tanto, el público sigue desatado, nos tiran confeti, burbujas, nos gritan por nuestros nombres, nos sentimos unas gladiadoras y seguimos pasando puentes.

Pasamos por el km 35 y nos acercamos a la meta, comenzamos ese descuento mental que creo que todos hacemos y nos ayuda a seguir. Nos acercamos al Central Park y vamos retomando el ritmo, el tiempo no importa, lo que importa es quedarse con una buena sensación, porque el camino es largo cuando tenemos objetivos desafiantes. Cruzar la meta es un hito, pero seguir entrenando y enfrentando esta distancia es un largo camino que hay que atesorar y cuidar de las malas sensaciones y pensamientos.

Nos queda milla y media y de nuevo nos encontramos con nuestra barra favorita Pancho y Tamy… que creo que ya no tienen voz, pero nos gritan como si fuéramos ganando. Nos volvemos a llenar de energía y la picamos jajaja. Vemos la meta y apuramos más, cruzamos la meta, brazos arriba, misión cumplida y un abrazo emocionado e infinito. Vale terminó su primer major y yo terminé mi último major, un hito para ambas, un recuerdo que nos une.

Vamos por nuestras medallas, las recibimos, nos felicitan y al poco andar me encuentro con la carpa de Abbott. Llego el momento, pienso. Recibo mi Six Major contenta, me siento feliz de cerrar este circuito y por momentos también aliviada, a veces se hizo un poco intensa esta carrera por completarlas. ¡Nadie me apuraba, pero bueno!

Pienso en las majors que corrí, pero inevitablemente me acuerdo de las “otras maratones” que corrí y que añoro tanto como estas: Santiago, Sacramento y mi querida LA Marathon que me llevo a clasificar a Boston. Mis pensamientos al recibir mi medalla están llenos de recuerdos, mi querido coach Mauro Siefert que me exige, pero por sobre todo me tiene más confianza que la que me tengo yo, mis amigos… esos amigos que gané en esta ruta, los que me dicen: “Saquemos las series juntos”, los que me escriben en la noche para saber que me toca entrenar al día siguiente, los que me preguntan por qué no llegué al entrenamiento en la mañana, los que desde lejos me siguen en la app.  

Cuando partí corriendo, algo que me gustó de este deporte es que pensé que era un deporte individual: “No dependes de nadie para practicarlo”, pensaba. Creo que estaba muy equivocada. Lógicamente puedes entrenar sola, pero los partners son vitales, te desafían a mejorar, te ayudan a ganarle a un mal día y te alientan a ir por más.

Con NY se cierra un ciclo para mí y mi foco ahora será descansar y recomponer para volver más fuerte. Mi próximo desafío está en análisis, pero sin duda será una nueva maratón.

Me despido de NY con la mejor sensación y recuerdo. Con la certeza de haber cerrado una etapa, pero por sobre todo profundamente agradecida de haber encontrado esta pasión en mi vida. Espero que en este camino haya alentado a más de alguien a agarrar las zapatillas y ponerse en movimiento. Si eso ocurrió, otro check esta cumplido, porque fue así como yo partí y no tengo palabras para decir como eso cambio mi vida.  

Balkiria Velásquez

Fecha de la carrera: Domingo 5 de noviembre de 2023

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