Adrián Rodríguez: Córdoba, maratón en el centro de ArgentinaMaratón de Córdoba

Race Report: Medio Maratón de Córdoba (Argentina)

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Paulina, Pamela, Carlos y Adrían

En febrero, mi amigo Carlos Gallardo me comenta que en mayo hay un maratón en Córdoba, que el pasaje estaba barato (U$48 + tasas), que queda a hora y media en avión y podemos viajar hasta el mismo sábado previo a la carrera. Decidimos embarcamos en esta aventura con mi señora Paulina y Pamela. Los cuatro rumbo a la segunda ciudad más grande de Argentina.

Lo primero que llamó la atención fue lo caro de la inscripción, U$75 fuera maratón o 21K. Es lo más caro que he pagado por un medio maratón en mis once años de runner. Además pedían certificado médico sin excepciones, si no contabas con uno te enviaban a un consultorio cercano a la Expo para obtenerlo, lo que habla de la seriedad con que la Fundación Ñandú se toma la organización de este evento. Todo un aval, pensando que han sido los organizadores históricos del maratón más grande de Sudamérica: Buenos Aires.

Nos alojamos en hoteles de la organización a menos de una cuadra de la partida/meta en el elegante sector de Paseo del Buen Pastor con buenos restaurantes, cafeterías, teatros, museos, etc.

La mañana del domingo tocó fresca, con 10ºC y nublado, ideal. Hicimos un trote de calentamiento por el primer kilómetro del circuito y notamos una no despreciable pendiente. Recordé el slogan de la carrera: “el maratón más duro de Argentina” y lo ondulante de las calles de la ciudad cuando íbamos en el taxi rumbo al hotel desde el aeropuerto. Resulta que Córdoba no es pampa, está ubicada en la sierra argentina, con cerros y terreno muy irregular.

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El evento tiene tres distancias que parten a horarios diferenciados, todas con circuitos diseñados estratégicamente para no toparse en ningún momento, de hecho primero largan los 21K, luego de cinco minutos el maratón y tras 20 minutos el 10K.

Nos encajonamos con Carlos en la segunda fila tras los elites (Paulina se puso más atrás) y a las 7:40AM comenzamos a correr ese empinado primer kilómetro para luego bajar los dos kilómetros siguientes recorriendo el centro histórico cordobés con muchas curvas cerradas y calles estrechas. Carlos que está en pleno entrenamiento para el maratón de Rosario apuntaba a 1:26’ y yo que solo he estado haciendo periodo base apuntaba entre 1:30’ – 1:32’ (más aún tomando en cuenta que en la MDS había hecho 1:30:01).

Al correr de los kilómetros hubo dos factores clave: Carlos se me alejó 200 metros -lo mantuve “a tiro” en todo momento- y no pesqué el GPS, me fijaba en el pulso pero no en los registros de ritmo. La ecuación era simple: mientras menos se me alejara Carlos más cerca de romper la hora y media estaría.

En el 4K llegamos a la ribera del río Surquía, la que corrimos río arriba hasta el 10K. Cada vez que uno cruzaba bajo uno de los múltiples puente había un fuerte badén de uno trescientos metros, cada uno iba machacando los cuadriceps en la bajada y los gemelos en la subida. Parecía un trail de calle. Me mantuve enfocado en apretar en las bajadas y mantener el esfuerzo aumentando la cadencia en las subidas. Cuando cruzamos el río en Sagrada Familia para la vuelta, ya había acortado la distancia a unos cien metros. En el kilómetro 18 pillo a la dama líder y me fijo que Carlos iba a 50 metros. Motivación a mil, trato de acortar distancias cuando en el penúltimo kilómetro enfilamos por la Av. Poeta Lugones, una atroz pendiente de +5% en que subimos de 386mt a 444mt de altura. Allí me acerqué a veinte metros de mi compadre y sabiendo que bajar de 1:29 era un hecho. Sentí una dosis de adrenalina justo cuando venía la bajada de -2,7% del kilómetro final.

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“¡Acá te pillo Charlie!” me dije y apreté, pero Carlitos venía dándose palos con un gigantón que le fue chupando rueda por varios kilómetros y no lo iba a dejar ganar. No podía acortar la distancia, cuando a falta de 200 metros veo un cronómetro oficial que marcaba 1:26:32. Se me cayó la boca y comencé a babear pensando en quebrar la barrera de 1:27’’ le metí con todo, pasé a un chico, luego a 100 metros veo al Gigantón y me acerco a Carlos “¡capaz que hasta le pueda ganar a Carlitos!”, no lo podía creer, pulmones ardiendo y piernas a toda capacidad y en ese momento… la meta, 1:27:09 a un segundo de Carlos y tras el gigantón.

Carlos se dobla, le ponen una manta y me voy encima de él, en parte para sorprenderlo, en parte porque venía raja y necesitaba apoyarme para no caer. Él no atinaba, no me vio nunca venir. Yo estaba impactado por haber logrado bajar mi PR en 1 minutos y 6 segundos en un circuito muy técnico, que requiere mucha potencia muscular, habiendo entrenado puros trotes aeróbicos de hasta 85 km semanales y ese último kilómetro aprovechando la bajada lo corrimos a 3:20min/km, ¡los últimos 100 metros en 15 segundos!

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Nos congratulamos y reímos un buen rato, estábamos muy contentos con nuestra carrera. Nos reunimos con Pamela para luego ir a buscar a la Pauli a trote suave aprovechando soltar y conversar, especulando que sin esa subida bajábamos de 1:27.

Córdoba resultó ser un reto y una enorme sorpresa, una inyección de confianza para los tres. Salimos a celebrar al almuerzo después de una siesta y finalizamos en la noche bebiendo una excelente champaña en la terraza de un restobar mientras veíamos bailar tango a un club de baile del barrio en el Boulevard San Juan. Esta resulta una muy buena alternativa para los corredores nacionales, por la cercanía, conexión y valores. De hecho la corrimos 9 chilenos, dos en el difícil circuito de maratón.

Adrián Rodríguez
Santiago Runners

Fecha de la carrera: Domingo 8 de mayo de 2016

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