Los X Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932 fueron el escenario donde llego a su cúlmine la carrera del argentino Juan Carlos Zabala, a quien apodaron como “El Ñandú Criollo”.
Juan Carlos Zabala había nacido en la ciudad argentina de Rosario, el 11 de octubre de 1911. Quedó huérfano desde muy pequeño, criándose en el Reformatorio de Marcos Paz, donde aprendió a correr largas distancias, enseñado por su profesor de educación física, Alejandro Stirling. Él fue quien lo llevó a competir primero en colegios, cuando el joven de apenas 15 años tenía tiempo de burlarse de sus rivales, hacerle gestos y hasta tocarlos para luego escapar hacia la meta en soledad.
Al cumplir los 19 años viajó a Checoslovaquia para enfrentar a rivales de jerarquía. En su primera carrera obtuvo un confortable tercer puesto y en la maratón se quedó con la primera posición, igualando el récord europeo de aquel momento.
Hasta 1928 las Maratones Olímpicas habían sido ganadas por europeos de 30 años y más, y que decían que era un error partir en primer lugar la carrera.
Zabala rompió en los JJOO de Los Ángeles de 1932 con esas tradiciones, ya que con apenas 20 años y arrancando por delante de sus rivales, el argentino llegó con una ventaja de 20” sobre el británico Samuel Ferris (2h 31´55”) y obtuvo el oro con un tiempo de 2h 31′ 36”.
El tercer lugar fue para el fines Armas Toivonen, quien completo el recorrido con un tiempo de 2h 32´12”.
A pesar de estar los siguientes dos días sin apoyar los pies y postrado en una cama durante 24 horas, Zabala tuvo tiempo de festejar el triunfo en Hollywood. El atleta estadounidense, Jesse Owens, lo invitó a la ciudad del cine americano y le presentó a la famosa actriz Ginger Rogers.
En los siguientes Juegos Olímpicos, los de Berlín 1936, Zabala obtiene el 6º lugar en 10.000 metros, pero al abandonar en la Maratón, no puede defender su título de Campeón Olímpico.
Zabala decidió quedarse en Alemania un tiempo y allí se recibió de piloto y profesor de educación física.
Finalmente, el 24 de enero de 1984, “El Ñandú Criollo”, como lo apodó el diario Crítica, dejó de correr para siempre y sus pasos quedaron marcados en la eternidad del atletismo argentino.
por Eduardo Cumplido Mayrock (Viernes 20 de marzo de 2015)