Vaya pregunta, ¿eh? Pues un runner es una persona que corre, así de simple. Lo que pasa es que los corredores tenemos unas características muy específicas que se resumen en tres palabras: Somos buena gente. Sí, somos buena gente por definición, porque somos personas sanas y vitalistas, con un puntito competitivo y aventurero, trabajadores, disciplinados, esforzados, tenaces, luchadores… Y también solidarios, porque nos gusta ayudar a los que corren con nosotros —igual que nos gusta que nos ayuden cuando lo necesitamos—; honrados, porque practicamos un deporte que no se presta (casi nunca) a la trampa; humildes, porque cuando no conseguimos un objetivo sabemos que el único camino es seguir intentándolo… En fin, ya digo, buena gente.
Pero el camino del runner hacia el reconocimiento social no ha sido fácil. Porque ahora muchísima gente corre y a nadie le sorprende. Pero, ¿y hace unos años? Mi padre corría allá por los años 60. En su barrio le llamaban “José el que corre”, porque era el único que corría en todo el vecindario. Y claro, los vecinos y conocidos le miraban con extrañeza, casi con lástima. “¿Pero adónde va este desgraciao con tanta prisa?”, comentaban. Ay, cuánto le debemos a pioneros como mi padre.
Los de mi generación lo tuvimos algo más fácil. Yo empecé a correr en 1990. Y todavía había gente que me consideraba un chalado, pero es verdad que los runners empezábamos a ser más numerosos.
Hoy, los runners hemos conquistado el mundo, miles de personas martillean el planeta a golpe de zapatilla, los parques y caminos están llenos de personas que trotan, somos parte habitual del paisaje, ya no se nos mira con extrañeza, sino con naturalidad, e incluso con envidia. Y el runner ya no debe esconderse, ahora nos mostramos por todas partes, nos enorgullece sentirnos parte de este movimiento y presumimos: “Yo corro.” Unos son más rápidos y otros más lentos; unos entrenan muchos días por semana y otros pocos; unos hacen tiradas de 20 kilómetros y otros se lo toman con calma y hacen 3 ó 4, no necesitan más.
¿Ven? Al final, a fuerza de tozudez, que es una virtud específica de los runners, hemos acabado por convencer a medio mundo de lo satisfactorio que es correr. ¡Arriba los PowerRunners!
Javier Serrano
Corredor, periodista y escritor
Más reflexiones de este estilo en su libro 42 reflexiones y 195 metros.
Miércoles 6 de agosto de 2014