Race Report – Maratón de Tokio 2025
La sorpresa que cambió todo
Estaba segura de que después de Chicago 2024, me tomaría un merecido descanso. Menos kilómetros, más relajo, y sobre todo, más tiempo con mi hijo. Pero la vida tenía otros planes.
Una mañana cualquiera, abrí mi correo y ahí estaba: “¡Felicidades! Has sido seleccionada en la lotería del Maratón de Tokio”.
Silencio. Releí el correo. Volví a releerlo. ¿Qué? ¿Yo? ¿Tokio?
No pasó ni un minuto y ya estaba llamando a Marcelo, quien, casualmente, en ese momento estaba entrenando con Gutikine y Marcos Fernández, quienes lo primero que dijeron fue “tiene que ir”.
La parte más difícil: Dejar a Facu en casa.
Correr un Major no es solo un desafío físico, también lo es emocional. Y esta vez, mi miedo más grande no era la carrera, ni el jet lag, ni la distancia. Era dejar a mi hijo.
Facu tiene 5 años, y la idea de separarnos por tanto tiempo me tenía con el corazón apretado.
¿Podría soportar tantos días sin él? ¿Cómo lo iba a manejar? Pero por ahí leí,
“A veces el miedo más grande no es el maratón, sino atreverse. Y ya sabes que cuando te atreves, lo logras.” Y eso hice.
La preparación: Un plan distinto para un desafío inesperado
A diferencia de Boston y Chicago, esta preparación no comenzó con kilómetros, sino con pesas.
Después de Chicago, Marcelo y Felipe Molina (nutricionista) decidieron que noviembre y diciembre fueran exclusivamente de musculación. En enero, volvimos a sumar kilómetros, pero con un enfoque claro: menos volumen, más eficiencia.
El objetivo no era ir a romper marcas, sino llegar entera y disfrutar el viaje. Y con cada entrenamiento, cada ajuste en la nutrición, cada conversación con el equipo, Tokio dejó de ser un desafío imposible y empezó a sentirse más real.
Cruzando el mundo por 42K
El lunes en la tarde comenzó el viaje más largo de mi vida, dejando armado lo que es trabajo y vida de madre, emprendí la aventura:
Temuco → Santiago.
Santiago → Brasil → Canadá → Japón.
Tokio → Perdidos en el metro por horas.
El Jet Lag fue brutal. Doce horas de diferencia, días sin dormir bien y un cerebro confundido entre qué día era y qué tenía que hacer. Lo intentamos combatir, pero al final, el cuerpo igual lo siente.
Pero ya estábamos en Tokio. Y el sueño estaba a punto de convertirse en realidad.
Día de la carrera: El momento de atreverse.
Desde que llegamos a la largada en Shinjuku, todo fue perfecto: organización impecable, voluntarios sonrientes, un ambiente de carrera completamente distinto a cualquier otro Major.
El disparo de salida y… ¡a correr!
Pasar por el Palacio Imperial me hizo sentir dentro de una historia milenaria. Asakusa y el Templo Senso-ji nos envolvieron con su energía. Ginza brillaba con su modernidad y un público entregado.
Los primeros kilómetros fueron perfectos, pero en el km 20 llegó el golpe que temíamos: el Jet Lag. El desafío real: Cuando el cuerpo pide descanso y la mente y el corazón lo empuja.
El cansancio se acumuló de golpe. El cuerpo pesaba, la cabeza pedía una cama en vez de asfalto y cada paso se volvió un poco más difícil.
Respiré. Seguí. Me apoyé en el público, en el plan de hidratación, alimentación y en cada corredor a mi alrededor. A momentos mi mente estaba con quienes me seguirían desde a la aplicación, sin duda en cada pórtico pensaba en los que estaban en Chile.
Los últimos kilómetros fueron eternos, pero cuando vi la meta en la estación de Tokio, todo cobró sentido.
¡Tercer Major en la mochila!
Reflexión: Atrévete, aunque el miedo esté ahí.
Si algo aprendí en este viaje, es que los miedos no desaparecen, pero eso no significa que deban detenerte.
Tenía miedo de no estar lista, pero la preparación hizo su trabajo. Tenía miedo del jet lag, pero la cabeza fue más fuerte. Tenía miedo de dejar a Facu, pero ahora tengo una historia que contarle sobre atreverse a lo desconocido.
Si estás pensando en correr un Major y dudas si puedes hacerlo, te digo esto: Atrévete. Porque cuando cruzas la meta, te das cuenta de que siempre pudiste.
Tres Majors completados. Tres ciudades inolvidables. Y ahora… el camino sigue.
Desde Temuco hasta Tokio, este maratón fue más que 42K: Fue la prueba de que, con un equipo, familia y amigos incondicionales, con confianza y con la decisión de atreverse, los límites dejan de existir.
Carolina Soto Coloma
Fecha de la carrera: Domingo 2 de marzo de 2025