-Título original: 10 Tips for choosing athletic shoes
Autor: Christina Frank
Traducido por Rod Ballivián-
Elegir una buena zapatilla puede hacer toda la diferencia en una caminata o en un trote. Si eliges la equivocada puedes terminar con calambres en las piernas o con los talones adoloridos. Por lo general, encontrarás a personas especializadas en esto en las tiendas de deporte, pero aquí te damos algunos datos para que vayas un poco adelantado al momento de la compra.
No uses la misma zapatilla para varias cosas. Las que son para caminar son mucho más duras, y las que son para correr, más flexibles, con mucha más amortiguación para soportar mayores impactos.
Conoce tu pie. Una de las formas para saber qué tipo de pie tienes es hacer la “prueba mojada”. Para eso, moja tu pie y ponlo sobre un papel craft (café) y dibuja el contorno.
– Si tu pisada muestra toda la planta del pie con poca o nada de curva en el interior, significa que tienes un arco bajo o pie plano, y por lo tanto, una pisada sobre-pronadora, es decir, que el pie rota hacia adentro. Esto puede crear más uso en la parte exterior del talón y en la parte interior del ante pie. Para esto debes buscar una zapatilla con “motion control” y máximo soporte.
– Si la pisada muestra sólo una parte de tu ante pie y talón con una angosta conexión entre los dos, tienes arcos altos y tiendes a la supinación, que quiere decir que tu pie rota hacia afuera. La supinación causa que se desgaste el borde exterior del talón y el dedo pequeño del pie. Busca una zapatilla flexible, acolchada y con una suela blanda.
– Sabrás que tienes un arco neutro si la pisada tiene una curvatura normal en la parte interior. En este caso, te recomendamos una zapatilla que de estabilidad, es decir, que tenga una mezcla entre amortiguación y soporte.
Mide tus pies frecuentemente. Es un mito que los pies no cambian de tamaño cuando eres adulto. Sí lo hacen, por lo que debes medirlos por lo menos 2 veces al año. También ten en cuenta que las tallas pueden variar dependiendo de la marca, por lo que no te guíes por ellas, sino por lo que te quede bien.
Compra hacia el fin del día. Los pies se hinchan durante el día, y lo mismo pasa cuando trotas o caminas, por lo que las zapatillas te deben quedar cómodas cuando el pie está más hinchado.
Lleva tus propios calcetines. Los que usas cuando corres. Si usas plantillas también llévalas.
No creas en “ablandarlos”. Las zapatillas deben sentirse cómodas desde el primer momento. Camina o trota un poco por la tienda para asegurarte de que se sienten bien.
Usa la regla del dedo gordo. Debería haber un espacio de ese tamaño entre el dedo gordo y la zapatilla. El talón debería estar relativamente apretado, no se debe salir cuando camines. La parte superior de la zapatilla debe estar cómoda y segura, y no muy apretada. También fíjate que puedas mover libremente los dedos dentro de la zapatilla.
No pagues de más, pero tampoco de menos. Las zapatillas de buena calidad, por lo general, no son baratas, pero definitivamente lo valen.
Debes estar atento a saber cuándo cambiarlas. En promedio, un par de zapatillas deben ser reemplazadas después de unos 550-650 kilómetros de uso. Una vez que la parte posterior de la suela esté gastada o no la sientas cómoda o con el soporte necesario, es tiempo de volver a la tienda.
Martes 17 de Septiembre de 2013
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