Sergio Novoa: “Muy feliz por volver a hacer Sub3 en un año”

Race Report – Maratón de CHICAGO 2024

Todo surgió como una idea algo loca del grupo de amigos de Santiago Runners que entrenamos a las 5:45 am en Lo Curro. ¿Por qué no vamos este año a Chicago? Dicho y hecho. Algunos por tiempo, otros por lotería y los menos agraciados por agencia. Fuera como fuese, nos decidimos a hacerlo y lo hicimos. Nos plantamos 20 Santiago Runners en Chicago y algunos otros amigos que se fueron sumando por el camino.

Siempre he imaginado que los runners que se van a correr una maratón tan lejos de casa, tienen motivaciones de toda índole… espirituales, familiares o simplemente deportivas. En mi caso, la motivación se llamará Enzo y vendrá a este mundo en poco más de 3 semanas.

Cuando supe que iba a ser papá por segunda vez, tomé la decisión, junto a mi entrenador Isaac Baeza, de prepararme como nunca había hecho una maratón, y Chicago me venía perfecta. Se supone que de las Six Majors es de las más fáciles en cuanto altimetría.

La idea era hacer la mejor maratón de las 9 que llevaba en mis piernas, maratones que empezaron en Viña en 2019 con un tiempo de 3:58:34 y siendo la última la de Santiago en 2:58:55, ya que después de Chicago me espera una labor tan gratificante y tan intensa que me tendrá alejado del asfalto por unos meses.

Cuatro meses de duros entrenamientos, en las madrugadas, algunos en compañía de los locos que vinieron y otros más en solitario o junto a mi amigo Joserra en las pistas del colegio de nuestros hijos. Sea como fuera, intente cumplir a cabalidad todos y cada uno de los entrenos. El objetivo era bien exigente y por ende correspondía ser bien mateo en los entrenos.

Después de esos meses, mi entrenador me señaló el objetivo. Muy ambicioso, pero perfectamente cumplible: 2 horas 55 minutos y con esa idea me presente en el cajón C de la maratón de Chicago el 13 de octubre 2024. El día partió raro. Estuvimos chequeando el clima. Primero que haría calor, luego que estaría fresquito. Sea como fuere, se supone que la mañana debiese ser fresquita, entre 14-15 grados, ideales para correr, pero a la salida del hotel ya nos percatamos de que no hacía tanto fresco.

Llegando a la zona de corredores, acá hago un inciso para celebrar la excelente organización de la maratón. Todo bien señalizado, todo ordenado, todo expedito (a excepción de los WC, pues creo que es un tema global ese).

Partió la carrera después del himno estadounidense y de un minuto de silencio por el gran Kiptum… y nos fuimos a cumplir con el objetivo.

Se me olvidaba contar que, como todo el mundo nos había contado de los problemas del GPS en la ciudad, iba con el tatuaje de tiempos que regalaban en la expo, el cual marcaba sólo el Sub-3, por lo que tendría que ir restando tiempo a dichos pases.

Y salimos. Buen ritmo, una ciudad volcada. La cantidad de gente animando es simplemente impresionante. Un paisaje urbano exquisito, bien sombreado gracias a los imponentes rascacielos que crecen en el centro de la ciudad. Lo único de lo que podría quejarme es de que los puentes que se pasan, no pocos, hacen mella (la subidita y su respectiva bajadita). De ahí que nos fuimos a la zona de Lincoln Park, zona más residencial, bien arborizada por lo que, si bien no había tanto edificio dando sombra, si que había mucha vegetación que los reemplaza perfectamente. Es por aquí que pasamos por el barrio con más ambiente de la ciudad y por el universitario, por lo que la animación era simplemente impresionante.

La organización excelente en relación a la hidratación, Gatorade y agua a cada rato, también geles de alta calidad a partir del kilómetro 25, cada 5 km. Nada que decir. Se nota que es una Major.

Todo marchaba según el plan durante los primeros 30 kilómetros, ya que le fui robando tiempo al pace hasta llegar a un -6 min, por lo que en el kilómetro 30 las proyecciones eran de 2h 54m y acá empezó a pasar algo bien extraño. Hablando con el resto de runners que he ido encontrando desde ayer, todos coincidían: ¡nos desplomamos! Analizándolo, creo que lo que sucedió es que la mayor parte de los runners sufrimos una deshidratación silenciosa que se gatilló en cuanto salimos a la zona más soleada de la ciudad (casas bajas y poca sombra). A partir de ahí fui perdiendo tiempo poco a poco hasta llegar a pararme en varias ocasiones, porque sentía que las piernas no me respondían. Sinceramente fueron los 12 kms más sufridos de mi vida.

¡Qué manera de desplomarme! Ver como toda la ventaja se iba diluyendo como un azucarillo me tenía mal. Y es en el kilómetro 40 cuando volví a recordar, de por qué vine a correr esta maratón: sentía que necesitaba dar lo mejor de mi ahora. Enzo y Teo, quienes fueron mi último cartucho…. ¡y joder que funcionó!

Al final no conseguí hacer los 2:55 que se había trabajado, pero lo paré en 2:57:35, que está más que bien, bajando en más de 1 minuto mi anterior PB.

Feliz, muy feliz por haber terminado la maratón. Feliz y muy feliz por volver a hacer Sub3 en un año. Feliz y muy feliz por haber hecho un gran viaje con amigos a los que quiero mucho. El resto es secundario.