Race Report Endurance Challenge 2015 – 80 km
Todo comenzó hace un año atrás. Hago triatlón hace ya casi más de 9 años y siempre fuera de temporada subo cerros como preparación básica. Siempre me ha atraído el deporte outdoor y el estar en la naturaleza, explorar, no tener límites de espacio y tiempo. En los últimos años me vi limitado en el triatlón en esos aspectos y empecé a estar más y más en la naturaleza, ya no podía con el estrés de correr en la calle y me fui a los cerros. Encontré paz y empecé a ver este nuevo mundo que se ponía de moda, el “trail running”. Y como buen deportista decidí practicarlo de forma sistemática y como buen entrenador me empapé en todas las teorías de entrenamiento de este deporte emergente.
Me fijé como uno de los objetivos del año, competir en un Ultra Maratón y qué mejor que el E.C 2015. Un par de meses antes me bajó la nostalgia por mi primer deporte, la natación y en mi preparación con mucho entrenamiento cruzado para adaptarme rápido, decidí empezar a nadar nuevamente. Me sentí casi como si no hubiese dejado de nadar (entrené natación desde los 13 años hasta hace poco) y también nunca dejé de pedalear que se volvió mi fuerte en el triatlón.
Entonces decidí un mes antes del EC competir un triatlón. Puerto Velero, con 950 mts de nado, 45 km de bici y 10,5 km de carrera. Un canapé comparado con los 80 km que me esperaban. Ya con cuenta regresiva de un poco más de un mes, competí en el Tridesert y me fue muy bien, pero la semana post me enfermé, caí en cama con fiebre y dolor de garganta, terrible pero nada que no me recuperara en menos de una semana. Pero no salió como lo planifiqué y me demoré 2 semanas en estar de vuelta y con la presión de que quedaban sólo 2 semanas para EC. Entraron todos los miedos por no haber podido hacer la última parte de la preparación, y tampoco me sentía bien recuperado, así que me dije a invocar los kms hechos durante el año y la experiencia deportiva y el 30 de septiembre me decidí que sí lo haría. Envié mis documentos a la organización y confirmé!!
El dia “D”
La carrera partía a las 4 de la mañana y me había puesto de acuerdo con Pancho Pavez (partner de mil batallas en triatlón), que también correría los 80 km, para que me pasara a buscar a las 2:45 am. Por supuesto, no dormí nada o creo que como dos horas, con el resfrió de regreso y con una una molestia en la espalda que tenía desde el martes (que menos mal mi Kine Gloria Isaac hizo un milagro y me trató la molestia), todo por un momento fue terrible, pero nada me detendría en estar ese día en la línea de largada!!!
Sabía que sería un día largo y sufriría, así que todos mis miedos los convertí en mi energía y mantra para poder estar enfocado en cada detalle de la carrera, me repetía la frase “Aquí y ahora esto será una meditación de 80 km”.
3:30 de la mañana y ya no quedaba nada. Último repaso mental del plan de carrera y visualizar la experiencia. Ya estaba todo listo. Un poco de movilidad y activación sería todo para enfrentar el desafío. 3:50 am llaman a encajonarse y el pulso me subió a 100ppm, pero consciente de eso, volví a respirar polarizado para controlar el cuerpo. 3:59 am y de fondo Thunderstruck de AC DC. Ya estaba en mi centro equilibrado y listo a partir… 3-2-1 Partimos!!!
Mi pulso se descontroló, pero lo regulé bajando el ritmo. Los punteros y referencias se me escapan pero mi mantra me hacía volver en mí y no seguir al resto, sabía en el fondo que no habría más batalla que contra mí. Hasta el 1er punto de control no agarraba ritmo, pero llegábamos a terreno conocido, Parque Aguas de Ramón.
Seguí de largo en el 1er PC y ya empezaba a adelantar a varios grupos de corredores. Subí tranquilamente hasta el salto en donde estaba el 2do PC, ahí recargaría agua y comería la mitad de los carbos, el resto los llevaba yo. Hasta ahí todo excelente pero ya lejísimos de los punteros que los vi pasar, ya que a esa hora estábamos con luz frontal aún.
Venía un subida y bajada importante antes de enfrentar la subida a Altos del Naranjo. La realicé perfecto, pero ya empezaba a sentir los efectos de la carrera. Junto a un grupo de argentinos empezamos a subir hacia Altos del Naranjo a buen ritmo, pero cada vez se hacía más dura la pendiente y se separó el grupo, quede solo, empecé el descenso a puente Ñilhue el PC4 y me sentí de maravilla bajando la ladera técnica de ese lugar y me dio más fuerza ver que estaba alcanzando a otro grupo.
Llegando a PC4 recargué agua y me puse a correr en un tramo de la carrera que en teoría era plano y corrible hasta el kilómetro 40, el PC 5 Antawaya, pero a medida que iba avanzando en el terreno se hacía difícil. Muscularmente ya empezaban los primeros signos de desgaste, pero el corazón y espíritu impecables aun! Llegando al PC5 Antawaya no me sentí bien y venía una subida de 8 km terrible, pero estaban los chicos de la Combi Trail (son unos cracks) como voluntarios y tenían tallarines o tallaros como les digo y cómo pedía en ese momento!!!, me revivieron.
Estuve 5 minutos en ese punto para afrontar la subida mortal y a “correr” cosa que apenas en algunos tramos pude hacer, ya que muscularmente estaba fallando y la pendiente era importante. En ese momento empezó el factor calor a jugar su papel, pero mi plan de hidratación estaba funcionando. Ya en el PC 6 km 48 se veía el imponente macizo del Plomo con su Glaciar recordándonos los pequeños e interdependientes que somos de todos y todo. En ese PC estaba el gran Cesar Montoya que no había podido terminar los 160 km, pero estaba ayudando en los PC, sus palabras positivas fueron un alivio, recuerdo que me dijo “vas muy bien Pani”. En esos momentos las palabras positivas se multiplican exponencialmente y se venía el descenso ya casi sin piernas de 9 km nuevamente a Antawaya, con el grupo que se había formado.
En la subida nuevamente quede solo adelante y sintiéndome bien en la bajada, lo único que pensaba era pedir tallaros de nuevo en Antawaya. Llegué al PC 7 a pedir tallaros y recargar agua para la última parte, donde estaban los chicos de animal trail entregando apoyo con el gran Pre Díaz. Quedaban los últimos 30 km y desde allí hasta puente Ñilhue, el próximo PC.
Empecé a correr y estaba solo, ya topándome con gente que estaba terminando los 160 km, ese tramo se corría por un bosque esclerófilo en donde sentía que podía recoger un poco de energía de los seres que creo siempre nos acompañan ahí y con el nivel de esfuerzo y la mente al límite, los sentí más aún. Me sentí bien otra vez y alcancé a otro grupo más, todos argentinos. Llegué al PC 8 puente Ñilhue, con la sensación de que había pasado una eternidad desde el último punto y con la idea de que quedaban un poco más de 20 km que serían más eternos aún. Sólo me detuve a comer un poco y seguir adelante.
Ya casi todo estaba realizado, el tiempo en ese punto ya no me importaba ni el lugar tampoco, no venía a buscar eso, sino a sentir toda la experiencia, sentir cada segundo de la carrera. Comenzó una zona de repechos en sector hacienda Las Varas en donde se me fueron los del grupo que pillé y quedé en la más absoluta soledad o por los menos no había nadie a 10 minutos atrás ni adelante.
Hasta que por fin vi el PC 9 Las Varas, un oasis donde había planificado que si venía bien, pasaría de largo. Pero no venía nada bien así, que paré a tomar agua, isotónico y bebida cola que la necesitaba a pesar de que no tomo nunca, necesitaba la sensación de subir el pulso porque ya venía muerto y con pulsaciones bajísimas. Pero quedaba la última prueba, una subida de 2,5 km que a esas alturas de la carrera, era una pared en donde decidí caminarla completa para recuperar fuerzas.
Hasta que llegué a la bajada mirando San Carlos de Apoquindo! No tenía audífonos pero necesitaba música para los últimos 4 kms de bajada, así que puse el altavoz y a IronMaiden. Empezó a sonar Run to the hills y me tiré a morir con lo que quedaba!!! Era gracioso ir con el altavoz, en esa parte alcancé gente que corría 50 km y creo que me miraban con una cara extraña al ver a este ser bajando del cerro con esa música heavy metal.
Y por fin ya en el área del estadio donde esperaba la meta. Apagué la música en los últimos kms y disfruté de cada dolor, de cada sensación fuera buena o mala, era el término de una meditación de 80 km y 12 horas, donde pude comprobar de que el espíritu humano está más allá de lo que nos hacen creer y es realmente de una belleza indescriptible.
Recta final hacia la meta en donde te sorprendes que hay mucha gente que conoces!!! Estaban los chicos de HP Team en donde trabajo, muchos corredores de otros equipos, todos saludando y dando los últimos gritos de apoyo. A un metro de la meta me incliné para dar mis respetos a todos los que ese día corrieron. Me levanté, crucé la meta y creo que desde ese día ya no seré el mismo. Se abrió en mi mente mil mundos más que en realidad son uno….somos todos uno.
Mis agradecimientos a mi Madre y Padre, hermanos y familia y mis grandes amigos Cris y Roberto que me enseñan que el viaje es lo importante y no la meta.
Sebastián Paniagua
Fecha de la Carrera: Sábado 17 de octubre de 2015