Este domingo se corre la Paris-Roubaix, la reina de las clásicas y denominada “El Infierno del Norte”. La carrera se desarrolla en el norte de Francia y, de sus 257 km, 54,5 transitan sobre adoquines en 29 sectores, todos a partir del km 90. Además, termina en un velódromo, lo que la hace aún más especial.
De las clásicas, es la carrera más difícil de predecir ya que, además de las piernas y el equipo, se requiere algo de suerte porque siempre presenta caídas y muchos pinchazos. El retiro de Fabian Cancellara el 2016 y de Tom Boonen el año pasado, con 7 victorias entre ambos, significa que es improbable que uno de los favoritos ataque desde lejos y gane solo en el velódromo, ya que sólo los mejores de la historia son capaces de hacer aquello. Dominaron la carrera por más de una década y este año no hay un favorito 5 estrellas.
La lista de favoritos es acotada por lo selectiva que es la carrera y, por lo general, figuran en el final. Cuando llega un grupo a decidir la victoria al velódromo, tienden a no ser más de 10 ciclistas. Como en todas las clásicas los nombres de Greg Van Avermaet (BMC Racing) y Peter Sagan (Bora-Hansgrohe) se repiten, pero el equipo Quick-Step ha sido el dominador absoluto de las clásicas con 23 victorias el 2018, y cuentan con 4 corredores que seguro estarán adelante cuando la carrera se empiece a definir: Niki Terpstra, Philip Gilbert, Zdenek Stybar e Yves Lampaert. Terpstra viene de ganar el Tour de Flandes y ganó en Roubaix el 2014, por lo que llega como favorito. Entre los 4 no hay líder definido y se decidirá durante la carrera.
La estrategia de llegar sin líder definido suena extraña, pero les ha funcionado, y el director del equipo, Patrick Lefevere, la ha aplicado en buena medida desde los noventa con los distintos equipos que ha liderado (Mapei y Domo-Farm Frites previo al Quick-Step). Sólo Boonen era líder absoluto y aún así compañeros de equipo ganaron la carrera durante la década que dominó.
Sin duda, el Quick-Step buscará controlar, pero en un posible sprint la tendrá difícil ya que, al menos en el papel, no tienen un buen rematador. Arnaud Demaré (Groupama-FDJ) llega fuerte y los ya mencionados Van Avermaet y Sagan también son rápidos. Los dos han tenido una mala temporada a la fecha con sólo una clásica para Sagan y nada para Van Avermaet, que el año pasado ganó varias antes de ganar su primera Paris-Roubaix. Hay presión y para todos los equipos que apuestan fuerte por las clásicas del norte, ganar el domingo sería la diferencia entre un buen o mal año en la primera parte del 2018, salvo el Quick-Step que ya ha ganado mucho.
¡A disfrutar el domingo!
Viernes 6 de abril de 2018