Oscar Quiroz: “Es una experiencia de vida”#RaceReportRunchile #TorrenciaValdivia

Race Report Travesia Torrencial Valdivia 2017

Foto gentileza Patricio Oberg // Nimbus Outdoors



Llueve, llueve sobre Valdivia, llueve sobre los bosques, sobre los techos rojos, mojando la madera de la casa natal… (Shwenke&Nilo)



PRIMERA ETAPA

Como en la canción, llueve sobre Valdivia, son casi las siete de la mañana y aún reina la oscuridad en el sector de la costanera. Al interior de los minibuses ya se encuentran acomodados los corredores de la travesía con sus bolsas plásticas, como si del supermercado vinieran llegando, para dirigirse al sector de Pilolcura, lugar de partida de la primera etapa que consta de aproximadamente 25K.

El ambiente, aún somnoliento, es relajado, cordial y amistoso. Se ven algunos corredores avezados y otros no tanto; una extraña mixtura que más parece un paseo de curso, que una carrera de trail.

Poco a poco se apagan las conversaciones, para dar paso al sueño del que despertamos con los sacudones del bus bajando hacia la playa que nos recibe con un fuerte viento, haciendo presagiar una fría mañana.

Con un pequeño retraso se da la partida al primer tramo de la travesía, no hay dos opciones, sólo es subir y subir, primero en un falso plano que se va convirtiendo en una abrupta subida, hasta internarnos por un sendero en medio del bosque.

El grupo de 75 corredores que partió compacto se desgrana y en algunos tramos se empieza a disfrutar de la soledad en medio del bosque húmedo. No hay senderos, sólo marcas, vamos haciendo camino al andar.

Pasamos por el primer PAS, justo al salir aparece un perrito de color café, ángeles que nos cuidan, dicen que son, corre algunos metros junto a mí y luego sale raudo en persecución de corredores más veloces. De a poco se empiezan a armar pequeños grupos de tres o cuatro corredores, junto a Claudio Rojas, en plena bajada, nos unimos a Enrique, un corredor de Coyhaique, con quien, sin descuidarnos del barro y las piedras mojadas, vamos charlando y riéndonos, disfrutando a concho de esta bella aventura de manera tal, que perdemos de vista las cintas y vamos a dar con otro grupo de tres corredores, Katherine Ekdahl, Juan Enrique y Antonio Novoa, que también habían pasado de largo. Nos devolvemos y entre todos, rápidamente encontramos el sendero correcto, en la espesura del bosque no se percibe la lluvia, sólo gruesos goterones nos caen desde la copa de los árboles, el día está ideal para correr.

Terminamos de bajar, mis compañeros de ruta se han adelantado, delante mio escucho un fuerte grito de Claudio Rojas y lo veo en medio del camino enterrado en el barro hasta las rodillas, puteando porque se le ha salido una zapatilla.

Ahora la carrera se desarrolla en un camino 4X4, los más jóvenes toman mayor velocidad y son varios los que me sobrepasan, hasta que me alcanza “La Katé” y casi juntos llegamos hasta el segundo abastecimiento, donde me cruzo con uno de los corredores saliendo en compañía del mencionado perrito café.

Dejamos atrás el PAS y luego de trotar por falsos planos, iniciamos una dura subida, junto a “La Katé”, en la mitad nos encontramos con otro corredor, miramos hacia atrás y nos rendimos a la tentación de sacarnos una foto con el río de fondo.

Seguimos subiendo, ahora el terreno se hace más amigable y desembocamos en una hermosa planicie en la parte alta del cerro, de ahí se inicia una bajada bastante técnica, tanto por su inclinación, como por el barro que se ha formado producto de la inclemente lluvia, llegamos a un caserío y enfrentamos un mallín, al cruzar un pequeño estero, inocentemente decido lavar mis zapatillas evitando pasar por el puente y lo cruzo, quedando enterrado en el fango del fondo y con el agua hasta la cintura.

De ahí en adelante continúo solo, iniciando una larga subida bajo un oscuro bosque de pinos, al salir del bosque la ruta continúa por un camino 4X4 que sube y baja y donde me encuentro con el inefable, con el que te dice que queda poquito, pero que esta vez es más preciso, me anuncia 1.5K, el kilometro y medio más largo que he corrido en mi vida.

La silueta de Casa Manns me anuncia que la etapa ya termina, ingreso a la zona de confort del PAS, donde vuelvo a encontrar al perrito café. Todo es alegría, al calor humano que me recibe, se suma una hermosa fogata rodeada por corredores que comparten debidas, alimentos, cafecito y mucho cariño, me sumo al grupo y a los aplausos para los corredores que siguen llegando.

Ya estamos todos en el PAS y nos anuncian que debemos abordar el catamarán que nos llevará de regreso a Valdivia. De la lluvia, barro, viento y frío, sin intermediarios, pasamos a un ambiente cálido y pulcro, del isotónico y los geles, a un rico y sabroso ajiaco, no parece que estuviéramos en una carrera, sino en un cóctel de camaradería, nos vamos conociendo, nos contamos nuestras experiencias presentes y también las pasadas, todos tenemos alguna anécdota o alguna mentira trailera que contar, hasta que desembarcamos en Valdivia. 



SEGUNDA ETAPA

La segunda jornada comienza de la manera más sui generis, siendo recibidos por el personal de catamarán en pleno, en el muelle Schuster.

Una vez a bordo, pareciera ser la retirada del nunca bien ponderado isotónico, té, café, sándwich, kuchen, dulces, frutas, entre otras cosas, forma parte de este auténtico PAS flotante. Salvo por nuestra indumentaria, nadie pensaría que vamos, nuevamente a luchar contra la distancia, la lluvia, el frío y el barro.

Largamos desde Casa Manns a tiempo para evitar que nos encuentren ahí los punteros de los 63K, por un camino 4X4, lleno de agua y barro resbaloso. Será 10K de subida por este camino, suave, pero subida permanente.

Habiendo avanzado unos 3K, nos cruzamos con los punteros de 63K, que privilegio ver pasar a Fabien, a Roberto Echeverría, al patagón Soto, al argentino Nelson Ortega, a Emmanuel Acuña, entre otros, luchando por los lugares de privilegio. En compañía de Claudio Rojas y Romina Bellemo, entre otros corredores que nos sobrepasan y los volvemos a sobrepasar una y otra vez, como si de un juego se tratara, nos internamos en el Parque Oncol y apreciamos en su plenitud la belleza de la Selva Valdiviana.


Pasado el último PAS, nos vuelven a superar los elites. Nos anuncian que nos quedan cerca de 4K, para llegar a la meta por un maravilloso sendero, todo de bajada y oh, sorpresa. Esta vez es cierto, todo bajada.

Aprovecho las pocas fuerzas que me quedan, para intentar aprovechar bien la bajada, hasta que se ve el mar, clara advertencia de que ya estamos llegando.

Ultima pasada por un riachuelo y unas trancas y ya se ve la playa y los amigos que nos esperan. Los últimos metros son de alegría por llegar a la meta, pero también de tristeza porque esto se acaba.

El perrito, el perrito café…, nuestro Ángel de la Guarda…, por supuesto, llegó antes que nosotros completando todo el recorrido.
Hicimos nuevas amistades, consolidamos las antiguas. Un vez más queda demostrado que una carrera por etapas es más que una carrera…, es una experiencia de vida.

Oscar Quiroz

Fecha de la Carrera: Sábado 24 y Domingo 25 de junio de 2017

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