Matías Córdova: “En New York algún sueño se te cumplirá”#MatiasCordova #NYCMarathon #RoadRunnersChile #RunchileRaceReport

Race Report New York City Marathon 2017

Mucho antes de la previa

En octubre del año 2011 viajé por primera vez a New York. En ese tiempo ya era runner, pero sólo medio maratonista con una sola carrera en el cuerpo. En la fecha del viaje quedaban todavía 3 semanas para el Maratón y la ciudad ya se preparaba para el gran evento, vendiendo el merchandasing oficial en las tiendas ad hoc y publicitando la carrera en la vía pública.

Cuando fue el Maratón, en noviembre, vi la carrera por la televisión y veía cómo Geoffrey Mutai pasaba por el Central Park en los mismos lugares donde yo había corrido semanas antes. Ahí, al dimensionar el evento, dije “tengo que correr en esa ciudad algún día”.

Pasaron los años, me puse a trabajar, y todos los meses le añadía dinero a un ahorro que tenía para concretar el ansiado viaje. Ya viendo cuando podría juntar el dinero dije… “el 2017 será el gran año”. Cuando se abrió la lotería para el 2017, me tenía tan poca fe en quedar que ni me planteé postular a ese sistema de cupos, por lo que vi todo con una agencia de viajes (Turismo Cocha con Macarena Sanz).

Si quería correr el Maratón de New York tenía que estar al tanto de que la preparación sería agotadora, esto porque en Road Runners Chile, equipo en el que entreno, es la última competencia del calendario y el entrenamiento se hace muy largo, ya que muchos de mis compañeros y amigos habrían corrido su último maratón un mes antes y ya disfrutarían de “salirse de la dieta”, dormir hasta tarde los fines de semana, mientras que yo debería seguir con el rigor del entrenamiento.

El plan de entrenamiento lo hice empezando con una marca de presentación de 3:16:36 logrado en el Maratón de Santiago 2017. El primer objetivo que me puse era bajar las 3h15m, ya que le tomé el respeto a New York por su dificultosa altimetría. Me sabía todos los vídeos subidos en Youtube y no se veía una carrera fácil, pero a medida que pasaban las semanas de entrenamiento noté que iba avanzando muy bien, corriendo cómodo y estaba la posibilidad de bajar las 3h10m. Me tenía bastante confianza de bajar esa nueva marca y se confirmó en el Maratón de Viña al hacer un buen 21k (1:25:17).

Correr bajo las 3h10m significaba tener una media promedio de 4:29 por kilómetro. Me tenía mucha confianza, ya que los 3 largos de 30k los había corrido a 4:26 promedio con muy buenas sensaciones, pero SIEMPRE tuve el respeto que se merece New York.

La previa

En el aeropuerto de Santiago, el jueves previo a la carrera, ya se empezaba a vivir el ambiente del Maratón. El vuelo iba lleno de corredores. Aunque conocía a sólo 3, al resto los distinguías porque iban todos con zapatillas puestas (para prevenir si se te pierde la maleta). El avión iba tan lleno de maratonistas que incluso el piloto nos mandó un saludo, el que terminó con un aplauso jajajaja.

 

Al llegar al Hotel, fuimos en patota a retirar el kit al Jacob Javits Center, una mezcla de Casa Piedra, Espacio Riesco y la Estación Mapocho. Queda en Manhattan, pero un poco a trasmano, por lo que la organización ponía a disposición de los asistentes, y de forma gratuita, unos buses que dan vueltas por la ciudad toda la jornada.

En lugar es gigantezco y lo primero que te pedían es tu mochila para revisarla, luego entrabas al gran salón donde retiras los kits. Al igual que las carreras de Santiago, los tienen divididos en módulos cada 1.500 competidores aproximadamente.

Para retirar el kit te pedían pasaporte y los voluntarios, que todos hablan inglés, tienen un stickers con el segundo idioma que saben hablar. Me tocó una francesa, pero al lado había un chico de Costa Rica que notó mi “precario” inglés y notó que hablaba español y me dio las instrucciones, entre ellas el retiro de polera.

Los gringos piensan tan bien en el “consumo”, que tienes que salir del lugar por la tienda oficial. Esta vez New Balance era la marca deportiva oficial y montó un stand gigantesco. Toda la ropa, todos los colores, todas las tallas, todos los precios a disposición de los competidores. Primero hice un “barrido general” para luego ver en detalle qué compraría. A la pobre Tarjeta de Crédito tuve que reforzarla con aceite para que funcionara jajajajaja. Pero al salir del stand comenzarían los de las otras marcas que se suman al evento, stands más pequeños claramente, pero no por ello fomes. Destacaron Gatorade, IronMan, Saucony, Skechers, etc.

Se acerca la previa

El día sábado salimos con los Road Runners a reconocer la meta. Ese día era la competencia de 5k de los NYRR y la cantidad de gente en el Central Park era impresionante, unos 15 mil competidores sumados a los maratonistas que hacían su activación. El despliegue técnico, para una competencia de sólo 5k, muy alto, con cortes de tránsito 3 cuadras antes y personas fijándose que sólo compitieran inscritos. Hicimos los últimos 3k del recorrido, llamándome la atención el que la Blue Line estaba ya pintada.

Todos me decían “la meta no se cruza hasta mañana”. Menos mal que estaba con vallas ya que hubiese caído en la tentación, jajaja.

En el último kilómetro del Maratón la organización pone las banderas de todos los países participantes del evento. Ahí nos topamos con atletas tomándose foto en la bandera de Corea del Sur, Argentina, Panamá y, claramente, Chile.

Ir a la meta me sirvió para “calmar” la ansiedad, y darme cuenta de una subida que hay a 300 metros de la meta bien pronunciada.

La carrera

Macarerena Sanz, ejecutiva de Cocha quien tenía a cargo a 90 corredores, nos pidió estar a las 5:15 en el lobby del Hotel. A las 4:30 ya estaba tomando desayuno. Me despedí por Whatsapp de los más queridos y partí al lobby. A las 5:30 partiría el bus rumbo a Staten Island en un viaje que duró unos 35 minutos.

Como todos los Road Runners que corrían tenían cupo por lotería, iba solo en el bus, por lo que al bajarme el Kuto Mandujano de Teampro me invitó a sumarme a ellos, debiendo hacer una fila para el primer control de seguridad. Kuto, que ha corrido varias veces en NY, me contaba que la seguridad estaba reforzada en comparación a otros años. La policía, con perros labradores, te revisan con detalle para dejarte pasar a Ford Warsworth, un complejo habitacional de militares, debido a que el martes hubo un atentado cerca del memorial del 11S donde murieron 8 personas.

Todo muy bien señalizado, con grabaciones en más de 5 idiomas con las indicaciones oficiales. A las 6:30 figuraba echado en el pasto mirando al cielo esperando que pasara la hora. Bendito New York Times que hizo de colchón jajajajaj. Así estuve 1 hora hasta que me puse a caminar para conocer dónde estaría mi corral y casi llegando me encuentro con Carla Sánchez, Leo Arata, de Road Runners Chile, y Enzo Yáñez con Alfredo Follonier, el Folo. Con ellos estuve otra hora más lo que entre conversa y conversa me ayudaron a hacer la espera más corta. La espera no fue para nada helada, esto porque no hacía mucho frío sumado a que iba más abrigado que hijo único. Toda esa ropa después la botaría.

De izqda a dcha: Alfredo Follonier, Carla Sánchez, Matías Córdova, Leo Arata y Enzo Yáñez

Antes de entrar a los corrales, la organización tiene a disposición de los competidores bagels, barras de proteína, café, té, agua, gorros de lana y una cantidad impresionante de baños químicos.

Enzo, Leo y yo teníamos la ola 1 color Azul (partida 9:50 arriba del puente) en letras A, B y C respectivamente. A las 8:45 nos despedimos y esperamos en los corrales, los que sólo tienen baños y canastas para donar la ropa.

9:30 y ya estaba en el puente, se toca el himno de Estados Unidos (sólo se escuchan los helicópteros de los canales de televisión que eran 5), luego habla Peter Ciaccia, director de la carrera y PUM!!!! 2 bombazos que dan la partida. Demoré 1m10s en salir a comenzar a construir un suelo.

Los 2 primeros kilómetros fueron por lejos los más difíciles. La pronunciada subida se sumaba a un viento en contra que te frenaba bastante. Ahí pensé que sería un día complicado para buscar la marca, pero saliendo del puente el viento paró y lo que si comenzó y se agradece es el apoyo de la gente. Un mar de habitantes de Brooklyn apoyaban a los competidores. El día del Maratón lo tienen grabado y saben que tienen que estar en la calle alentando a algún conocido que correrá o a cualquier persona.

Desde los balcones la gente te ponía música, te gritaba, etc, etc. La hidratación estaba puesta a cada milla (1.6k). Al principio tomaba en todos los puntos, pero eran tan seguidos que luego me turnaba puesto por medio. Importante recalcar que cada puesto tiene cerca de 40 metros de largo en los dos sentidos de la calle.

Pasaban los primeros kilómetros y estaba en ritmo de carrera, pero muy al límite para bajar las 3h10m. Aunque iba con mucha fuerza, el constante sube y baja hacía que fuera difícil mantener un ritmo. Miraba en mi brazo los tiempos que debería pasar para hacer la marca y en el km 15 noté que iba “atrasado” unos segundos. Ahí pensé: “puedo recuperar, pero se vienen muchos puentes y en la segunda parte siempre “guateo”, pasemos al plan B, las 3h15m”. Confirmé este pensamiento en el medio maratón, el que es subiendo un puente uff, al pasar en 1h36m.

Me habían metido tanto miedo con el puente Queensboro que pasarlo no fue tan terrible. Si fue lento, de hecho el km más lento del maratón, pero al bajar te inyectas de energía al ver la gente agolpada en la primera avenida viendo la carrera. Ahí me di el gusto de pedir ánimo a la gente y recibir un griterío de apoyo impresionante.

Tomando la primera avenida, km 26 aproximadamente, comenzó una llovizna/garúa (que finalizó como a las 6 horas de carrera) lo que hizo muy incómodo correr, más aún para mí que uso lentes y se me nublaban. Pasé el limpiaparabrisas, mis dedos y me quedó peor jajajaja.

Finalizando la primera avenida, seguía en ritmo de carrera (bajar las 3h15m). Por cada control de tiempo me acordaba de mi familia que había descargado la aplicación y de mis amigos de Road Runners.

El puente que si me pesó fue el del km 32 aproximadamente, el que une Manhattan con el Bronx. El Maratón de New York te pone puentes y subidas en los lugares menos esperados. Los puentes además se hacen pesados porque no dejan que esté gente que no sea maratonista o de la organización. Los puentes no son como los que atraviesan por ejemplo el Río Mapocho en el Parque Forestal. Ojalá fueran así. Son, por ejemplo, el que está cuando se acaba la subida en el ex circuito Brooks pero 5 veces más largo.

Ya tomando la quinta avenida, veía bien poco por lo nublado de los lentes, pero sí dimensionaba la locura de la gente que a pesar del mal clima, salió en masa a apoyarte. Miraba el reloj y estaba corriendo más lento, pero nada del otro mundo.

El km 40, en Central Park, lo pasé en 3h04m, por lo que al hacer un cálculo rápido me veía cruzando en 3h13m aproximadamente.

Ya entraba por última vez a Central Park, en Columbus Circle, e iba enfocado en llegar feliz a la meta y cumplir un sueño. Hasta ahora no estaba caminando y le ganaba a los calambres, pero a 300 metros recibo uno de estos, me doy palmoteo en la pierna, corro, levanto los brazos y cruzo la meta para llegar en 3h14m41s. Objetivo logrado.

Post carrera

Antes de recibir la medalla me puse en una valla a sostenerme por el cansancio y a llorar de alegría. Era tanto el cansancio que costó que salieran los lagrimones. La gente de la organización me preguntaba si estaba bien, pero les decía que estaba así por cumplir un sueño. Luego me pasaron la medalla y me tomé las fotos de rigor para luego recibir la manta térmica, el poncho y caminar muucho de vuelta al hotel, casi 3 kilómetros que se me hicieron eternos. Demoré 1h30m en llegar al hotel jajajaja.

El Maratón de New York es impresionante, una fiesta en todas las esquinas, llamándome mucho la atención el trabajo de los voluntarios que, no cobrando ningún peso, trabajan con una sonrisa y energía todo el evento. Es tal el interés que se postula para ser voluntario, esto ya que si sumas ciertas carreras apoyando al evento, ganas un cupo para correr.

En New York se puede hacer PB, de hecho lo hice, pero hay que estudiarse muy bien la carrera y tener claro una estrategia.

En New York, independiente de si vas a correr el Maratón, es una ciudad donde de seguro algún sueño cumplirás.

Además de cumplir un sueño, quedé muy feliz por correr parejo (1:36 primera mitad, 1:38 segunda mitad), hacer PB (1m54 menos) y no caminar en todo el trayecto.

Agradecimientos

Esta maratón no hubiese sido posible completarla sin el apoyo de mi equipo, Road Runners Chile, los socios, mis amigos y los entrenadores. Al llegar al hotel de vuelta y ver los más de 1.200 mensajes de WhatsApp pude notar el enorme cariño que me tienen.

Agradecer a Luis Ibáñez de Demech por sus sesiones de masoterapia y a Pilar Caviedes por sus pautas de alimentación.

Agradecer a mi familia que me apoyaron y me apoyan en todo momento y más aún cuando hay un sueño que cumplir.

Matías Córdova
Road Runners Chile

Fecha de la carrera: Domingo 5 de noviembre de 2017

Comentarios

comments