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Race Report – Maratón de Valencia 2024

Parto diciendo que tengo una ligazón importante con Valencia, la hija de mi señora vive allí con su pareja y nuestra nieta valenciana desde hace cuatro años. La visito constantemente, en Valencia me siento de local

El año pasado, luego de correr Frankfurt pasamos a Valencia a verlos. Valentina, la hija de mi señora, estaba ad portas de correrla, entrenando y todo. Estaba tan entusiasmada por su segundo maratón valenciano que nos introdujo el bichito ¿y qué tal correr acá? Paulina mi señora no corría desde Berlin 2018 y no le pareció mala idea.

De vuelta en Chile nos inscribimos, con la ilusión de correrla cerca de la familia. Todo iba de acuerdo a lo planeado, el entrenamiento juicioso, sin sobresaltos. Ya estábamos a un mes de partir y sucede la tragedia: DANA en la Comunidad Valenciana (tormenta con inundaciones), muertos, damnificados, desaparecidos y todos los consecuentes traumas ante desastres naturales cuales los seres humanos nos enfrentamos ¡Como chilenos tenemos un doctorado en desastres naturales! Se dio todo un curso de acción para recuperar las zonas afectadas, pero el luto se incrustó en el corazón de los valencianos. 

Si bien en la ciudad misma no pasó mucho, fueron los alrededores de la provincia donde pasó lo peor. Nadie quería celebrar, se suspendieron fechas de futbol, la fecha de moto GP se trasladó a Cataluña y así la Comunidad Valenciana quedó en estado de pausa, todo a un mes del maratón más importante de España y la segundo evento más relevante de Valencia tras las Fallas. 

La organización nos mandó un mail avisando que se tomaría una decisión final a falta de cuatro semanas, pero pasaban los días y nada. Fue entrenar a ciegas, sin objetivo claro. 

Finalmente dieron luz verde a diecisiete días del maratón, la idea era utilizar esto como hito en la recuperación de la comunidad valenciana. Aprovechando de canalizar ayuda y donaciones en el evento.

Ya en Valencia notamos los problemas de transporte público, que funcionaba a medias pues las inundaciones afectaron al metro (imaginen Santiago sin metro por un mes, horror). Obligados a tomar taxi y aprender a usar micros de nuevos recorridos logramos movernos para ir a la Feria. Retiramos los dorsales, dimos una vuelta viendo los puestos de las diversas marcas, todo expedito. Pero nos fuimos pronto, queríamos pasar por la nieta al colegio como abuelos chochos.

Dia de la carrera nos fuimos a la partida en taxi, para variar, pero esta vez lo compartimos con un sueco y un holandés muy simpático. Nos hizo el viaje muy distendido con sus chistes y anécdotas. La partida en la Ciudad de las Ciencias es amplia, bien señalizada. La entrega a guardarropía fue expedita, muchos baños así que ni cola hicimos. Luego beso a una nerviosa/ansiosa Pauli y nuestros corrales.

Cada corral estaba segmentado por tiempo, al igual que sucede en Boston, Chicago o Paris, donde se parte en intervalos de 10 minutos entre corral y corral. Esto es fantástico ya que se parte sin tanto tumulto y todos a un ritmo similar. En eso son muy rigurosos, ningún colado en el corral (los dorsales de colores diferentes ayudan a identificar si estás en tu corral correspondiente y desestimula a los pillos). Así a las 8:35, veinte minutos después de la partida de los elites, estábamos en el puente Monteolivete con el futurista Oceanografíc a diestra y el imponente Museo de Ciencias a siniestra ¡Qué escenario de película! Todo complementado por el himno de Valencia antes de salir con minuto de silencio, aplausos… emoción difícil de describir.

Pero a correr vinimos así que ¡bum, a correr se ha dicho! La partida es en bajada, un tropel humano recorrimos ese primer kilómetro cruzando este puente por sus dos vías rumbo al Puerto. Todos compactos se hacía difícil maniobrar, así que preferí mantener el ritmo impuesto por la “manada” que solo se vino a disgregar en el kilómetro 6 frente a la Universidad Politécnica. Desde allí a gestionar el esfuerzo. 

Cuando vi mis parciales en esos primeros kilómetros supe que el horno no estaba para bollos, no iba a poder igualar mi desempeño previo en Mendoza 2024. Plan B: acercarme a 3:05. Los kilómetros se acumulaban, pasé por mi querido barrio de Benimaclet donde vive mi nieta y cuando bajaba por los Viveros del Rey en el 13K estaban Valentina, Mila, su amiga Vera tocando un tambor junto a su mamá. Paso, les grito sonriente, pero mi nieta Mila no entendía nada. Proseguí pensando “cuando la vuelva a ver en el 26K haré que me vea mejor”.

Seguí el recorrido de vuelta al puerto, los kilómetros se acumulaban iba parejo, los puestos de abastecimiento a ambos lados de la calle muy largos lo que evitó colisiones. Increíblemente bien organizados, todos con baños químicos a disposición, te daban botellines de agua muy cómodos y vasitos de cartón para el isotónico ¡cómo echaba de menos esos vasos plegables en vez de esos incómodos vasos de plástico, no se derramaba casi nada!. Nadie se quedaba sin hidratación.

Kilómetro 21 frente al Edificio del Reloj del puerto, doblamos a la derecha para subir por Avenida del Port hasta llegar a la ribera del Turia, lugar por donde originalmente pasaba el rio Turia -equivalente a nuestro Mapocho- cual fue recanalizado tras una enorme inundación en 1957. Ahora convertido en el Parque Jardín del Turia: 7km de largo y 150m de ancho, una maravilla de parque donde se encuentra precisamente la Ciudad de las Ciencias.

Flanqueando la ribera norte hasta el 26K vuelvo a ver a mi familia a unos 40 metros. ¡Ahora sí! Me avecino mientras grito a todo pulmón “¡Mila, Mila, hola cariño!” me agacho frente a mi pequeñita y la miro a los ojos mientras agarraba su cartelito de ánimo ¡Inolvidable!

En el 28K se cruza al lado sur del Turia pasando frente a las famosísimas Torres de Serranos, entrada original a la ciudad amurallada, ingresando luego al centro histórico de Valencia donde se encuentra el precioso Ayuntamiento, lugar donde en marzo de cada año se celebran las famosas Fallas de Valencia. Salimos del centro y nos vamos al barrio de Campanar, más residencial. 

A falta de 8 kilómetros, veo que estoy para 3:06-3:07. Mi plan B se alejaba, así que decidí “apretar” si consideramos el apretar como “mejorar el ritmo 1 o 2 segundos” a costa de un enorme esfuerzo, no resulta nada fácil. Volvemos al centro pasamos por otra de mis zonas favoritas, Avenida Colón, Estación del Nord, Plaza de Toros en el 39K, esto hizo esos últimos tres kilómetros menos tortuosos.

A falta de 2km volvemos a la ribera sur del Turia gente a montones y le meto todo lo que tengo con la esperanza de lograr 3:05, me digo “hombre, aguanta y aprovecha la bajada de la Ciudad de las Artes y Ciencias”, nunca vi el cartel de 41K, pero de repente entre el público diviso un cartel “900mt”, alfombra azul y empieza la bajada. Le meto el alma, entro en este espacio urbano futurista diseñado por Antonio Calatrava; cartel de “700mt” ahora plano; cartel “600mt” arriba de mí el Palacio de las Artes; cartel “500mt” y diviso la meta esquivando corredores; cartel “300mt” veo el crono en 3:05, me olvido de todo ¡A tope! Cruzo la meta en 3:05:48 ¡Lo había conseguido! Me tiro en la alfombra azul muerto pero satisfecho de haber entregado todo lo que tenía para dar ese día. 

Recupero el aliento y me voy por mi linda medalla. En cada puesto los corredores dábamos las sinceras y sentidas gracias a los voluntarios, quienes no reciben un peso por su trabajo, es realmente por amor a su ciudad. Nos acogieron, asistieron y ayudaron aun con el corazón fisurado. Me saco el sombrero por esa templanza y calidez de espíritu.

Partí de inmediato a buscar mis cosas, agarro el celular y rastreo a Pauli en la App. Iba increíblemente pareja para lo poco que pudo entrenar. Con los problemas de locomoción tuve la fortuna de agarrar un Uber y volver al hotel donde ansioso veía como mi señora avanzaba a paso firme llegando a meta en 4:36:49 su maratón #12. Les confieso que me sentí muy orgulloso de mi señora, quien ha tenido que pasar por muchas dificultades para volver a correr un maratón luego de 6 años.

Cerramos el día en casa de Valentina, Mila y Carlos, quien nos preparó un delicioso y reponedor puchero valenciano, el que acompañamos con jamón ibérico, queso manchego y cervezas locales heladitas. Experiencia redonda.

Como corolario declaro que Valencia tiene su lugar bien ganado en el mundo del maratón. No necesita ser Major para ser lo que es: “La maratón categoría Platino con mejor nivel y corredores más veloces del mundo”, más que Boston, más que Berlin. Lugar donde de los 28.590 finalistas 505 corrieron bajo 2:30, 1855 bajo 2:45 y 5200 bajaron las 3 horas. Vengan a Valencia, no se arrepentirán.

Por Adrián Rodríguez

Fecha de la carrera: Domingo 1 de diciembre de 2024

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