Race Report – Maratón de Valencia 2024
Me inscribí al maratón de Valencia por una casualidad de la vida, simplemente llegó el link de inscripción a un chat y sin pensarlo, lo pinché! Cayendo en una fila virtual eterna de corredores esperando su turno. Después de un rato, me dije a mí misma: “Si entro en el lote de menos de 100 euros me inscribo” y bueno, el resto ya se sabe.
Llegamos a Valencia en tren desde Madrid con una amiga runner (la Caro), su hermana Clau y una de mis mejores amigas la Goro. Arrendamos un departamento cerca de la Ciudad de las Ciencias y las Artes, con una vista increíble a la meta ya instalada, desde ahí partimos inmediatamente a la Expo que es bastante lejos de ahí.
La Expo fue muy expedita y en la entrada te recibía un mural que recordaba que, para valencia, esta no era una maratón como cualquier otra, sino que la motivación era recaudar fondos, levantar el espíritu y recordar que la unión de todos hace una comunidad más fuerte.
La logística el día de la carrera fue fácil, la temperatura ideal (13 grados), los encajonamientos amplios, bien señalizados y con baños suficientes (¡Importante!), calentamos un poco con la Caro y rápidamente fuimos avanzando hacia nuestra largada.
Como siempre, me encontraba nerviosa y emocionada, había entrenado duro todo el año y los comentarios de la rapidez del circuito llenaban el ambiente de una presión invisible.¡Largamos! La partida fue menos trabada de lo que esperaba, me sentía “on fire” y entré en ritmo rápidamente, me sentía demasiado bien, fuerte y pensé: Este definitivamente es mi día. El circuito efectivamente es amable, la gente muy prendida animando y la hidratación impecable, así que todo fluía según lo esperado; completé el medio maratón con un buen ritmo promedio de acuerdo a mi objetivo y de repente… kilómetro 22, me sentí mal, sensación de comienzo de muro y empecé a angustiarme, porque evidentemente era una sensación que esperaba muuuucho más adelante en la carrera.
Desde ahí en adelante, comenzó una lucha kilómetro a kilómetro, mi primera estrategia fue ajustar el ritmo unos segundos, pero seguía sintiéndome mal. “Busca un ritmo cómodo”, pensaba, pero también pensaba que lo único cómodo era caminar jaja, así que caminé y caminé viendo como el tiempo soñado se escapaba de mis manos, pensando en abandonar, cuestionando mis capacidades y sintiendo una soledad inmensa en medio de tanta gente.
Hasta que de repente algo me hizo click y logré conectarme con la experiencia, con la fiesta del maratón, con la suerte inmensa de poder estar corriendo por esas calles, y decidí que era mejor sonreír, que cualquier ritmo era mejor que caminar, pero que tenía que sostenerlo hasta el final y así lo hice.
En el km 39 me esperaba la Goro, gritando como endemoniada y me acompañó unos metros, lo que quedaba era marginal comparado como todo lo recorrido ¡Así que vamos Lolo que ya está! respirar y seguir. Y de pronto, la famosa alfombra celeste, una meta en un entorno impactante y lo había logrado.
Debo reconocer que me costó encontrar la felicidad en el logro las primeras horas, sentí que mi cabeza no estuvo a la altura del desafío y el cuerpo tampoco, pero luego de dejar enfriar las sensaciones iniciales llegué a la conclusión de que es el desafío en sí mismo lo que hace feliz a un corredor, enfrentarse a eso desconocido que siempre te ofrece un maratón, a lograr encontrar la luz en tu propia sombra.
Las matemáticas también nos importan, pero al final es la experiencia la que queda y siempre habrá otra oportunidad.
4:24 como parte de mi historia, la historia de una maratonista lenta.
Loreto Piqué
Fecha de la carrera: Domingo 1 de diciembre de 2024