Race Report adidas Terrex Trail Santiago
Si no me equivoco, supe del adidas Terrex Trail cuando estaba en plena gestación. Cuando recién estaban licitando quién haría la primera carrera de Trail para adidas en Chile y pedía por favor que la ganara Latitud Sur. Ocurre que la apuesta de los 50 kilómetros me parecía demasiado desafiante, algo que me encanta.
En esa época estaba con una lesión a la banda que me impedía competir al 100 por ciento y tenía tanto susto de que no se me pasara antes de la carrera o que con la carrera me volviera el dolor, que tampoco estaba segura de competir.
Los meses pasaron y según yo la lesión desapareció. Comencé a entrenar por mi cuenta en los ratitos que me quedaban, hasta que apareció el proyecto de Animal Inicio. En él entreno a corredores que están comenzando en el trail o han pasado mucho tiempo parados sin deporte, por lo que me disminuyó casi por completo el tiempo que tenía para entrenar.
CONTRA RELOJ
Cuando supe los tiempos de corte que tendría la distancia me asusté un montón, porque ya había recorrido parte de la ruta y me pareció muy difícil de completarla en el tiempo que se pedía. Y la realidad es que no tuve muchas oportunidades para entrenar a un ritmo fuerte.
Llegó el día y la ansiedad ya era demasiada. Toda la semana anduve con el estómago apretado de nervios. En las noches me despertaba y si pensaba en la carrera, me quedaba un montón de tiempo despierta buscando la más óptima distribución del equipamiento obligatorio y en qué bolsillos de la mochila llevaría las cosas. Cuestiones de las que jamás me preocupo porque soy súper desordenada, pero esta vez me ganaron los nervios.
Comenzó la carrera y partí casi última de las mujeres, sólo mi gran amiga Cindy Ramírez iba atrás. Poco a poco fui pasando corredores hasta que llegué al PC de los Saltos de Apoquindo 10 minutos después de lo que había presupuestado en una conversación con mi marido. Me asusté más con los tiempos de corte y me dije: “si acá me demoré más, voy a llegar mucho más tarde a las antenas y quizás no alcance a llegar”. Me tragué el café que me dieron y rápidamente partí tratando de llegar lo antes posible. Y lo hice con tiempo de sobra, lo que me hizo sentir feliz.
A MI RITMO
Me avisaron que iba tercera y a los pocos minutos veo a Vero Bravo que estaba cerca. Sigo corriendo a mi ritmo y la pillo. Aprovecho de preguntarle a qué distancia iba Marlene y me responde que cerca. La noté incómoda cuando lo hizo, por lo que pienso que a esa altura ya se sentía mal. No pasaron ni tres minutos cuando sorpresivamente me encuentro con Marlene. Y era obvio que la pillé porque al parecer estaba desorientada con las marcas y no vio por donde iban. Le indiqué la ruta y corrimos juntas un par de minutos. Yo tenía claro que no podría seguirle el paso, así que obviamente no lo hice y continué a mi ritmo.
Se venía la parte más dura y Moisés Jiménez me dio todo el ánimo del mundo. A esa altura ya sufría de algunos calambres, por lo que amablemente me acompañó unos metros dándome aliento. Luego continué sola hasta que veo a Santiago Margozzini, con quién había reconocido la ruta previamente. Me dio frío y de pura pava no me abrigué cuando debía. Sólo 300 metros antes de la cumbre me puse los guantes y en la cumbre el cortaviento. Grave error que me costó estar cerca de 20 minutos en el domo para volver a tener una temperatura agradable para competir.
LA PERSECUCIÓN HACIA LA FELICIDAD
Salgo del domo y comienzo a correr con la ilusión de quizás encontrarme nuevamente a Marlene, pero era muy complicado porque había salido unos 15 minutos antes que yo. Ahí comenzó la verdadera persecución (en mi cabeza, porque en la de ella seguro que no, jejejeje). Pero lamentablemente fue una persecución con varios imprevistos: pasé 5 veces a orinar por tanto tomar café en el domo, más tres veces que paré para arreglar las polainas que se cortaron y mis arreglos en plena carrera no fueron muy buenos y, por último, de la nada me comienza a sangrar la nariz, y como sangró, de la nada también paró. Hasta que veo a corredores que habían salido mucho antes que yo del domo y los alcanzo. Pero de Marlene ni rastro.
Acorté la distancia a sólo 5 minutos según lo que me informaron en los puestos de abastecimientos y en uno de ellos me topé con Pre Díaz, quien me comenta que va sólo a 3 adelante. Yo no la podía creer, pero tenía claro que se venía la última subida y que ahí me iba a hacer pebre. Dicho y hecho. Al terminar la subida, Marlene ya había aumentado la ventaja a 9 minutos. Me resigné y me dije bueno, habrá que darle no más hasta la meta, porque ya me dolía todo, menos el orgullo. Pasa que contra lo pronosticado hice una carrera que hasta el día de hoy sólo me llena de satisfacciones.
Finalmente llego a Aguas de Ramón y al ver a Claudio Davico me dan ganas de llorar de felicidad, para mi es todo un honor que haya estado ahí para apoyarme y correr juntos mis últimos kilómetros. Más adelante estaba esperándome Cindy Ramírez con mi papá y mi hijo sobre sus hombros, a lo lejos mi mamá, y la emoción brotó a flor de piel. Hasta que llegó el momento. Ese esperado y final momento.
LLEGAR A META
Lo primero que escuché fueron los aplausos de la multitud que esperaba a sus seres queridos para verlos vivir lo que yo viví en ese instante. Verlos sentir esa irrepetible e impagable emoción que provoca cruzar la meta. Esa que sentí y que aumentó con los abrazos y algunas lágrimas de mis amigos que quiero tanto. De inmediato me doy cuenta de lo afortunada que soy y que tengo tanto amor gracias a esto, y me pregunto: ¿cómo no voy a sentir pasión por este deporte?
Ojalá algún día todos los que disfrutan de desafíos como estos pudiesen competir en adidas Terrex Trail. Es una carrera tan linda, con unas vistas maravillosas del gran Santiago nocturno y con un circuito impresionante pero duro, que el gran logro es terminarlo. Muchos quedaron en el camino, porque quizás no dimensionaron lo terrible que podía ser la noche, el frío previo a la cumbre y el terreno agreste y muy técnico que te muele paso a paso.
Ojo que no es para todos los corredores. La recomiendo sólo a las almas aventureras y bien preparadas que sean amigas del dolor y del esfuerzo. A mi favor jugó el gran trabajo de Latitud Sur en el marcaje y en los puestos de abastecimiento. Con toda la gente dispuesta en ruta, jamás me sentí sola, confundida, angustiada o con miedo. En todo momento me preguntaron cómo estaba y si podía seguir, indicándome la ruta y dándome constante aliento. Esos detalles son los que hacen mucho más llevadera una competencia. Ojalá en Chile se hicieran más carreras con el nivel que tuvo adidas Terrex Trail. Un buen ejemplo, sin ir más lejos, lo fue Torrencial. La cual también tuvo una gran organización, más gente de lo habitual dispuesta en la ruta y con muy buenos puestos de abastecimientos.
Antes de terminar, quiero agradecer a mi familia, amigos, a mi team Animal, y a todo aquel que puso su grano de arena para que pudiese llegar hasta la meta. En especial a Marcelo Chamorro por fabricarme una linterna buenísima y liviana para estar todavía más iluminada en los pasos difíciles.
Katherine Cañete Arredondo*
Trail runner
*Corredora de carreras de aventura, ultratrail running y carreras de obstáculos. Titulada de Profesora de Educación Física con Mención en Actividades en Contacto con la Naturaleza en la Universidad Católica del Maule. Realiza asesorías en equipamiento a corredores principiantes. Actualmente trabaja en su empresa Comercial Outsoul Limitada y entrena a la Rama Animal Inicio de Animal Trail Chile.
Jueves 17 de noviembre de 2016