Karmina Valenzuela: “Ver el infinito bajo tus pies es maravilloso”#KmVOjosdelSalado #RaceReport #RunchileTrail #SkyRunning

Race Report Km Vertical Ojos del Salado

Cuando desde Runchile me pidieron escribir mi experiencia en esta competencia de sky running, mí respuesta fue: “Es difícil expresar con palabras todo lo vivido allá”, pero lo intentaré…

Crédito 📸 Darío Alfaro

Cada uno de los competidores que llegamos hasta el refugio Claudio Lucero (Murray) a 4.500 metros de altitud, teníamos historias de vida muy distintas. Cada uno tuvo sus propias motivaciones, dificultades, temores o expectativas de lo que sería esta primera versión del KMV a mayor altura de todo el mundo. Lo concreto es que en ese instante del tiempo confluimos todos ahí y a todos nos unió la misma energía positiva de amor por las montañas.

Los días previos a la competencia fueron para aclimatar e impregnarse de la mística del entorno: cualquiera de los cerros que veíamos desde donde estábamos tiene al menos 6.000 metros de altitud, ¡una locura!

Crédito 📸 Darío Alfaro

Un día subimos el cerro Barrancas Blancas, que es el más cercano al refugio. A los que nos sentimos bien nos tomó más de tres horas subir 1.200 metros para llegar a la falsa cumbre a 6.000 msnm.

Son tiempos que un atleta de trail running considera exagerados, pero en condiciones de hipoxia todo cambia, y acá el que está acostumbrado a ser de los primeros tendrá que resignarse a dejar que la montaña decida quién es el que está más adaptado a la altura y pasar una buena factura al que no aclimató antes de venir.

Crédito 📸 Darío Alfaro

El día de la competencia el clima era perfecto: un sol radiante y poco viento. Sin embargo, en los días previos había caído mucha nieve que no alcanzó a derretirse. La organización de Latitud Sur Expedition siempre advirtió qué, si las condiciones de seguridad no eran las óptimas, entonces no se podría hacer la competencia hasta la cumbre. Así es que el kilómetro vertical inició en el refugio Atacama a 5.246 msnm y la meta estaba a 6.480 msnm, justo antes de que el terreno se pusiera muy técnico, con nieve y hielo (la cumbre del Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo y a su vez, la cima más alta de Chile está a 6.892 msnm).

En la largada éramos 11 competidores (cuatro mujeres y siete hombres). El ambiente era extraordinario, todos felices y agradecidos tan solo de estar en ese lugar tan hermoso y con una energía única.

Crédito 📸 Darío Alfaro

A los que practicamos trail running nos costó un poco hacer el cambio de hábito: En vez de largar trotando, con zapatillas y ropa liviana, ahora íbamos trekkeando lo más rápido que nuestro ritmo cardíaco y oxigenación nos permitiera, abrigados como oso y con bototos o botas de montaña. Estábamos incursionando en una modalidad de sky running llevada al extremo, aunque manteniendo siempre los resguardos de seguridad ¡Era todo un desafío!

El primer tramo fue desde el refugio Atacama hasta refugio Tejos. Fue relativamente ágil; 4 km por un camino de autos sin acarreos y una pendiente prudente. Me sentí muy bien en esa primera mitad, y llegué dentro del tiempo que estimé que tardaría (1 hora y 20 minutos).

En Tejos nos informaron que más arriba se ponía más frío y que había mucho viento, así que cambié mis zapatos de trekking por botas de montaña, que son mucho más pesadas (no quise correr ningún riesgo). Luego comenzaba la segunda parte, que era de frentón la subida al Ojos del Salado, un zig zag con una pendiente muy pronunciada, fuerte y derecho hacia arriba.

Crédito 📸 Darío Alfaro

Ahí el ritmo se hacía más y más lento a medida que ascendíamos. Lograba ver cerca, delante mío, a mi compañero (Sthefano Calderón), que iba en tercer lugar. Mi única posibilidad de adelantarlo era que él disminuyera el ritmo o parara a abrigarse, porque yo no era capaz de acelerar mi paso de tortuguita esforzada y empeñosa.

Cualquier cambio de ritmo significaba sentir que el corazón se me iba a salir por la boca. Por supuesto él no aflojó nunca, no me lo haría fácil, así es que lo mejor era mantenerme preocupada de mi propio paso y sensaciones más que de ir pendiente de mis compañeros de competencia.

Crédito 📸 Darío Alfaro

Esto era para la mayoría de nosotros un desafío personal antes que una carrera y a pesar de que originalmente el objetivo era llegar a esa icónica cumbre, igual estábamos haciendo algo que nunca se había hecho en competencia, e incluso muchos de nosotros nunca habíamos subido más allá de 6.000 msnm.

Tardé un poco más de 2 horas en recorrer el tramo de 1,7 km con un ascenso de 700 metros que nos separaban entre Tejos y la meta. En algún momento se empezaban a ver las banderas de colores estilo tibetano y a los chicos de la organización que nos esperaban en la meta. Parecía estar cercana, sólo un par de curvas más para llegar, pero era como estos espejismos que se alejan… sentía que caminaba y caminaba, pero no llegaría nunca. En algún momento ellos me vieron y tocaron una campana y me dieron ánimo, pero esos pocos metros que quedaban eran eternos.

Crédito 📸 Darío Alfaro

Cuando finalmente llegué (tiempo de 3 horas y 30 minutos) sentí esa satisfacción y felicidad de haber logrado un desafío que ya cumplía casi 2 años desde que recibí aquel mail informando que había sido aceptada para la competencia. Tanto esfuerzo y horas de entrenamiento para llegar a este instante valieron la pena.

El mirar hacia abajo desde casi 6.500 metros de altitud y ver el infinito bajo tus pies es maravilloso. Es difícil de describir, es una sensación de libertad, pero también de admiración por la inmensidad y belleza de nuestras montañas.

El Km Vertical del Ojos del Salado más que una competencia fue una experiencia extraordinaria, que volvería a vivir feliz. El compañerismo y las vivencias de estos días fueron el premio más que suficiente al esfuerzo de cada uno de los que estuvimos acá. 

Por Karmina Valenzuela

Fecha de la carrera: Lunes 5 de diciembre de 2022

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