Race Report – Maratón de Londres 2025
Me inscribí en el Maratón de Londres para el año 2020 con la ilusión de correr mi quinto major. Sin embargo, la pandemia y una lesión lumbar me impidieron competir, obligándome a postergar este desafío y el deporte por cinco años, hasta que finalmente el cuerpo me respondió para retomar el running.
A fines de 2024, tuve la suerte de ganar la lotería de Tokio, exclusiva para quienes tienen 4 o 5 estrellas. Esto me permitió participar y completar Tokio 2025 en un tiempo decente de 3 horas y 10 minutos. Fue una verdadera locura: viajé casi 40 horas y estuve menos de 48 horas en Japón, llegando el viernes por la noche desde Chile y regresando el mismo domingo, apenas cuatro horas después de cruzar la meta.
Mi gran objetivo del año era Londres, y cobró aún más significado ya que sería la carrera para completar los Six Majors y obtener la anhelada medalla del circuito, el mismo que había comenzado hace más de ocho años en Berlín. Por eso, me propuse cerrar esta etapa corriendo una maratón bajo las 3 horas. Entrené de manera planificada como lo hacía 10 años atrás en mis tiempos de triatleta que buscaba los primeros lugares de la categoría. Corriendo solo tres veces a la semana para no recargar la espalda, pero complementando con nado y uno que otro pedaleo.
Viajé con mi señora (la Rusia) vía Barcelona y llegamos a Londres el viernes por la tarde, donde aprovechamos de recorrer un poco esta hermosa ciudad, sus palacios y parques. El sábado por la mañana hicimos un trote suave de 5 km para soltar las piernas y luego fuimos a retirar el número. La expo, muy masiva pero bien organizada y entretenida. También aproveché de retirar mi “back bib” de los Six Majors, que recomiendo usar ya que la gran mayoría de los corredores lo reconocen en la ruta y te van animando para terminar los majors. Esa tarde descansamos para recuperar energía y adaptarnos al jetlag.
El domingo muy temprano, tomamos el bus de la agencia y llegamos al parque cerrado, cada corredor distribuido en diferentes zonas según el color asignado. Nos tocó un día perfecto de temperatura (con el pasar de las horas, mucho calor para algunos), así que no hicieron falta muchas capas de ropa. Londres tiene la particularidad de tener tres partidas distintas que convergen poco antes del kilómetro 5, formando una verdadera fiesta de más de 56.000 corredores (récord Guinness a la maratón más masiva de la historia). Creo que partí en la zona más pequeña, lo que me permitió largar en la primera ola junto a los más veloces.
La largada fue rapidísima, cargada de emoción y con un marco de público impresionante que animaba desde el kilómetro 0 hasta el 42 como en ningún otro major, con gritos, disfraces, cervezas, letreros y música en vivo.
Corriendo a menos de 4 minutos por kilómetro, llegué al kilómetro 10 sorprendido de mí mismo, ya que no era el ritmo que había planeado. Sin embargo, la energía del ambiente y el nivel de los corredores que me acompañaban me empujaron sin darme cuenta. Cerca de la milla 11 (km 18) empecé a buscar a la Rusia, quien logró moverse estratégicamente por la ciudad para alentarme en tres puntos diferentes, ayudándome a dividir la maratón en cuatro etapas mentales.
Pasé la media maratón en 1:26, aún lleno de adrenalina, disfrutando cada momento y reflexionando sobre el privilegio de estar ahí. Disfrutaba los castillos, la arquitectura inglesa, el río Támesis, los barcos y las vistas increíbles que ofrece Londres, hasta que llegamos al icónico Tower Bridge, donde no pude evitar agradecer profundamente el estar viviendo ese momento épico e inolvidable. Es uno de los pocos puntos de la carrera donde baja el volumen por lo ancho del puente exclusivo para corredores.
Alrededor del kilómetro 30, el circuito se volvió más técnico, con muchas curvas, pasos bajo nivel y desniveles que no permitían mantener un ritmo parejo, pero que a la vez ayudaban a enfocarse en la ruta más que en el cansancio acumulado.
Con el recuerdo fresco del muro que había enfrentado en Tokio menos de dos meses antes, con fuertes puntadas, decidí bajar un poco el ritmo, cuidando siempre mantener al menos tres minutos de margen para lograr mi meta sub-3. Llevaba una pulsera que me regalaron en la Expo que me indicaba el tiempo que debía llevar en cada milla.
Afortunadamente, esta vez, el temido muro nunca llegó. En el kilómetro 35, con el último aliento de la Rusia, como nunca, me tomé unos segundos para detenerme y abrazarla. Sentía que estaba a punto de cumplir el objetivo y necesitaba compartirlo. Retomé la carrera, disfrutando cada metro, animado por los miles de espectadores.
Apenas vi el Big Ben y a menos de dos kilómetros de la meta, no pude contener la emoción y, con los ojos llorosos, corrí a puro corazón para cruzar la meta y gritar la victoria, marcando un tiempo de 2:57.
Emocionado y orgulloso, fui a buscar la tan ansiada medalla de los Six Majors y celebramos este logro en esta histórica y vibrante ciudad en una típica cantina inglesa.
José Esteban Martabid
Fecha de la carrera: Domingo 27 de abril de 2025