Heileen Chamorro: “Imposible no emocionarse hasta las lágrimas”

Race Report – Maratón de Chicago 2024

Al fin llegó el día, 13 de octubre de 2024, casi un año desde que empezamos a planificar este viaje con mi amiga Daniela Novoa. Fue ella la que llegó con el “bichito” de correr una Major y de paso inscribir al “pelaito”, mi marido Erwin Torres, en la tómbola de Chicago.

La noche anterior, sábado 12 de octubre, recibí las últimas instrucciones de mi entrenadora Marcela Guzmán: Repasamos estrategia, ritmo de carrera y últimos detalles, eso sumado a todos los mensajes de apoyo de mi equipo Friends and Runners, me daba toda la seguridad para hacer lo preparado.

La organización impecable desde principio a fin

Toda la ciudad estaba en sintonía de la carrera, nos alentaron desde la partida hasta la meta. Fuimos las estrellas de esta gran fiesta, sólo había que vibrar lindo y demostrar que todo lo vivido en el proceso valió la pena.

En la línea de partida me encontré con unos compatriotas, entre ellos la seca de la Bárbara Vallejos, 3ª mejor mujer chilena en esta carrera, esperamos nuestros Pacers y partimos.

¡Imposible no emocionarse hasta las lágrimas y sentirse agradecido por poder estar en ese lugar increíble!

Primer punto de hidratación y me di cuenta que los Pacers no tomaban agua y se fueron alejando, así que me enfoqué en mi ritmo, a pesar de la cantidad de corredores nunca pude conectar con alguien, por lo que me tocó hacer la carrera sola.

A pesar que nos habían advertido de la pérdida del GPS, nunca tuve mayores problemas con mi Garmin.

Kilómetro 16: Empecé a sentir roce en un dedo del pie izquierdo (mismos calcetines, mismas zapatillas) tuve que bloquear la sensación ya que faltaba mucho camino por recorrer aún, la gente seguía alentando y el sonido de las campanitas estaba por todos lados, no me salté ningún punto de hidratación y me tiré agua como loca, kilómetro 21 y ya había obtenido PB en la distancia, me sentía fuerte.

Kilómetro 30: Pensaba “sólo quedan 12 y algo más y estoy”.

Kilómetro 40: Se me levantó una uña del dedo del pie donde había sentido el roce, no quise mirar la zapatilla, me asusté y volví a enfocarme, ya habría tiempo para revisar eso.

Cartel de 800 metros (2 vueltas a la pista), ahora una pequeña subida que habíamos visto los días previos a la carrera que me comí con papas fritas jejeje porque la emoción del momento te hace sacar fuerzas de donde no las hay.

Cruzo meta y me invaden un montón de flashbacks del proceso, personas, momentos, lugares, carreras, tanto que agradecer, porque a pesar de haber corrida esta carrera sola, el camino recorrido fue muy acompañado y eso no se olvida.

Tuve tiempo de caminar lentamente hacia la salida, esperé a mi peladito en la guardarropía, pasó un rato y lo vi llegar emocionado hasta las lágrimas, nos abrazamos contentos y cansados.

Nos juntamos con otros amigos, uno de ellos Felipe Aballay de Punta Arenas, también su primera Major y esperamos a mi amiga Dani sentados en el pasto.

Cuando finalmente llegó la Dani quedamos tranquilos que todos pudimos hacer realidad este sueño de nuestra primera Major.