Gastón Hamel: “No había dolor, no había calambre, solo alegría, un nudo en la garganta y una satisfacción inexplicable”#GastónHamel #MaratondeChicago #RunchileRaceReport

Race Report – Maratón de Chicago 2024

A pesar de llevar años en el running, jamás había corrido una Major. Diversos motivos habían hecho imposible ese deseo, y hasta ahora llevaba ya 12 maratones, contando 2 veces París, 5 Santiago y 5 en Viña.

Este año decidí ir no solo por mi primer Major, sino que intentar conseguir un nuevo PB. El objetivo era claro y pusimos un agresivo plan de entrenamiento en marcha, con un invierno lluvioso, viajes y algunos episodios de salud que arriesgaron al proceso pero que finalmente se cumplió a la perfección.

Pasaron las semanas y todo andaba muy bien, la preocupación por la alimentación y un plan de masajes preventivos constante sin duda son extremadamente importantes para llegar bien.

La llegada a Chicago fue el día jueves, todo tranquilo, un suave trote el viernes con el equipo sirvió para sacarse el viaje, y al día siguiente fue fundamental para empezar a entrar en sintonía, haber participado de los 5K, en una carrera corta donde participaron 10.000 personas con una organización impecable, dejando la adrenalina a tope.

Y llegó el día D, con al menos 6 alarmas puestas a las 4 am, pero no fueron necesarias porque abrí un ojo a las 3:58, quizás un poquito de ansiedad ya empezaba a aparecer. Posterior al desayuno una caminata por los pasillos del hotel empezó a carburar la mente con recuerdos del porque estaba aquí, recordando a tantos que ya no están y que estarían orgullosos de ver este logro, pensar en mi madre que ese día cumplió 70 años y que no pude acompañar por estar en Chicago, todo eso llenó el alma con un bálsamo de paz y de fuerza para decir: “Vamos por ese PB”.

Todos siempre tenemos una meta que es la que contamos a nuestros amigos, pero en el fondo de muestra cabeza hay un objetivo un poco más desafiante, y esta no era la excepción, quería ir por esa meta oculta, las sensaciones bailaban y nutre la satisfacción de haber hecho las cosas bien y ese pesimismo de poder haberlo hecho algo mejor, y sin darme cuenta estaba en mi corral, nervioso, haciendo un preciso calentamiento tal como me instruyó el Profe, y tras unos segundos de silencio sepulcral ya estábamos en la línea de salida.

Ya el día anterior había corroborado que eso que dicen que el GPS se pierde era cierto, por lo que solo empecé a mirar el tiempo, contrastando con los kilómetros que estaban marcados con unos diminutos carteles y solo pude hacer el primer análisis de ritmo en el km 4, iba más rápido que el plan agresivo y decidí ajustar, lo cual es muy complejo de hacer con una algarabía incesante sobre todo en los primeros kilómetros, y la imprecisión de los números del reloj, ya enfilados hacia el norte el sol aparecía y lo sentía fuerte en mi cara, sentía que transpiraba más de la cuenta pero no le di mayor Importancia y seguí con el mismo plan de hidratación, y pasaban los kms y mantenía algunos minutos de holgura y que a pesar de intentar bajar el ritmo, no lo lograba, esto de correr por sensaciones se hacía titánico.

Al cruzar el medio maratón y ser alertado por mi maravillosa barra personal que iba muy bien y por un tiempo para mí impensado me preocupé y logré esta vez bajar, pero ya había menos gente, los edificios altos que daban sombra cada vez eran más lejanos, y la temperatura empezaba a subir, como una rana que se hierve lentamente en una olla y no se da cuenta, así me sentí y decidí empezar a reponer más líquido, el Gatorade lima-limón fue mi mejor amigo (aunque después del domingo nunca jamás volveré a tomarlo) Pero dije, que cuando uno siente sed ya es tarde, y así pasado el km 30, ya en territorios más inhóspitos, poca gente, corredores silenciosos, con algunos ya caídos en el camino, sentí en ambas piernas un fuerte tirón atrás y dije «listo, fregamos».

Quedé sentado en el aire, no me atreví a moverme y saqué del sombrero de mago todos los trucos posibles pero decidí finalmente dar paso a la experiencia, que de algo sirva no ser tan joven, y pensé: “Si trato de mantener el ritmo, no termino”, por lo que pasé al plan B, el plan inteligente, donde simplemente calculé lo que faltaba y dije a qué ritmo debía ir y así lo hice, no levanté más la vista, decidí seguir la “Blue line” e ir paso a paso, y muchos pasos serían un kilómetro y pensaba que así pronto habremos terminado, pero esta carrera tiene muchos giros inesperados y cuando creía que ya estábamos cerca debíamos volver a alejarnos antes de esa recta final que apenas se veía su término en el horizonte.

El nivel de angustia debo reconocer que era abrumador, pensé sacar el teléfono y avisar que venía mal, que no lo lograría, pero pensaba que si lo hacía sería como una profecía auto cumplida, sería rendirse ante los miedos, la angustia y aceptar la derrota, y yo no soy así, las peleas se dan, los desafíos se enfrentan y las dificultades se superan, fueron 5 kilómetros interminables, pensé en todos aquellos que han de ir soportar este proceso, que me han apañado y acompañado siempre incondicionalmente, y así pude avanzar en una lucha mental sin cuartel paso a paso.

Ese saludo maravilloso con pompones rojos, la sonrisa llena de amor y esa barra improvisada cuando quedaban 400 metros me hizo apretar los dientes e ir por lo último, pero quedaba algo impensado y que me habían advertido, esa maldita subida final, larga, odiable y absolutamente innecesaria, pero ahí estaba.

Miré el reloj y me di cuenta que debía llegar a la meta en 2 minutos para lograr mi PB. Desconozco donde, pero cerré los ojos unos 20 segundos, tome aire y decidí acelerar con lo último que me quedaba, y antes de darme cuenta cruzaba la meta, y con un grito del alma celebré haber logrado lo que tanto busque y por lo que luché todo este año, tenía mi PB, logrado con una holgura de solo 25 segundos.

Mi felicidad era exultante, quería contarle a todo el mundo, saqué el teléfono, mandé mensaje hasta el jardinero. Esa cerveza helada fue la más rica que he probado en mi vida, hasta me hizo ir caminando con pasos de baile (desconozco el ritmo que me inspiró), no había dolor, no había calambre, solo alegría, un nudo en la garganta y una satisfacción inexplicable.

Gastón Hamel

Fecha de la carrera: Domingo 13 de octubre de 2024

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