Francisco Díaz: “¿De qué hablo, cuando hablo de correr?”#MaratóndeSidney #RaceReport #SydneyMarathon

Race Report – Maratón de Sídney 2025

Qué mejor forma de comenzar estas líneas haciendo referencia a este tremendo testimonio, ¿por qué corremos? ¿Para qué?

Es impresionante como cada historia nos envuelve de esa pasión que solamente los runners entendemos, esta raza rara. Increíble cómo se describen los primeros 5k, 7k, 21k, etc.

Sin ir más lejos ayer hablaba con una persona que conocí y me contaba cómo, luego de haber perdido casi 45 kg post operación, encontró en el running y el triatlón su nueva vida, y pasó de ser «un invisible» a un autorreferente.

Volviendo un poco, las carreras comenzaron para mí hace un par de años con esos míticos 7k que hacía Nike en la pirámide, después pasamos por aquellos 10k que se hacían una vez al año, y qué innovador: ¡Nos daban una polera!

Tras un paso por el Banco Central, donde conocí un par de runners quienes hablaban de algo así como 3:30, sin entender de a qué se referían, pasé a escuchar 4:50 el mil es mi desafío, ¿de qué estamos hablando?

Ya en mi trabajo en Bci, un jefe-amigo, luego que corrí los 26 de la laguna de Aculeo (respetable reverencia al amigo Salas) me dice: “Ya pasaste los 21, te estás acercando a la maratón”, y fue en ese momento que pensé, ¿por qué no?

Es así como llegue a mi primer 42,195 en Santiago, que luego de terminar destruido, y luego de una «depre deportiva» (no sé si eso existe), decidí jamás volver a correr, sin embargo, en noviembre de ese mismo 2011, ya pensaba en el próximo MDS 2012, y que luego se sumó Punta del Este, ya luego vinieron los Majors (Chicago, Tokio). Mención especial para el paso por Nairobi, Eldoret, Item para experimentar 5 días de entrenar con esa otra raza…

By the way, en ese entonces andaba también en bici, mountain bike al Toyo, Farellones, algo para estirar las piernas con 90 km, nadar, ni en la tina.

Un nuevo respiro

Cuando llegué a Sídney, me dijeron, bienvenido al planeta deporte, al planeta triatlón y definitivamente sí, este es el famoso planeta triatlón, donde te ayudan desde el aspecto financiero (mi empleador me patrocinó y regaló la bicicleta TT). Te ayudan en el trabajo, acá es un honor tener trabajadores que hacen deporte.

Y tal como lo mencionaba, acá las conversaciones no son: “oye y a que carrete fuiste”, “¿cómo estas para el carrete del 18?”, son del tipo «¿Cuántas veces nadaste de Bondi a Bronte», “En que gym estas?”, “¿Qué carrera se te viene?”, definitivamente otro planeta.

Desde acá ya he corrido por Berlín, NY, Londres, solo esperando el mítico Boston.  Corrí un par de 21km (Sídney y Camberra), Gold Coast Marathon y Orange trail.

En paralelo comencé a nadar, algo impensado, y ¡nadar en el mar! Con hartos tipos de animales acompañando, sí, acá en el planeta triatlón. Luego de dos años de preparación y un par de 70.3, distancias olímpicas y sprints el año pasado terminé mi primer full IRONMAN en Cairns, ¿lo más loco? En el km 40, pensé “listo, ¿cuándo es el próximo full? Noviembre de 2026 en Chile…

Maratón de Sídney

Qué honor haber corrido el año pasado el maratón de Sídney cuando se estaba postulando para ser Major, sin embargo, lo que sí generaba dudas era lo dura que es, altimetría, recorrido, calor, etc. Y llegó la fecha en que se anuncia que Sídney sería Major, ahí estuvimos para celebrarlo.

De esta manera comenzó el entrenamiento primero para Londres en abril de este año y luego de inmediato el TCS Sídney.

Esta carrera tenía un gusto doble, dada la experiencia que he alcanzado, además de estudios relacionados a entrenamientos de maratón, he estado entrenando gente a distancia en Chile, acá en Sídney también para correr 21 km y maratón.

Y ahora mi amiga Diana iría por su primera maratón, pero el compromiso era que yo la acompañaría desde su km 40 hasta la meta.

El día de la carrera

El día comienza muy temprano, y había mucha conexión y compañerismo con el grupo de chilenos que correría este año. Pasamos de ser dos decenas a cerca de 80 y Roberto Núñez se encargó de transmitir esa conexión que solo esta raza indómita asimila, kudos extra por la tremenda experiencia de compartir con compatriotas, hasta grupo nuevo de chilenos runners en Chile se armó.

Si bien sabía que la ruta sería diferente, ya que sacaron dos colinas inexplicables que tuvo la versión 2024, no conocía el impacto que esta podría tener. Lo que me obligo a cambiar mi estrategia y decidí nuevamente correr sin mirar el reloj, sino que solo por sensaciones.

Sin dudas por ser un mejor tiene un sabor especial, pero considero que aún hay oportunidades de mejora, y conociendo a los “Ausies”, lo harán.

La carrera comenzó suave, el cruce del puente nuevamente duró y vacío, un aliento ahí ayudaría mucho. Ya cuando terminamos el área rara de Pyrmont, que mejor que escuchar «wena chileno, wena pelao», era el amigo Roberto.

Un sabio experimentado en correr maratones me dijo: «Dale nomás, yo voy a mi ritmo», capo.

Y hasta que la magia apareció, y se alinearon las estrellas, iba yo en el km no me acuerdo, y veo que vienen unas gacelas corriendo, los primeros lugares, pero no venía el sub 2.

Pasaron “corriendo” por mi lado los primeros cinco, pero atrás se veía a todos los corredores deteniéndose y aplaudiendo, venía él, Eliud el humilde, el que no le importan las medallas,

el hombre que realmente hace posible pensar que el hombre podría llegar a la luna. Fueron los únicos segundos que me detuve en la carrera, y los atesoro.

La tirada por Anzac nuevamente dura, se sienten las subidas y bajadas de las colinas. La inyección de energía, mi amada hermana me esperaba en el km 23, hermoso verla y llenarme de ese amor familiar, mi Garra Blanca (obvio incondicional).

La llegada el Centennial, esa pequeña pendiente, se siente. Ahí vino mi primera comida (año pasado la corrí en keto, intenté de nuevo este año), almendras y tocino el menú, pero esta vez pegó más.

El desgaste fue fuerte y tuve que apretar el botón de pánico (Gel de 340 calorías) y una pastilla de cafeína, resultó.

Y llegamos al parque botánico, donde ya correr con las caderas es la opción que nos queda, este trote solo lo entenderá esta raza. Dolió mucho, pero ya desde el KM 41 en adelante, se vino el sprint, no sé de dónde, dicen por ahí que, desde la cabeza, corazón o las lágrimas.

Dado que no llegaba en muy buen estado, pensé que la terminaría en 3:45, sin embargo, terminé e 3:40, reduciendo un minuto la marca del año pasado.

Una vez terminada la carrera me fui rápidamente, por entre medio del parque botánico, hacia el kilómetro 40 porque había quedado de acuerdo con esperar y acompañar desde ahí a Diana, no podía moverme, las piernas me rogaban parar.

Pero es así como cruzamos juntos esa meta, ella lloraba de emoción y yo solo podía contenerla, felicitarla y entenderla porque de esto hablamos cuando hablamos de correr.

Francisco Díaz Álvarez

Fecha de la carrera: Domingo 31 de agosto de 2025

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