Francisca González: «Mi cabeza fue mucho más fuerte y fui capaz de terminar»#FranciscaGonzalez #LavaredoUltraTrail #RunchileRaceReport #TrailRunchile

Race Report Lavaredo Ultra Trail 2018

Primero quiero contarles que Lavaredo Ultra Trail es una fecha del World Tour Series, carreras en las que participan los mejores corredores del mundo (además de corredores amateur) y a las cuales puede postular cualquiera que tenga los puntos necesarios.

Como hay 1.700 cupos y muchos más interesados en participar, realizan un sorteo y por cosas del destino, fui la única chilena que quedó.

La carrera se realiza en un centro de ski al norte de Italia, en Cortina D’Ampezzo y se corre por las Dolomitas, que es una cadena montañosa de cerros de piedra (Patrimonio de la Humanidad). Fue mi primera vez en la distancia 120k (he corrido 2 veces VUT los 100K) y realmente no sabía a lo que me iba a  enfrentar.


La carrera partió a las 11 de la noche, largábamos  1.600 corredores, así que nos fuimos a las 10 pm a la partida. Al llegar ya había mucha gente encajonada. La partida era en el centro del pueblo, así que quedamos bien atrás. Primera vez que me sentía nerviosa por una carrera, pero sabía que apenas partiera se me iba a pasar.

Era un ambiente muy entretenido, con música y todo el pueblo en la calle esperando la partida. Comenzó la cuenta regresiva y partimos. La gente de Cortina saludó y aplaudió hasta que nos fuimos perdiendo por el camino, saliendo del pueblo y entrando en un sendero. No hacía tanto frío, yo iba con mi corta viento impermeable y mi faldita!

Comenzamos a subir el primer cerro donde era casi imposible pasar porque el sendero era angosto, íbamos en fila. Me sentía feliz de estar en la carrera, iba acompañada por un grupo grande, escuchando distintos idiomas: italiano, alemán, francés, pero a nadie que hablara español, por lo menos las voces me acompañaron.

A medida que seguimos subiendo el grupo comenzó a dispersarse, se fue poniendo cada vez más frío. Tipo 2 am, paré al lado de un check point y me puse mi polera y patas térmicas, la temperatura cada vez era más baja. Llegamos a los 2.200 m y corría viento frío con -3 grados de temperatura. A esa altura ya iba corriendo sola, con mucho frío, pero me gusta correr de noche y me agrada la soledad.

Llegué al primer punto de corte a las 4:45 am, seguí, no paré porque me sentía bien. Venían 2 subidas de cerros más, volviendo a los 2.300 m. Llegué a las 8:00 am y vi una cara conocida que dijo mi nombre, era la Verito Rojas y Jonas, su marido (amiga corredora ecuatoriana que finalmente no largó) quien me ayudó a cargar agua, me compró un café, nos sacamos unas fotos y conversamos un poco. Sentía que iba bien y saqué mis cálculos: 50K en 10 horas está dentro de mi meta de lograr terminar en 24 horas. ¡Seguí optimista!

A los pocos kilómetros llegué al punto más alto de la carrera a  2.500 m y uno de los lugares más lindos del recorrido, Tres Cimes. Son 3 cimas de rocas, la foto más característica de las Dolomitas y me di el tiempo de mirarlas y sacar fotos, son una maravilla!

Sigo mi camino y comienza la bajada más larga de la carrera, 10 km y 1.300 m de descenso, es dura, mucha piedra en un sendero angosto, en general la mayoría de los senderos son con muchas piedras, algunos tramos incluso son como correr en el lecho de un río con piedras grandes y filosas.

Ya en  60K llevaba 12 horas de carrera, todavía creía que podía lograr mi meta. Llego al siguiente punto de corte a los 66K, me dolía mucho la cabeza, estaba la Verito y Jonas, pido algún analgésico y me tomo 3 vasos de agua! Me cambio las zapatillas, ya que venía con un dolor en la planta del pie izquierdo! Como algo y parto, todavía feliz y con energía!

Llegué al km 80 a las 3:30 de la tarde, ya llevaba 16 horas de carrera y comencé a sentir el cansancio, todos dicen que la carrera comienza ahí, estaba a 1.380 m y venía una larga subida de 12 km hasta los 2.200 m y se me hicieron eternos. A esas alturas de la carrera me dolía todo, la espalda por la mochila, las caderas, las rodillas, tenía un dolor en el empeine del pie derecho, tenía una ampolla, empecé a perder de a poco el entusiasmo! Algo que me empezó a pesar harto y es que había corrido toda la carrera sola, sin conversar y sin música, sólo yo y mis pensamientos. De lo poco que había entrenado para esta carrera (tuve una operación de urgencia en marzo que me tuvo parada por 6 semanas), ya no me quedaba nada, sólo seguía por la convicción de terminarla como fuera.

Llegué a Col Gallina, km 95, el penúltimo punto de corte a las 8 pm, comenzó a anochecer y me di cuenta que quedaba mucho todavía, aunque en el papel no se veía tan duro, en estos últimos 25K había que subir y bajar 4 cerros más (cada uno como el Pochoco y llegar otra vez a 2.500 m de altura). Tomé sopa, saqué unas almendras para el camino y partí otra vez. Ya desde el km 80 casi solo caminé rápido, incluso me costaba correr en las bajadas porque me dolía todo, en el camino vi corredores que se sentaban a dormir, todas las caras eran de agotamiento, llevaba 21 horas de carrera y todavía me faltaba lo peor.

A esas alturas ya no me quedaba tema de conversación conmigo misma. Conversé un rato con una mujer de Gran Bretaña, pero no tenía ganas de hablar inglés, no quería pensar y la dejé atrás. Empezó mi lucha interna, me rebelé, me enojé con la carrera por ser tan dura, tanta piedra, me enojé conmigo por correr sin entrenar, con mi cuerpo que me dolía pero seguí, mi otro yo decía: sigue, apúrate, vamos termina.

Llegué al km 102, último punto de corte a las 10:45 de la noche, ya no cumplí mi meta de las 24 horas, a esas alturas la cosa era terminarla dentro del tiempo. Comenzó otra vez el frío y el viento, estaba a 2.400 m y me volví a poner mis patas, polera y guantes, todavía me quedaban 2 cerros más por subir, me di ánimo, los senderos eran angostos y con acantilados hacia abajo. Usé la poca energía que me iba quedando para tratar de pasarlos rápido, por fin en el km 110 comenzó la bajada, con lo que me quedaba de energía empecé a correr.

Ya a la 1 de la mañana llegué a un bosque oscuro, empecé a ver  alucinaciones, me asusté un poco, pero había escuchado a otros corredores decir que es por la falta de sueño. Seguí corriendo sin parar, acompañada por el bosque que a cada paso cobraba vida, los árboles, las piedras, troncos, todo lo veía vivo. Sólo pensaba en llegar, sabía que me quedaba poco, a esas alturas ya no pensaba, sólo visualizaba terminar.

Salí por fin del bosque y vi las luces de Cortina, qué felicidad! Por fin, me quedaban sólo 2 Km. Vi a lo lejos a alguien que venía corriendo hacia mí, pensé que era otra alucinación pero no, era real. Lo abracé, qué alegría, era Ian (mi pololo), que me estaba esperando (él la corrió y se demoró 19 horas) me acompañó corriendo al lado, se adelantó en la meta para sacarme fotos, llegué por fin a la meta, la crucé en 28 horas y 3 minutos. Son las 3 de la mañana, no había nadie en el pueblo, sólo gente de la organización que aplaudía. Increíble pero había fotógrafo oficial hasta para el último corredor! Retiré mi chaqueta de Finisher (no daban medalla). No daba más de cansancio, sólo sabía que lo había logrado, que a pesar de mi falta de entrenamiento (me juré no volver a correr sin entrenar) mi cabeza fue mucho más fuerte y fui capaz de terminar!

Estaba demasiado feliz! Era Finisher de Lavaredo Ultra Trail, 420 corredores quedaron en el camino, sólo  1.186 logramos terminar. 130 mujeres llegamos a la meta, de las cuales sólo 12 tenían más de 50 años!

¿Qué si volvería a correrla? De todas maneras, pero con muchos meses de entrenamiento. El lugar es increíblemente lindo y la organización impecable! De todas maneras vuelvo.

Francisca González Ibar

Fecha de la carrera: 22 de junio de 2018

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