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¡Hola amigos de Trichile! Aquí Daniela y Oliver, unos orgullosos chilenos que, por temas familiares y académicos, tenemos la fortuna de estar viviendo en París desde agosto del 2023. Como buenos amantes del deporte, uno de los eventos que estábamos esperando con ansias eran los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Desde nuestra llegada, fuimos testigos de cómo la ciudad comenzó a transformarse, preparándose para acoger uno de los eventos más importantes a nivel mundial.

Probablemente los parisinos no fueron los únicos que vieron con escepticismo la elección de su ciudad como sede de los JJOO y la decisión de los organizadores de desarrollar el evento literalmente en los lugares más icónicos de la ciudad. 

La idea de un París caótico y congestionado molestaba a muchos. Se escuchaba en las noticias, en las conversaciones en el metro. Por algo quizás con meses de antelación, se lanzaron campañas para incentivar a que la gente programara la forma en que se iba a desplazar durante esas semanas o bien, hiciera teletrabajo. Incluso subieron el pasaje del transporte a 4 euros (¡usualmente el ticket cuesta 2,10!).

Sin embargo, a medida que se acercaba el gran día, París comenzó a llenarse de una energía especial. Los lugares que solíamos visitar en nuestras caminatas se convertían en escenarios preparados para recibir a los deportistas y los turistas que no fallaron en asistir. Ver cómo el Trocadero y Champs de Mars, la Place de la Concorde o el Puente Alexander III se transformaban en el epicentro del deporte mundial fue impresionante. 

Lógicamente, todo brandeado de los colores oficiales. Los curiosos nos paseábamos alrededor de estos estadios deportivos transitorios, tratando de identificar cómo eran, dónde iba a estar el público, etc…

Para la inauguración, no teníamos entradas para estar en alguno de los asientos a lo largo del Sena (¡el mismo día llegaban a costar 2500 euros!), pero eso no nos detuvo. Gracias a que en varios puntos de la capital se instalaron “fan zones” con pantallas gigantes, juegos y puntos de comida, nos fuimos a una ubicada en el barrio 6. 

Cuando llegamos, las puertas estaban cerradas. Pero tuvimos la suerte de entrar gracias a la compasión de un guardia. Entre locales y turistas, la mayoría con sus banderas, aplaudimos el inicio de la ceremonia. Gritos se escuchaban cuando había que alentar al propio país. ¡Había una alegría contagiosa en el ambiente! Sin embargo, la lluvia también se quiso hacer presente, tanto que ya se hacía insostenible refugiarse bajo paraguas. Nos tuvimos que mover hasta un restaurante y ahora a seguir compartiendo con otros entusiastas (garzones incluídos) tras un buen plato de comida. 

Aunque el show de Lady Gaga estuvo grabado, ver a Gojira actuando desde las ventanas de la Conciergerie, a Aya Nakamura cantando con la Guardia Republicana desde el Pont des Arts fondo, el desfile de los países, la ilusión del caballo de metal Zeus, el encendido del pebetero que incluía a históricos del deporte y finalmente a Céline Dion desde el segundo piso de la Torre Eiffel, no podemos negar que se erizaba la piel.

Ya al día siguiente, ¡teníamos la oportunidad de ver eventos de calidad mundial de manera gratuita casi en la puerta de la casa! Independiente del deporte, la gente salió a las calles a alentar. Si alguno no ha visto imágenes de Sacre-Coeur en los días de las pruebas de ciclismo de ruta femenino y masculino, por favor, busque un video en Youtube. Creo que no habíamos vivido tal nivel de pasión. Daba lo mismo el país, ¡la caramadería y el disfrute por el deporte era lo que primaba!

Tuvimos el privilegio de poder asistir a varias competencias: hándbol, natación, triatlón, aguas abiertas, ciclismo y maratón. La organización recomendaba llegar con al menos una hora y media de anticipación al recinto, necesario debido a las filas que se formaban en todos los eventos. Más, las esperas eran mínimas. El nivel de organización era tal que hacía todo muy expedito, tanto a nivel de accesibilidad como de seguridad. 

Y si necesitabas ayuda, le podías preguntar a las decenas de voluntarios, gendarmes o policías que estaban realmente a disposición del público. A eso, hay que agregar otros elementos que nos llamaron la atención, como la calidad de los recintos, modernos y bien equipados, no sólo para que los deportistas rindieran al máximo, sino para que los espectadores pudieran vivir la fiesta a pleno. ¡Lógicamente el merchandising no faltaba en ninguno de ellos!

Otro aspecto novedoso fue la apertura de la maratón y 10K a los age group. Ver a 40 mil personas, 20 mil en la maratón y otros 20 mil en los 10K, corriendo por el mismo circuito que los atletas de élite fue realmente inspirador. Y a pesar de que los 42K abierto al público comenzaron a las 9 de la noche, las calles estaban llenas de gente haciendo barra. Incluso, pasadas las 1 de la mañana, y el ánimo no decaía….

Mención especial se llevan los locales, por el alto nivel de entusiasmo y orgullo al apoyar y alentar a sus representantes. Entre el “Allez les Bleues” y la Marsellesa, era imposible no contagiarse y unirse a ellos! Y si por la televisión era alucinante, en vivo, era una locura. Imagínense como se vino abajo el Arena donde estaba la piscina olímpica cuando salía a competir su niño símbolo León Marchand (el próximo Michael Phelps según los entendidos…). Quizás cómo sería la garra que ponemos como chilenos si llegaran los Juegos a suelo nacional…

Por otro lado, aunque las competencias que implican nadar en el Sena fueron posibles, la situación no estuvo exenta de críticas. Algunos competidores comentaron que las condiciones del río no eran las mejores. Y, quién sabe, tal vez los ratones de París estaban celebrando sus propios Juegos Olímpicos ahí mismo. ¿Será cierto? Lo dejamos a la imaginación.

Después de toda esta emoción, nos tomaremos un pequeño descanso antes de seguir con los Paraolímpicos. Sabemos que será otra experiencia increíble y ya estamos listos para vivirla al máximo. 

Queremos cerrar esta nota con un agradecimiento especial al grupo Trichile que nos permitió aportar nuestro granito de arena en las competencias de triatlón, aguas abiertas, ciclismo y maratón. Ha sido un honor y un privilegio ser parte de este viaje olímpico. ¡Un abrazo grande a todos y nos vemos en la próxima aventura!

Daniela Núñez Herrera

Oliver López Villarroel

Miércoles 28 de agosto de 2024

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