A dos meses de la Maratón de Santiago en pleno entrenamiento es importante hacer una reflexión sobre cómo han resultado estos meses previos, cómo estamos en este momento y evitar estos errores tan comunes a futuro.
1.- Errar en el tiempo objetivo: No es lo mismo fijarse terminar un maratón que fijarse una meta de tiempo. Ahora, si esa meta es arbitraria o irreal estamos en problemas. Por mucho que uno haya corrido varios 10K ó 21K, llegar y plantearse bajar de 4:00 ó 3:00 horas en maratón es muy arriesgado, más aún si no has practicado esos ritmos de carrera. Metas realistas de acuerdo a tu nivel de entrenamiento y capacidad física es lo apropiado.
2.- Cantidad de kilometraje por sobre calidad: Si bien el maratón requiere un fuerte componente aeróbico, si uno sólo sostiene un paso en entrenamiento se torna trotón. Para desarrollar velocidad se requiere de estimular otras áreas con trabajos de potencia o intervalos de velocidad. Con esto, además, esos trotes aeróbicos se vuelven más fáciles de mantener.
3.- Correr lesionado: El entrenamiento para maratón muchas veces nos provocará molestias musculares o cansancio, sin embargo si hay dolor es otra cosa. El dolor hará que adoptemos posiciones de carrera viciosas para evitarlo, lo que nos generará descompensaciones musculares y potenciales lesiones en otras áreas de nuestro cuerpo. Además la lesión empeorará y puede que terminemos hasta sin maratón. Lo mejor es parar o hacer cross training (bicicleta, elíptica o natación), si al quinto día no remite el dolor consultar a un traumatólogo.
4. Girar en torno a la maratón: Un entrenamiento específico para maratonistas dura por lo general de cinco a cuatro meses. Cada día de entrenamiento tiene su afán, pero no por eso tenemos que transformar cada día en una obsesión por cumplir mi programa. Sólo lograremos estresarnos, lo pasaremos mal y peor: El estrés libera cortisol y esta hormona daña nuestros músculos, así que bajaremos nuestro rendimiento. La clave: Ser flexibles y darse licencias.
5. Sobre entrenamiento: Muy ligado a los puntos anteriormente descritos. La mejora en condición física se logra durante nuestros descansos posteriores al entrenamiento. Sin descanso no hay mejora. Y los descansos se programan. Al exigir al cuerpo todo el tiempo este se agota, se estresa, baja la testosterona, sube el cortisol, aumenta la irritabilidad, la calidad del sueño empeora y nuestra musculatura se va a la punta del cerro.
por Adrián Rodríguez (Viernes 13 de febrero de 2015)