Todos quienes corremos y competimos para batir nuestras marcas o ganar nuestras categorías tenemos una lucha constante con nuestro enfoque interno. Mientras sufrimos contra el reloj o vemos alejarse a nuestro rival empieza una lucha interna por motivarse a no bajar los brazos, pues uno nunca sabe lo que puede ocurrir. Cuando las cosas no van como lo esperamos y lo único que deseamos es abandonar o bajar el ritmo es cuando necesitamos fijar nuestro foco mental y no caer en los cantos de sirena de la mente.
Dejando de lado la angustia o sufrimiento hay algo que mantiene flameando a nuestra llama interna. Pequeños triunfos o esperanzas que hacen de esos días poco felices una oportunidad para curtir nuestra cabeza, como pasar al corredor que nos antecede o, contra todo, mantener el tortuoso ritmo de carrera.
Podemos cambiar nuestro objetivo inicial por uno menos ambicioso. Mantenernos en el momento, sin pensar en lo que nos queda o lo que pudimos haber logrado. Hay un mantra gringo que a mi me gusta mucho en estos momentos “dig deep” que quiere decir “cava hondo”, si la estás pasando mal entonces veamos hasta dónde puedo sufrir exigiéndome más. Suena a masoquismo, pero una vez que logras llegar a la meta tu cabeza está dura como una roca. Y en carreras venideras eso vale oro.
por Adrián Rodríguez (martes 23 de diciembre de 2014)