Duilio de Lapeyra nunca dejará de correr

Duilio de Lapeyra nunca ha dejado de correr, ni dejará de hacerlo. Con más de 20 maratones encima y su mejor registro de 3 horas y 36 minutos, Duilio a pesar de ser atropellado junto a otros 9 corredores el año 2012, mientras colaboraba participando en la corrida de la Teletón, largará el domingo 2 de abril desde el frontis del Palacio de La Moneda y, como buen maratonista, correrá el medio maratón en el próximo Entel Maratón de Santiago.Nos juntamos con él para conocer más de su experiencia de vida. De su capacidad de salir adelante a pesar de las adversidades. De no agotar esas ganas de luchar, ni menos abandonar lo que tanto le gusta hacer, correr. Y lo hace por pura pasión. 

Correr por más
  
¿Cómo era tu vida antes de sufrir ese lamentable accidente?

Antes del accidente ya tenía mi vida resuelta. Soy Ingeniero Comercial, tenía 36 años, me casé el año 2000, tengo tres hijos. Tuve la suerte de trabajar en empresas importantes. En lo deportivo, siempre me mantuve activo y con unos amigos compartimos la idea de correr por una causa solidaria. Corrimos en competencias a beneficio, siempre con un propósito.

Fue súper complicado porque corriendo nos sentíamos súper solidarios y después del accidente fue un golpe, un batatazo que recibí en la cabeza con el cual me di cuenta que estábamos a años luz de entender lo que es la palabra inclusión.

¿Dónde piensas que se encuentra la discapacidad más grave, en la tuya o en la que tenemos como sociedad para aceptar la diferencia?

La discapacidad más grande para mí, es la social. La persona con discapacidad es la primera persona que pide ayuda y si no lo hace, no lo necesita. Pueden estar bien o mal, eso es otro cuento. Pero los discapacitados sólo recibimos la ayuda que necesitamos. 

Pero nos falta inclusión como sociedad y no basta con sólo dar el asiento. Inclusión es entender, comprender y dar la oportunidad real para trabajar. Si una persona discapacitada perfectamente puede ser despedida, no hay problema en eso pero que se genere la oportunidad. La cuestión es concreta.
   
Antes del accidente tu tenías una vida como runner. Cuéntanos un poco de esa experiencia.

¿Cuál es tu mejor tiempo en un Maratón?

Mi mejor tiempo en un maratón es 3 horas 36 minutos. Pero siempre me he apasionado con la larga distancia, por eso que me propuse para ese 2012, empezar a trabajar en los 42 kilómetros y así correrlos más rápido. Mi primer objetivo era bajar las 3h30m. Pero pasó el accidente y todo eso quedó ahí.

Lo que me ocurrió no sólo me afectó físicamente, sino que lo hizo en todos los aspectos de mi vida, en lo económico, social, familiar, laboral, en las oportunidades. Me tocó entenderlo mucho mejor en los grupos de rehabilitación a los que asistí. Pero también porque ese minuto tenía acumulado una cuenta de más de 100 millones en la clínica, estaba sin trabajo porque supuestamente mi salud era incompatible con mi puesto, tenía que mantener a mi familia. 

Durante tu recuperación, ¿pudiste mantenerte activo deportivamente?

Una de las cosas que comencé a hacer después del accidente fue nadar y andar en bicicleta. Y tengo que reconocer que cada día miro el Ironman 70.3 de Pucón con más ganas, cuestión que probablemente termine corriendo.

El accidente me dio más de lo que hubiese imaginado, porque comencé a ser mucho más consciente de las cosas que me rodean en mi vida, dándole mayor valor a mi familia, volver a estudiar, tener hoy el tiempo para entrenar, cuestión que no podía hacer antes cuando trabajaba desde la oficina y miraba a la gente correr por el Cerro San Cristóbal.

Una de las cosas que siempre he hecho en la vida es hacer las cosas que más me cuestan, trabajo constantemente mis debilidades porque no creo que exista otra manera.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Hoy me dedico a lo que me apasiona, armando nuevos desafíos para el 2018. Uno de ellos se llama Corriendo sin límites, el cual básicamente se trata de volver a correr el Ultra Trail Mont Blanc en los 50 kilómetros, cuestión que hice un año antes que me atropellaran y sueño con volver ahora con mi nueva vida. Ahora, en el Trail no existen las capacidades diferentes, por lo que me lanzaré no más a correr. Ese es mi sueño. Hacer una serie de carreras tanto en Chile y el extranjero, para poder juntar los puntos que me permitan clasificar.

Acá en Chile correré el circuito de Latitud Sur, además del Endurance Challenge. Pero no dudé en correr el Maratón de Santiago.

Ya estás inscrito para el Entel Maratón de Santiago, ¿qué distancia correrás? 

Trataré de dosificar mi trote y correré los 21 kilómetros, para los cuales me inventé un bastón que aún no estreno en carrera, el cual compensa la fuerza que no tengo y gracias a él podré ir corriendo durante el circuito. Es súper cómodo, le puse amortiguación y capaz que a alguien más le sirva.

Me da mucho miedo correr en la calle, pero no me da miedo el Maratón. El año pasado cuando corrí los 10 kilómetros me sentí súper respaldado por otros corredores, donde me motivaron y mucho de ellos me acompañaron, eso me hizo sentir muy seguro. 

Yo espero que ocurra algo similar en los 21 kilómetros. Dos cuñados me acompañarán durante el circuito, Héctor Navarro y Rodrigo Pérez, quienes correrán los 21 kilómetros. Espero, ojalá, lanzarme a correr los 42 kilómetros.

¿Desde cuándo corres el Maratón de Santiago?

Corro el Maratón de Santiago desde el 2008, fui uno de los tantos colados más (risas). Ese año hice los 21 y hasta el 2012 corrí los 42 km. El 2013 y 2014 no corrí, mientras que el 2015 caminé los 21 y el 2016 hice los 10.

En la carrera de calle que he tenido la mejor experiencia, ha sido con el Maratón de Santiago. Siento que es parte del patrimonio que tiene Chile. Que se junten miles por el deporte, no sé qué otro evento más lo hace. 

Me da pena que sea sólo una vez en el año. Ojalá existiera una ruta del Maratón de Santiago, donde realizando corridas en otras regiones se produzca una mayor motivación. 

¿Qué le dirías a esa persona que aún no se motiva en correr?

Si logras cambiar switch, después de correr el maratón la pega está hecha. Y hoy para mí estar y participar del Maratón de Santiago es sentir que no cagué, que el accidente no me cagó, por eso después lo caminé el 2015, porque más allá de amar el resultado, amo el deporte. Todo es un regalo que trato de administrar de la mejor manera posible, porque me siento privilegiado y tal vez ese sería mi mensaje, que el que corre el Maratón de Santiago es un verdadero privilegiado.