Claudia Guerrero: “Nos abrazamos y festejamos el triunfo”

Race Report Maratón Internacional de Viña del Mar 2017

El domingo corrí mi primer maratón y, en este momento, tengo muchas ganas de contar mi maravillosa experiencia.

Fue increíble desde el inicio hasta el final. Mi objetivo principal o mi meta era llegar y “disfrutar”, el tiempo era secundario. Estimaba un mínimo de 4:00 horas y un máximo de 4:30. Pero mi preparación se basó en no pasarla mal. No quería encontrarme con ese famoso “muro”, no quería escuchar esos “demonios”. Sabía que en algún momento tu cuerpo se separa de tu mente y tienes que olvidar al primero y concentrarte en la segunda. Pero nada de eso ocurrió.

Logré mi objetivo, disfruté cada minuto, cada segundo, no apareció ni muro ni demonios. Mi cuerpo estuvo siempre junto a mi mente. Sentía que podía correr hasta China, nada me paraba. La gente y la energía que se irradia te llevan a acelerar el ritmo planificado, sobre todo al comienzo y es ahí donde debes decir: “tranquila, guarda energía para más adelante”. Y así logré controlar el ritmo.

Debes pensar que tu desafío comienza en el kilómetro 30. Los kilómetros previos son parte del calentamiento y preparación. Nútrete de los paisajes que te entrega la naturaleza, del aíre que respiras, de las buenas vibras que percibes de los runners y de la gente que va a entregar apoyo.

Con todo esto logré llegar íntegra. Ver la meta y escuchar esos gritos de aliento y fuerza fue lo máximo, una experiencia inolvidable de las que te hacen crecer.

Para lograr esto, desde mi experiencia, los factores clave son: mente positiva, planificación, disciplina, apoyo familiar, alimentación e hidratación. Yo, en general, corro sola en horarios diversos cuando puedo. Nunca he pertenecido a grupos de running. Me gustaría, pero por mi trabajo y familia se me hace muy difícil.

Cuando decidí correr 42k sabía que debía tener una buena y larga planificación y entrenamiento, y apareció mi coach. Una de esas personas que se cruzan en tu vida en el momento preciso, amigo de un muy buen amigo mío. Él logro apoyarme y guiarme en este camino, desde lo técnico hasta lo espiritual. Con él aprendí que el maratón no es solo correr, es todo lo que logras a través de las corridas, es la diversidad de emociones y vivencias que experimentas, es un encuentro con lo más profundo de tu alma, es algo que sólo conoces si lo vives. Junto a mi coach tuve un apoyo clave, y, mi buen amigo, me acompañó en toda la preparación, preocupado todo el tiempo en darme consejos y compartiendo su conocimiento y experiencia. Ese día corrimos juntos durante 32 kilómetros.

Y quiero hablarles de lo importante que fue la experiencia familiar. Cuando tu marido no corre y tus hijos anhelan estar contigo todo el tiempo, es difícil el entrenamiento. ¿Cómo logras ser comprendida y apoyada en estas situaciones? Es difícil, pero se logra. Apliqué estrategia de optimización del tiempo; por ejemplo, ocupé los tiempos de traslado entre la oficina y mi casa. Corría mientras mis hijos jugaban en el parque al cuidado de mi marido. Muchos sábados madrugaba y regresaba a tomar desayuno con ellos. Esto es clave para lograr la armonía en el hogar, aunque, así y todo, tuve mis problemitas, pero nada grave.

Creo que el momento más hermoso fue la llegada a la meta. ¡Increíble! Mi marido al lado en su bicicleta todo el tiempo dándome palabras de aliento y orgullo. Ver a mis hijos gritando “¡vamos mamá!”, mis hermanas, cuñados, una gran amiga con sus hijos, todos aplaudiendo… me sentía íntegra, feliz, emocionada.

Crucé la meta en 4:09 y no sé cómo, pero mi marido seguía a mi lado. Nos abrazamos y festejamos el triunfo.