La Maratón de Boston se corre anualmente desde 1897 lo que la convierte en la más antigua del Mundo, y por lo tanto una fuente inagotable de relatos y hazañas deportivas.
Pero sin duda la de 1967 tiene una de las historias más controvertidas, ya que una mujer contraviniendo todas las normas establecidas participó en ella, convirtiéndose en la primera en correr una prueba que hasta entonces estaba reservada sólo para los hombres.
Su nombre era Kathrine Virginia «Kathy» Switzer, y había nacido en Alemania en 1947.
Ella misma cuenta que “correr me hacía sentir libre y poderosa”. Así que correr una Maratón era lo que siempre quiso hacer.
«Se te va a caer el útero», «te va a crecer el bigote», «te crecerá vello púbico en el pecho», fueron algunas de las frases que Kathy escuchaba constantemente cuando le contaba a los demás su deseo de correr un maratón, pero ella soñaba con romper ese tabú.
Le pregunto a su entrenador, Arnie Briggs, si era posible inscribirse para Boston, ya que tal vez era contra las reglas. Revisaron detalladamente el reglamento, pero no había ninguna norma que prohibiera específicamente la participación de las mujeres en la maratón, sólo se asumía que ninguna mujer en su sano juicio querría correr y que, de todas formas, no serían capaces de hacerlo.
Kathy completo el formulario de inscripción con sólo sus iníciales y su apellido “K.V. Switzer”, por lo que previo a la carrera nadie sospecho siquiera que fuese mujer.
Previo a la carrera estaba nerviosa y ansiosa, pero tenía confianza en que podría completar la distancia porque había corrido 50 km durante un entrenamiento.
Se puso en la línea de partida con el numero 261 y espero hasta sentir el disparo de la pistola de partida, y junto al grupo de atletas salió corriendo calle abajo.
A tres kilómetros de haber iniciado la carrera, un bus pasó a su lado repleto con encargados de monitorear el tiempo de la carrera y varios otros encargados de la competencia. Detrás de ese vehículo venía el bus de prensa cargado con fotógrafos. ¡Y se volvieron locos al ver una mujer en la carrera! Entonces, y de forma repentina, ella escucho el sonido de zapatos que corrían detrás.
Giró y se topó con el rostro más furioso que había visto en su vida. Era uno de los encargados de la carrera, de nombre Jock Semple, quien la agarró por los hombros y le gritó: “¡Lárgate ahora mismo de mi carrera y devuélveme el numero!”. Comenzó a intentar arrancarle los números. Al ver eso, Arnie (su entrenador) saltó y dijo: “Déjela sola. Ella sabe lo que hace, la he entrenado. Así que apártese del camino”.
Jock Semple regresó y la volvió a agarrar. La tomó por la sudadera mientras ella intentaba separarse de él. Repentinamente, el novio de Kathy, Tom Miller, llegó corriendo a toda velocidad y golpeó a este encargado de la maratón dándole un empujón que lo envió volando a través del aire.
A partir de ahí un grupo de corredores y su novio la “escoltaron” e impidieron que la atleta fuera retirada de la competición y pudiera terminar la carrera, con un tiempo de 4 horas y 20 minutos.
A partir de ese momento la historia había cambiado para siempre. Cinco años después comenzó a permitirse legalmente la participación de la mujer en los maratones, y todo porque Kathy dejo claro, que las mujeres sí podían hacerlo.
Nota: En la pasada Maratón de New York estuvimos con Kathy y por eso le pedimos a nuestro historiador que escriba este artículo.
Nota 2: Actualmente existe una organización llamada 261, la cual organiza la maratón homónima en Palma de Mallorca. Es una maratón para mujeres, y el número recuerda al que le trataron de quitar a Kathy en Boston. Hay mujeres que se han tatuado ese número como símbolo de la igualdad de género y oportunidades.
Por Eduardo Cumplido Mayrock (Miércoles 5 de noviembre de 2014)
