Andrea Cornejo: Cruzar los límites de lo inimaginable al correr la maratón más profunda del mundo#RaceReport #WorldDeepestMarathon2025

Race Report – World Deepest Marathon 2025

Toda esta locura empezó alrededor de julio, cuando una colega me llamó para preguntarme por mi experiencia en maratones y si estaría dispuesta a correr en un túnel subterráneo, a 1120 metros bajo el nivel del mar, en Suecia, con el CEO de la empresa en la que trabajo. Sería una maratón que buscaría el récord Guinness por ser la más profunda del mundo y se realizaría el 25 de octubre en una mina de zinc, con aproximadamente 60 personas de distintas partes del mundo.

Me comentó que el objetivo era demostrar el potencial y resiliencia humana, la seguridad en minería, y la equidad de género en este rubro. De hecho, los dos que correríamos por la empresa representaríamos al movimiento HeforShe, de ONU Mujeres, que busca que los hombres también se involucren en los temas de equidad de género, razón por la cual decidieron buscar una mujer corredora. 

Desde entonces empecé con los entrenamientos. Como trabajo en turno en minería, tenía que entrenar a 4.400 msnm, principalmente en trotadora y con ritmos más bajos. Por su parte, en mis descansos, corría entre 80-90 km a la semana, a veces llegando a los 100km, mezclando trabajos de intervalos, series, trotes recuperativos y volumen. Esta sería mi octava maratón, y si bien desde la organización nos dijeron que no era competencia sino un desafío, yo me lo tomé bien en serio.

Esta maratón involucraba correr con altas humedades, temperaturas de aproximadamente 25 a 30 grados, oscuridad, silencio, y el uso de equipo de protección personal; es decir, casco y linternas frontales. Para prepararme para ello, y dado que en Chile tuve que entrenar en invierno, fui unos días a Brasil en agosto, aprovechando que se realizaría una media maratón, y de manera de entrenar con el calor y la humedad habitual de Rio. Además, entrené en mi trotadora con casco de montañismo, para poder habituarme a este.

Aterricé en Suecia el 20 de octubre y esa semana me dediqué a recorrer Estocolmo para pasar los nervios típicos previos a una maratón. Dos días antes troté siete kilómetros, además de realizar estiramientos y trabajos de respiración. Con ello, ya me sentía lista para el desafío. 

Llegó el día de la maratón y nos fuimos en buses desde Estocolmo a la mina, que se ubicaba a dos horas y media de la ciudad. Una vez allí nos hicieron una charla de seguridad y nos entregaron otros instrumentos (autorescate y tag). Posteriormente fuimos bajando en grupo en los ascensores hasta las profundidades de la mina. Una vez allí, cada participante tenía su puesto de hidratación; con geles, pastillas hidratantes y agua.

Se efectuó la partida y nos fuimos interiorizando en el túnel, sentí una inmensa emoción de ser parte de algo tan único y especial y que éramos solo unos pocos ahí. Mientras avanzaba por el túnel, fui pendiente de mis sensaciones; si sentía mucho calor, si el casco estaba bien puesto o si las zapatillas respondían adecuadamente al terreno. La verdad es que me empecé a acostumbrar bastaste bien a la indumentaria y en la primera vuelta traté de aprenderme el recorrido, que consistía en 3,84 kilómetros, lo cual tendríamos que repetir 11 veces.

Iba en la tercera vuelta y vi que varios empezaron a correr en grupos, probablemente para evitar la monotonía del recorrido. En mi caso, disfruté corriendo sola. Además, iba muy concentrada, porque había pequeñas rocas que podrían implicar doblarte el pie y uno tenía que actuar rápido para evitar torceduras. A esto se sumaba que había ocasiones que estabas completamente solo en el túnel, sin ver linternas cerca, en total oscuridad y silencio. Claramente había que tener no solo el físico sino también la mente para correr algo así.

Ya en la vuelta siete (kilómetro 27), empezaron los calambres. Con la humedad y el calor, había perdido mucho líquido; por lo mismo, empecé a tomar más agua con electrolitos. Eso hizo que estos pasaron un poco. Ya cuando iba en la vuelta nueve (un poco más de 34 kilómetros), mi ritmo empezó a decaer, pero fui siempre constante, manteniendo la mente puesta en el objetivo de cruzar los límites de lo inimaginable al correr la maratón más profunda del mundo.

Quedaba una sola vuelta y cuando estaba en la mitad de esos 3,84 kilómetros empecé a   aumentar el ritmo. De repente cuando quedaban 300 metros para finalizar el recorrido, nos encontramos nuevamente con el CEO de mi empresa y llegamos juntos. 

Además de haber sido la primera mujer en llegar, habíamos cruzado la meta como equipo y la felicidad era inmensa: Éramos Récord Guinness y logramos algo que jamás se había hecho en el mundo del running: correr en las profundidades de la tierra, a un poco más de un kilómetro bajo el nivel del mar, y eso nos demostraba que como humanos somos  capaces de ir más allá  de nuestros límites, y que con pasión y determinación podemos lograr grandes desafíos.

Andrea Cornejo

Fecha de la carrera: Sábado 25 de octubre de 2025

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