Adrián Rodríguez: “París, un maratón con mucha historia”maraton de paris

Race Report Maratón de París

Correr por las históricas calles de la ciudad más bella del mundo

Resumen_Noticia_Chilenos_en_Paris_2017El primero se corrió en 1896 para revivir el espíritu olímpico previo a la realización de los primeros JJOO modernos, llevados a cabo en Atenas ese mismo año.

Está versión del Maratón de París contemporáneo cumple 41 años, y por marcas, premios y masividad siempre fue considerado el sexto Major (cuando los Majors eran los 5 originales, mucho antes del novel Tokyo).

París lo tiene todo, no hay mucho que agregar a la urbe considerada la más hermosa, la más romántica y con una de las mejores calidades de vida del mundo. Así, no fue difícil tomar la decisión de correrla.

Muchos amigos la habían corrido a principios del siglo con buenos resultados y gratas experiencias. Kenenisa Bekele debutó aquí hace tres años con récord -aún vigente- de 2:05:04. En otras palabras, es un maratón con chapa de rápido. Yo venía de Chicago con el trago amargo de no lograr romper la barrera de las tres horas. Entrené bastante bien, pero mis proyecciones apuntaban a un rango entre 3:03-3:05, y con algo de fortuna climática tal vez un 3:01. Una cosa tenía claro, mi meta era disfrutar el recorrido y llegar contento (antes, en Chicago llegué amargado, cuestión de expectativas).

La ciudad tiene varios hoteles, pero mi señora y yo preferimos arrendar un apart hotel para cocinar pastas y todo eso (ella iba por su décimo maratón, saliendo de una lesión de un semestre, y yo por el 17º).

La Expo es muy chora, amplia, variada y completa. Sin tanta parafernalia como las gringas donde te llenan de papelitos promocionales y te regalan de todo, acá uno mira, se prueba y compra si desea. Además de actividades como yoga y zumba, muy entretenida y poco estresante, aunque ayuda el hecho de haber concurrido el primer día de apertura.

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La mañana de la partida

Alojamos en un departamento a diez cuadras del Arco del Triunfo, la partida es en Av. Campos Eliseos, pero la llegada está en Av. Foch a unas diez cuadras. Allí se dejan los bolsos y luego se parte a encajonar. Me llamó la atención lo rápido y la poca revisión de los bolsos en un mundo con tal paranoia terrorista, y aquí saben bien de atentados (recuerden las balaceras en Charlie Hebdo y La Bataclan). Me despido de la Pauli con un beso y abrazo, nos deseamos suerte y salud y partimos al encajonado.

Yo quedé en el primer corral tras los élites, algo importante pues si bien el primer kilómetro es amplio el segundo se estrecha bastante (París como muchas capitales Europeas tiene calles bastante angostas). Para evitar esto la organización hace pausas de tres minutos entre corrales, muy inteligente medida, así todos logramos correr con espacio.

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El circuito de la carrera

La bajada por los Campos Elíseos es maravillosa, con las Tuillerias y la enorme Rueda de la Fortuna esperándonos, así que hay que tener ojo en no salir como loco y conservar piernas. Luego uno rodea el famoso obelisco de la Plaza de la Concordia (mismo lugar donde se emplazó la infame guillotina durante la Revolución Francesa) para tomar Rue Rivoli camino a la Bastilla. Se pasa por frente al hotel Crillón original, la Place Vendôme, junto al Louvre camino a la Bastilla, uno se siente como uno de los primeros revolucionarios franceses realizando ese recorrido, ¡A tomarse la Bastilla, en el kilómetro 5!

Luego uno toma una diagonal larga y muy bonita con casitas bajas, parece más un pueblito inglés, en el Fabourg Saint Antoine, Rue de Reuilly, camino a uno de los dos bosques que recorre este maratón (bosques que ahora son parques). En el 10K uno ingresa en el Bosque de Vincennes, lugar donde se encuentra con el magnífico palacio del mismo nombre, acá se recorren nueve kilómetros, bien arbolados, los que en un soleado y templado día se agradece.

Saliendo de este bosque/parque de retorna a la Bastilla y poco antes están los 21.1K en la amplia Av. Daumensil. Mi plan de carrera consideraba dividir la ruta en tres tercios: 14K-28K-42K si pasaba cerca de una hora cada uno podía batir mi marca de 3:02:01, los primeros 14K los pasé en 59:30, lo que me daba un colchón, así llegué al 21,1K en 1:29:32 muy similar a Chicago, iba bien controlado por mi medidor de potencia Stryd y ojeando mi pulso. Bien, pero no del todo cómodo.
Aquí algo ayudó bastante y que les comento a continuación. El tramo más latero de todo maratón es entre el 22K y el 29K, algunos lo llamamos «el páramo» puesto que después del 21K todo vuelve a fojas cero y hay que aguantarse hasta el 30K para ver cómo se dará ese maratón, si uno se pegará con el muro, o tendrá resto para «rematar». Pregúntenle a cualquier maratonista con experiencia y les dirá: «El verdadero maratón comienza en el kilómetro 30». Esta vez, esos kilómetros recorren lo más hermoso de París, pues en el 22K se ingresa a la autopista en la costanera del río Sena, se aprecia la arquitectura majestuosa de la Isla de Francia con la catedral Notre Dame, se pasa bajo los maravillosos puentes de Napoleón, el Museo d’Orsay (lugar de la colección más maravillosa de la escuela impresionista), el Louvre nuevamente para salir junto a la majestuosa Torre Eiffel en el 29K. Todo este alucinante recorrido con bandas de música, gente alentando sobre los puentes y tres túneles en los que ponían música zen, con instalaciones fotográficas, gigantografías y efectos de luces. ¡Espectacular!

Llegado el 33K se ingresa en el segundo y último bosque/parque, el Bois de Boulogne, se corre junto al hipódromo y para los amantes del tenis se pasa por Roland Garros. Yo fiel a mi plan ví que en el 28K había pasado justo un minuto por debajo de las dos horas, así que si quería romper mi marca debía sostener un ritmo a 4:19 el kilómetro. Pero había un bichito que empezó a picarme el oído «¿y si es que no declinas y sostienes 4:15?… Y bajas las 3 horas» sinceramente era más de lo que podía soñar, así que seguí a ritmo de potencia manteniendo la postura y cadencia, lo primero lo primero, vamos a tratar de hacer nuevo PB.

Se transita por este bello bosque donde había mucho público alentando, controlado veo que en el kilómetro 35 hay un cronómetro marcando 2:29:30, saco las cuentas, «7.2K en 30 minutos… esto va a doler», ya a esas alturas 11:00 de la mañana el calorcito se hacía sentir, unos 18 grados pero el sol pegaba. Así que misma actitud, veamos qué pasa y a aperrar.

A falta de dos kilómetros se pasa por la fundación Louis Vuitton, un edificio futurista multicolor muy choro, y el último reloj 2:50:40. «Mier… Ahora si que va a doler» me quedaba el raspado de la olla y mi única esperanza era que los últimos 200 metros son en una pronunciada bajada. Confiando en mi remate final, logro pasar el 41K con el cuchillo en los dientes. El 42K momentos de flaqueza, juegos mentales, «tres horas no es malo igual es un gran avance», «no pues ¿te acuerdas de Chicago? ¿vas a perderte está oportunidad única?» Así hasta que llego a la rotonda Place de la Porte Maillot y doblo a la derecha por Avenida Foch. Meta a 200 metros, no alcanzo a divisar el cronómetro, pero no hay tiempo, mis compañeros de ruta salen cuan estampida de caballos, todos estamos juntos en la misma, picando con todo para bajar las tres horas, a full. Abro los ojos a cien metros cronómetro 2:59:44, no se de dónde, pero estaba corriendo cien metros planos junto a dos franceses, veo que ya marca 3:00:00 a unos 30 metros, no pierdo ímpetu y cruzo en 3:00:06 brazos en alto, paro mi reloj y marca 3:00:02.

Quedé súper contento, nuevo PB y además ad portas de bajar las tres horas. Me dieron mi medalla, saqué mis cosas me cambié, y fui por un merecido shop grande de cerveza Carlsberg al aérea de reunión. Mi objetivo cumplido, corrí, bajé mi marca y llegué feliz, no me voy a amargar por dos segundos. Partí al departamento para ducharme y volver por mi señora. Al llegar agarro el celular para así trackearla on line, prendo el wifi y mi celular se vuelve loco de mensajes. Abro el primero y aparece un pantallazo del Vicente Arias: «Schneider Electric Marathon de París – Adrián  Rodríguez – 2:59:52”, mis amigos me estuvieron siguiendo en Chile desde la 5:00 am. Alzo los brazos y no lo podía creer. Fue tal la confusión al inicio por la gran cantidad de corredores, que había prendido mi cronometro diez segundos antes de cruzar la línea de largada. Luego de contestar innumerables mensajes de felicitaciones, fui a buscar a Paulina.

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En el punto de reunión cerca del Arco del Triunfo. Llevé un cartelito hecho a la rápida. Veo a Paulina cruzando la calle con su medalla y me paro con el cartelito como taxista de aeropuerto: “2:59:52”, ella de una pieza se pone a reír, nos abrazamos y nos sacamos una foto en el mejor lugar del mundo para celebrar una victoria, cual otro, el Arco del Triunfo.

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Adrián Rodriguez

Fecha de la carrera: Domingo 9 de abril de 2017

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