Estimados colegas corredores, les voy a contar mi experiencia en una de las maratones ubicadas en uno de los lugares comunes mas icónicos del mundo, pues cuando uno habla de cataratas de inmediato se nos viene a la mente un lugar en particular: Niagara.
Conversando con un compañero corredor me comentó lo lindo que fue su experiencia al correr Niagara. La verdad es que no lo tomé mucho en cuenta, pensé «linda, pero otra maratón exótica más», aparte ya tenía decidido ir a Italia a correr, aprovechando de «pegarles en la pera» a mis familiares genoveses. Sin embargo, una mala pasada de LAN me indignó (ahora me cobraban 240 mil kilómetros premio, o 140 mil, pero viajando como 30 horas! Con escalas inverosímiles), así que decidí bajarme del viaje a Italia.
Tostado aún con los de LAN le propuse a mi señora ir a Norteamérica con lo puntos y de paso jodernos a estos monopólicos tipos. La Pauli concordó. La pregunta era dónde. Como tenemos una sobrina haciendo un doctorado en la NYU la respuesta cayó de cajón: Cualquier maratón de la costa este y pasamos a ver a la sobrina.
¿Chicago? No, es con lotería. ¿Marine Corps en Washington DC entonces? Cresta! ahora es con lotería. Y de repente nos iluminamos, vamos a Niagara! Queda una semana antes de la Maratón de Nueva York y aprovechamos de ser espectadores de esta fiesta maratónica junto a los amigos que la irán a correr. Listo, nos embarcamos a las Cataratas de Niagara.
La preparación fue sistemática y bien planificada. Yo estaba para correr entre 3:04 y 2:59 según se dieran las condiciones, la Pauli entre 3:59 y 3:54. Las expectativas eran altas, para mi lograr mi anhelado sub 3:00 y para Paulina su primer sub 4:00. Confianza a mil nos embarcamos en LAN con puntos y enlazamos con Jet Blue en JFK (costo del viaje 700 dólares por los dos).
Niagara es un destino para recién casados tanto como para gringos como para canadienses. Al estar en la frontera hay muchos casinos y juegos temáticod para toda la familia. Es harto pintoresco. Preferimos alojarnos en el lado canadiense pues eran lo organizadores del maratón y tanto la entrega de números como la llegada eran en Canadá. Resultó muy conveniente, nos alojamos en uno de los hoteles de la organización desde el cual partirían lo buses hacia Buffalo, NY del lado norteamericano, lugar donde se encuentra la largada, otra gracia de esta carrera es que es una maratón binacional.
Ya arriba de lo buses, se comentaba lo ventoso que estaría el día. El tiempo sería nublado con vientos de 28 km/hr y ráfagas de 44 km/hr! Chuatas, va a estar brava la cosa! Leí una vez un estudio cuando no le homologaron a Geoffrey Mutai su 2:03:02 de Boston por la altimetría y el viento de cola. Con vientos de 16 km/hr de cola el ritmo mejora en 3 segundo por kilómetro, pero esos mismos 16 km/hr de viento en contra nos frenan a 5 segundos por kilómetro, imagínense 28 km/hr!!!
Tras hacer aduana llegamos al Museo Albright-Knox en Buffalo donde pudimos entrar a esperar la largada y cobijarnos. El ambiente era de lo más bizarro, todos en el piso, entre pilares corintos y esculturas abstractas, alguno elongando otros echando la talla, mucho jolgorio.
Ya en la partida me puse tras los elites, me miraron raro, quizás por qué razón (habrán pensado que este flaco chileno les amargaría la jornada, nada más alejado de la realidad, jajaja). Y se largó la carrera, partí como siempre, controlado. Este tramo por Buffalo duró 7K hasta el Peace Bridge, sin contratiempos ni viento, ya sobre el puente el viento se sintió fuerte, aperitivo de lo que nos encontraríamos más adelante. Lo bajamos haciendo un bypass por la aduana canadiense y enrielamos hacia el Lago Eire (el río Niagara conecta los lagos Eire y Ontario y tiene una longitud aproximada de 60 kilómetros con las famosas cataratas de por medio). Ya en la ciudad de Fort Eire, nos devolvimos con dirección noroeste bordeando el río por los próximos 30 kilómetros río abajo hasta la meta, junto a las cataratas. El problema era que el viento soplaba desde el oeste.
Pasé la primera mitad en 1:32:04, iba dentro de los primeros 40. Un par de altos y flacuchentos canadienses me dicen «pégate al trencito» y me fui tras un tipo con una polera que decía «follow Jesus he will show you the path». Así que de ahí en adelante ese tipo para mi se llamo Jesús. Me cubrí con ellos de varias partes ventosas, pero me obligaron a subir mi ritmo, pasando a unos 5 runners. En el 26K preferí dejarlos ir pues me iba a fundir si seguía así.
En el 30K pillé a uno de los flacos, nos fuimos ayudando como en el ciclismo se chupa rueda, cada 500 metros íbamos cambiando la punta, pero no aguantó y se rezagó en el 35K. Al final vi a «Jesús» como 600 metros por delante, hasta que lo alcancé en el 38K. Lo alenté con un «Com’on buddy», yo iba lanzado y no me pudo seguir el tranco. Al final «Jesús» (Samuel Darling) llegó un minuto diez segundos detrás mío.
Los últimos tres kilómetros, en especial esa milla final, se hizo interminable. Gracias al cielo que los 400 metros finales eran en bajada, lo que me permitió realizar un sprint final si se le puede llamar así, cronometrando 3:07:22.
El ganador fue el mismo del año pasado, el local Lucas McAneney con 2:27:58, seguido a 90 segundos por el italiano que me miraba raro, Filippo Lo Piccolo. Lo llamativo es que ganó con un crono 5 minutos más lento que el 2013. Yo obtuve el lugar 23 en la general y en 2013 ese puesto cronometró 2:58:49, así que el estudio tenía razón, el viento en contra sí es un factor a considerar en el rendimiento de un maratón.
Me quedé en el sector de la meta, todo bien organizado, ambiente muy familiar, esperando la llegada de mi señora quien hizo 4:08:03, lejos de su objetivo pero esta vez no fue sólo el viento. La Paulina se desgarró un gemelo en el 23K, le ofrecieron el carro escoba para llevarla a la meta y lo rechazó. Digamos que hizo una segunda parte de la carrera a lo Gary Medel, con el cuchillo entre los dientes. Así es mi señora!
Bien estimados así concluyo mi reporte de una de esas maratones que entran en la categoría de iconos del mundo, tal como Rapa Nui, La Muralla China, Antártica o Atenas. Son esos lugares que todo el mundo conoce, aunque nunca hayan puesto un pie allí, y yo tuve la fortuna de poner mis pies en 42.195 metros de dicho maravilloso lugar. Nos vemos en la calle, corriendo por supuesto.
Adrián Rodríguez
El video de la experiencia de Adrian Rodriguez en la Niagara Falls International Marathon 2014
Fecha de la carrera: Domingo 26 de octubre de 2014
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