A los corredores nos cuesta mucho renunciar a un entrenamiento. No es que nos guste correr, es que lo necesitamos, hay veces que si no salimos a realizar nuestra dosis diaria de kilómetros nos sentimos mal, incompletos, incluso nos ponemos de mal humor. Lo que ocurre es que a veces las ocasiones no son las ideales para realizar esfuerzo físico. Eso ocurre, por ejemplo, cuando nos sale un día muy caluroso. No digo un día de cierto calor, sino uno de esos días en los que casi no puede ni respirar.
¿Qué hacemos? ¿Salimos a correr y nos arriesgamos a que se nos cueza el cerebro? ¿Nos quedamos en casa y dejamos que nos consuma la ansiedad? ¿Qué es peor? ¡Dios mío, qué enorme duda existencial! De acuerdo, todo el mundo tranquilo.
Cuando el calor es absolutamente insoportable, siempre es mejor no arriesgar la salud, no pasa nada por renunciar a un entrenamiento. Pero siempre hay alguna alternativa, como cambiar el horario, buscar horas del día más frescas, muy tempranito por la mañana, o ya después de anochecer.
En fin, en el siguiente vídeo os dejo unas pautas y unos consejos, sobre todo en el caso en el que decidáis que queréis salir a correr por muy altas que sean las temperaturas. ¡Ay, qué cabezotas somos los corredores!
por Javier Serrano (Viernes 25 de julio de 2014)
