Katica Puga: “Berlín me recordó ser más humilde”

Race Report – Maratón de Berlín 2025

Hace varios años que tenía el bichito de correr la Maratón de Berlín. En el 2017 estuve viviendo en esta increíble ciudad y tuve la oportunidad de ser pacer de un amigo que vino a correr la maratón, y acompañarlo en los últimos kilómetros.

Roberto y yo en la Maratón de Berlín 2017

Desde ahí que quedé con las ganas. ¡Que privilegio poder correr por esas majestuosas avenidas y, como si fuera poco, terminar cruzando la Puerta de Brandeburgo!

Actualmente vivo en Londres y entreno con los Highgate Harriers. Uno de mis compañeros de equipo pasó el dato que la fundación Switch The Play estaba dando cupos para la Maratón de Berlín. ¡Adivinen quien no lo pensó dos veces en decir “¡Yo!”.

El compromiso con esta fundación consistía en recaudar 1500 libras. Todos los fondos recolectados irían en apoyar la causa de Switch The Play, que ayuda a exatletas rearmarse profesionalmente luego de dedicarse al deporte. Fue impresionante la generosidad de mis amigos y familiares, y gracias a su colaboración pude lograr el compromiso propuesto.

La decisión de correr la Maratón de Berlín fue un poquito impulsiva. Sólo quedaban dos meses para la carrera cuando decidí participar. Condensar un plan de entreno en menos tiempo tiene sus riesgos de lesión, así que opté por meterle harta cabeza, agregarle volumen gradualmente y no sobre entrenar. Revisé bien la ruta y practiqué visualmente cómo sería pasar por los diferentes hitos urbanos. Tenía mi plan para el gran día.

Aun así, para ese 21 de septiembre, Berlín nos tenía esperado su propio plan…

Siempre he pensado que correr largas distancias es como una meditación activa. Esta vez fue exactamente lo contrario. Tuve una largada super acelerada. Las filas a los baños estaban larguísimas, y luego de esperar 45 minutos (y perder mi largada) me fui corriendo a la partida a incluirme justo a tiempo a la que seguía. Obviamente partí toda apurada (adiós plan), pero yo me sentía increíble. Tantas personas alentando (entre ellos mi super apoyador pololo), la ciudad y sus avenidas majestuosas, músicos y batucadas en las calles ¡Esos primeros 15 kilómetros fueron una fiesta!

Gozándola los primeros kilómetros

Pero ya al kilómetro 28 el calor se hizo sentir y recordé el respeto que hay que tenerle a esta distancia. Así que preferí bajarle el ritmo, pero terminar. De ahí en adelante paré en todos los puestos de agua a literal ducharme para darme un boost fresquito para seguir.

Poniéndole en la recta final

Hasta que finalmente apareció la añorada Puerta de Brandemburgo, y unos pocos (aunque eternos) metros más allá, la meta.

Cada maratón te enseña algo. Berlín me recordó ser más humilde, que, aunque tengas todo un mega plan en tu cabeza, nunca vas a poder controlar todo (como los 24 grados de ese día). También, que la maratón no se corre en solitario, vamos con el viento de cola con todo el apoyo de nuestros queridos y la gente que anima en las calles.

Se que para muchos (y me incluyo) no fue una carrera grata. Mucha gente tuvo que parar, se sintieron con nauseas e incluso algunos optaron por no terminar. Pero quedarse con ese gustito un poco amargo puede tener un lado bueno, y servir de empujoncito para el próximo desafío.