Race Report – Maratón de Lima 42K 2025
Este 25 de mayo no fue una fecha más: Fue el día en que me enfrenté al Maratón de Lima 42K, una carrera que se grabará en mi piel, en mis piernas y, sobre todo, en mi alma. Fuimos con mi entrenador desde Los Andes con la ilusión a flor de piel, cargados de sueños, semanas de entrenamiento, un excelente proceso y el fuego de querer dejar a Chile bien representado.
Camino a la Lagarda
Me desperté a las 3:00 de la madrugada con los nervios cruzándome el estómago, pero también con una determinación feroz. Desayuné en silencio, casi como un ritual, mientras repasaba mentalmente todo lo que había trabajado para llegar hasta aquí. Luego salimos rumbo a la partida, en medio de una Lima todavía dormida, pero que pronto se encendería con el pulso de miles de corredores.
Los primeros kilómetros: Fluyendo con fuerza
Cuando dieron la largada, sentí que todo se alineaba. El primer giro fue soñado. Mis piernas respondían, mi mente estaba enfocada y pasé por los puntos de control en los tiempos que habíamos planeado. Por un momento, sentí que volaba. Pero como todo maratón de verdad… la épica no tarda en aparecer.
El muro, las subidas y el dolor más profundo
Y fue ahí, en esas interminables subidas del circuito, donde Lima me puso a prueba. ¡Qué pesadas se sintieron! Cada zancada era una conversación interna entre el cuerpo y el corazón. Nunca había sentido tanto dolor físico en una maratón. Pero tampoco nunca había sentido tanta determinación.
No fue fácil. Hubo momentos donde quise detenerme. Pero no lo hice. Porque cada paso era por todo lo entrenado, por mi entrenador que me acompañaba, por mi familia que me sigue desde casa, por las personas que me apoyan y por mí misma.
Debo mencionar que, al ser dos giros al circuito, el apoyo se siente aún más. La energía de la gente se sintió increíble, se sintió fuerte la vibra en Lima.
La meta: Lágrimas de gloria
A 500 mts de la meta sentí tanta emoción, mientras me acercaba veía el arco meta y eran solo metros de finalizar, los gritos de la gente hacían que sintiera aún más la emoción. Cruce la meta llorando. Pero no de tristeza. Eran lágrimas de orgullo, de liberación, de haberlo dado todo en una ciudad que me exigió al máximo. Terminé exhausta, sí. Pero con la satisfacción del deber cumplido. Porque no sólo terminé: Me posicioné como la mejor chilena en Lima 42K 2025.
Este maratón me rompió… y me reconstruyó más fuerte. Aprendí que el verdadero valor de un corredor no está en su tiempo, sino en su capacidad de seguir adelante cuando el cuerpo grita que no puede más.
Gracias Lima por esta batalla, Gracias Dios y a todos los que estuvieron conmigo, de cerca o desde la distancia. Esta victoria es de todos.
Por Monserrat Espinoza
Maratonista de la comuna de Los Andes, Chile
Fecha de la carrera: Domingo 25 de mayo de 2025