ASICS hace un par de años ha salido de su zona de confort (con modelos ultra probados –y aprobados- Nimbus, Cumulus, Kayano por nombrar a las más conocidas) y se ha aventurado con nuevos modelos, como MetaRide y GildeRide. Zapatillas con un exagerado perfil cóncavo, cuya filosofía (dada por su geometría GuideSole) es que la zapatilla guíe nuestros tobillos a una transición desde el medio pie a la punta de los dedos. Se busca eficiencia de carrera, mayor cadencia, etc.
La MetaRide es la zapatilla creada para correr largas distancias, la GlideRide viene a ser una zapatilla mixta, y finalmente las MetaRacer entran en la categoría de zapatillas voladoras, de competencia 100%.
Son tan agresivas que de sólo ver ese color naranja furioso con la palabra Tokyo en el talón despiertan respeto. Nada que ver con esas enormes plataformas de 40mm tan propias de las zapatillas de carbono. Estas me recuerdan a las típicas zapatillas de competencia minimalistas de la época del “natural running”, con las que se buscaba sentir el camino.
Con un peso de 220gr en talla 11US y un drop de 9mm (24mm de talón y 15mm en los metatarsos) son el equivalente a un Fórmula 1. Como todo Fórmula 1, en manos expertas muestran toda su potencia, maniobrabilidad y velocidad, pero si no se está preparado para manejarlo lo más probable es que terminemos chocando. Hago esta analogía con las MetaRacer porque son zapatillas que en pies adecuados pueden generar ritmos endemoniados. Pero en personas poco eficientes o de pesos sobre 75kg acostumbrados a zapatillas mullidas les pueden machacar su planta del pie, están hechas para volar a ritmos bajo 4:10 y mucho menores.
Vamos por partes, primero el upper. Es una malla flexible sin refuerzos ni elementos estabilizadores (salvo un termolaminado en la zona interna del tarso) que aumenten su peso. Completamente microperforada con una ventilación increíble, incluso tiene un hoyito en la punta para la ventilación, ¿cómo tanto? Pues bien averiguando supe que es un guiño a su modelo “Magic Runner” de 1960 (al ser de cuero que requería un medio de ventilación) y que luego siguió en la “Magic Racer” de 1990 que contaba con cuatro agujeros en la puntera. Además el tejido es un jaquard monofilamento de tela hidrofóbica, cosa de que si llueve el agua no agregue peso en la zapatilla. La lengua es una tela/malla, plana, sin acolchado. Ojo corredores nocturnos: No cuenta con elementos reflectantes.
La media suela tiene dos áreas. El área blanca es del ya conocido FlyteFoam, compuesto liviano y resiliente. El área naranja (también FlyteFoam) muestra donde se ubica la placa de carbono. No son todo lo rígidas de sus colegas, se pueden flectar muy poco donde no va la suela de goma principal, que analizaremos a continuación.
La suela: Hecha de goma WetGrip con relieves en todo el antepié, tal como los dibujos de un neumático de F1 para lluvia (busca mejor tracción en piso mojado). Con dos pequeñas láminas en el talón y un solo surco en la puntera, única parte en que logré flectar el Flytefoam pues allí no llega la placa de carbono.
Sensaciones:
Parto señalando que son las primeras zapatillas de placa de carbono que me calzo. Y partí con todo: Hice un test de Cooper en pista de ripio y el desempeño me dejó boquiabierto.
Si bien no sentí un efecto trampolín, la cadencia fue clave: Mis piernas fluyeron como el agua a 206 pasos/minuto y 239W de potencia medido por Stryd. La percepción de esfuerzo fue baja para los ritmos que le apliqué (bajo 4:00min/km) de hecho cuando pasaron los doce minutos del Cooper dije “¡Qué diablos! ¿Cómo tan pronto?” podría haber seguido dando vueltas tranquilamente. Muscularmente quedé muy bien, sin sensación de tirantez ni dolores musculares.
Al testearlas en intervalos de 400m a 1’25’’ y 272W de potencia, una leve sensación de rebote se sintió en el área del FlyteFoam por delante del talón, pero una vez más fueron la cadencia (208 pasos/minuto) y fluidez de zancada las que apoyaron los exigentes ritmos.
A ritmos bajos -aparte de lo liviana- si bien no se siente incómoda, no destaca. Sería un despropósito rodar kilómetros aeróbicos con ellas ¿Alguien sacaría un Lamborghini a rodar a 40km/hr?
La adherencia al asfalto es magnífico y el upper provee buena sujeción al pie en las curvas, el tacto a la calle es alto. Da una más que adecuada dosis de estabilidad. En rodajes de más de 12km esa sensación de suelo comienza a hacerse patente, razón por la cual estimo que para distancias mayores a un 21K (30K o maratón) son una buena opción para corredores rápidos y livianos. Y para el resto de nosotros, hasta 21K andarían impecables.
Conclusiones:
Zapatilla liviana, para corredores neutros y pronadores leves de hasta 75 kilos. Ideales para trabajos de velocidad en pista, competencias 3.000m a Medio Maratón en corredores amateurs de buena técnica que propenden a caer con el metatarso e incluso Maratón en corredores veloces y livianos. La placa de carbono no da mayor rebote, otorga la plataforma para ganar eficiencia de carrera a través de la rápida transición de contacto al piso en la zancada (mayor cadencia) gracias a la geometría GuideSole. La gran curva en la punta (Rocker) ahorra energía en los gemelos en la fase de impulso, por lo que tras trabajos de alta intensidad nuestros músculos no se sienten tan tirantes como con modelos tradicionales. En resumen una zapatilla de una nueva categoría: “Fórmula 1”.
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Por Adrían Rodríguez (Miércoles 23 de septiembre de 2020)