Continuando con nuestra serie de entrevistas a runners amatuers, en esta oportunidad seguimos en Road Runners para conversar con Carla Sánchez, periodista de la Universidad Católica, que por algunos años estuvo encantanda con los cerros y los trails, pero que gracias a una invitación de New Balance se acercó al asfalto (como dice ella) y encontró que el running se amondó perfecto a su vida llena de otras actividades. Conoce más de esta apasionada runner, que no deja de lado sus facetas de madre, profesional y amiga.
Tu padre fue maratonista, ¿fue él quien te inculcó la pasión por correr?
Sí. De hecho recuerdo, hace 20 años, haber ido de pacer en bicicleta todo el Maratón de Santiago, llevando una mochila con plátanos, naranjas, agua y aspirinas, porque en esa época a mi papá le dolían las rodillas, y le iba pasando aspirina cuando me la pedía. Esa fue mi primera conexión.
Mi papá siempre fue muy deportista, por lo tanto el responsable de que a mí me guste mucho el deporte. Durante el colegio hice atletismo, pero tampoco de manera intensiva. Después jugué a volleyball mucho tiempo. Cuando tuve a mis hijos hice mucha natación también. Siempre tuve el bicho del deporte.
¿Alcanzaste a entrenar con él, o solamente verle ya te motivó?
Alcanzamos a correr juntos una carrera de 10K en Santiago. Pero ahora ya no puede correr más.
¿Y qué dice tu papá ahora cuando te ve motivada con el running?
Imagínate. Para él es como la proyección de lo que él no pudo continuar. A él le encantaba entrenar, corrió dos veces Nueva York, corrió Puerto Varas, corrió Santiago, y ahora tiene una hernia en la espalda que no le deja correr. Para cualquier corredor, que de un día para otro te digan que no puedes seguir haciéndolo debe ser un dolor bastante fuerte.
El año pasado corriste en Nueva York tu primer maratón, aunque antes habías corrido carreras largas de Trail. No buscabas una marca especial, pero en la meta te encontraste con un 3:42, que era un minuto menos que la marca de tu papá. ¿Qué te dijo él?
Fue divertido porque él me iba siguiendo en línea. Como era mi primer maratón, mi entrenador me aconsejó ir tranquila, que no me volviese loca. El objetivo era pasarlo bien. En su momento yo no estaba de acuerdo, porque corría más rápido del ritmo que me estaban mandando. Pero al final me dije que él era el experto, y sabría qué es lo que me convenía y lo que no, entonces le hice caso.
A los 21 kilómetros me di cuenta de que tenía mucha más energía, y me dije: “filo con el entrenador” (risas). Pablo, te quiero mucho, pero filo. Y le metí no más. De hecho la segunda parte del maratón la hice más rápida que la primera. La primera mitad yo iba conversando. En la segunda decidí meterle.
Mi papá me iba mirando en la aplicación desde Santiago e iba diciendo: “¡oh, me va a ganar! Se embaló. ¡Está que me pasa!”.
¿Y cómo fue la experiencia de llegar al maratón? Porque tengo entendido que fue algo fortuito.
No fue buscado. Me pasó lo mismo que cuando empecé a hacer trail. En esa ocasión me invitaron porque yo era periodista de la revista Capital, y me invitaron a escribir un reportaje de outdoor y trail running. Acepté porque soy embalada y me gusta el deporte. Desde ahí estuve casi 4 años haciendo trail. Mi distancia era 50K. Más que eso no me llamaba mucho la atención. Pero me fue bien, saqué algunos podios. Corrí dos veces el Patagonia Run, hice las Torres del Paine, corrí carreras del circuito de Latitud Sur Expedition.
¿Y cómo entrenabas?
Con North Face Running Club, que ya no existe. Ahora hay una Trail Academy, pero no es lo mismo que era antes.
¿Y cómo llegó el maratón?
New Balance me invitó a hacer un reportaje en primera persona del Maratón de Nueva York.
¿Y lo preparaste sola o tenías un plan de entrenamiento?
Yo estaba entrenando trail, y cuando me hacen esta invitación quedaban como 3 meses para la carrera. No era mucho tiempo porque el entrenamiento de cerro es muy diferente al entrenamiento de asfalto. Pero tenía una ventaja que era la cabeza, ya había corrido 50 kilómetros. Y lo otro que tenía era la fuerza. Así que estaba entrenable.
Esos 3 meses me enfoqué, me puse a entrenar y lo pasé muy bien. Encontré la experiencia excelente.
Era uno de los sueños de mi vida correr un maratón, y desmitifiqué que era algo inalcanzable. Aunque yo había corrido Ultras, que igual son difíciles, el maratón tiene un componente de velocidad y de tiempo. Porque yo no estaba dispuesta a hacer un maratón en 4 horas. Mi meta no era terminar, era correrla bien. Y se cumplió.
La verdad que cualquiera puede correr un maraton. Obviamente la genética y el talento pueden ayudar, pero la clave está en la constancia y en entrenar.
¿Y qué pasó contigo y el running tras el maratón?
Fue como una inyección de adrenalina y de alegría. A mí me pasa que correr me pone muy feliz. Me hace sentir una mejor persona, me hace una mejor mamá, mejor profesional en mi trabajo. Siento que uno ve la vida con otros ojos.
Corriendo tienes que enfrentar tantos problemas (te puedes deshidratar, cansar, lesionar, etc.), que si logras manejarlos, si logras controlar tu mente, tienes un poder especial. Y eso te da placer y felicidad.
Después de haber entrenado algunos años el trail, haber corrido ultras, y ahora maratón, ¿qué te gusta más correr en cerros o correr en asfalto?
Yo siempre renegué del asfalto. Yo siempre decía que era corredora de cerro y que a mí la calle no me gustaba. Pero le he ido encontrando la gracia a la calle, la verdad. Y encuentro que la calle es más entrenable. Por ejemplo, yo estoy divorciada, tengo dos hijos, tengo un trabajo con el que tengo que viajar mucho al sur, entonces encuentro que la calle se ajusta más a mi estilo de vida.
El cerro es más peligroso, generalmente hay que ir con alguien, y es más demandante de tiempo. En cambio la calle está a la mano. Te pones las zapatillas, sales a correr y la pista está ahí. Hay pista en el colegio de mis niños también. Todas estas cosas hicieron que en este momento de mi vida esté más enfocada en la calle. Encuentro que es más amigable con el resto de mi vida.
¿Qué edad tienen tus hijos?
Tengo dos hombres de 8 y 6 años.
¿Y qué dicen con la mamá corredora?
Les gusta. Igual por la mañana, cuando me despierto para ir a correr temprano me miran y me dicen: “Dónde vas?”, “A correr”, “¡Pero si ya corriste ayer!” (Risas).
¿Ellos hacen algún deporte?
Sí, ellos son muy futboleros los dos. Entonces, lo que hago es llevarlos los sábados en la mañana a la cancha a jugar al fútbol y yo me quedo dando vueltas como un hámster por la pista del colegio (Risas). A veces, si me tocan 15K me digo: “Me voy a marear de tanta vuelta” (Risas).
Corriste Nueva York el año pasado e hiciste 3:42. ¿Eso te hizo plantearte objetivos a nivel de marcas?
Sí. Este año, cuando Pablo me preguntó qué iba a hacer pensé en correr algún maratón el primer semestre, pero sentí que era mucho. Decidí correr uno al año, bien hecho, y dediqué el primer semestre a preparar puros 21. Corrí Santiago (1h37m)y corrí Mendoza (1h35m).
¿Y los 42 de este año dónde van a ser?
En Buenos Aires.
¿Buscarás algún tiempo en especial?
Sí, quiero bajar las 3:30. Ojalá llegar a 3:28 o algo así.
¿Y entre tus objetivos está Boston o es algo que no buscas?
Yo creo que por la edad estoy justo con el tiempo para Boston. Pero no sé si Boston me ralla la cabeza. Quizá el trauma de la carrera pasada, donde todo el mundo lo pasó tan mal. No sé si hay un tema con Boston por ser un maratón que solamente algunos pueden correr, y por ser más exclusiva genera tanto interés. Quizá me interesa más Berlín o Chicago. No lo tengo tan claro todavía.
¿Buscas mezclar las carreras con turismo?
Sí, me encanta pasear. De hecho dos noches antes de correr Nueva York fui a un concierto de un grupo que me encanta (risas). Me encanta correr, es una parte importante de mi vida, pero no es mi vida. No es mi única actividad, tengo montones de otros intereses.
Obviamente, cuando estoy preparando un maratón, esas otras cosas las dejo un poco en espera.
¿Cómo haces con los viajes y tus hijos?
Igual los llevo. Me las ingenio para buscar colaboradores o gente que me ayude. En Santiago cuando hago los largos los llevo en bicicleta conmigo. Los trato de integrar a mi actividad.
Has hablado varias veces de Pablo. ¿Con quién entrenas?
Con Pablo González en Road Runnners. Una de las cosas que rescato de este club, y que lo diferencia de otros en los que he estado, es que es como una especie de familia deportiva. Se preocupan por todo, hay un entrenamiento diferenciado para la gente muy pro y para la gente que lo hace por un tema social o que quiere sentirse bien físicamente. Hay una ambición y una competitividad, pero a cada uno le exigen lo que puede y lo que quiere dar. Aquí no revientan a nadie, y eso me gusta porque hace que sea un entrenamiento personalizado.
Eso es fundamental porque somos mucha gente. Hay equipo de triatlón y hay corredores. En total seremos más de 100 personas, y sin embargo siento que el entrenador sabe de cada uno su ritmo y su capacidad al detalle.
Tú llevas poco tiempo corriendo en calle. ¿Te ves dentro de unos años en ese grupo de las sub 3 horas o con el objetivo de bajar de las 3:30 estás feliz?
Lo mismo me preguntaba hace poco mi coach de nutrición: “¿Después de Buenos Aires querrás seguir bajando?”. La verdad es que a mí me interesa ser buena, pero también me interesa pasarlo bien. No me quiero volver loca y convertirme en una obsesionada. Ya estoy un poco obsesionada, pero no quiero rallar la papa con esto. Tengo mi vida, no voy a descuidar mi familia, ni mi trabajo, ni mis amistades. Para mí esto es parte importante de mi vida, pero no es lo único que yo hago.
Si puedo sacar lo mejor de mí con esas reglas del juego, y mejorar un poco el tiempo, perfecto.
¿Cómo convencerías a alguien que solamente hace un 10K porque dice que no tiene tiempo para entrenar?
Mira, yo me di cuenta que no puedo entrenar en las tardes por un tema logístico. Tengo que llegar a la casa, ayudar a los niños con la tarea. Entonces entreno en la mañana. Ya, pero ¿cómo lo hago si tengo que llevar a los niños al colegio? Bueno, tendré que sacrificar una hora de sueño. Entonces yo creo que igual, si uno quiere, se puede organizar. Obviamente, a mí me produce más placer una hora corriendo que una hora durmiendo.
A veces me tengo que ajustar. Por ejemplo, este fin de semana no pude correr el largo. Entonces me levanté el miércoles más temprano y me las ingenié.
Y lo otro es que yo lo veo como una actividad que me hace feliz. Es algo entretenido. Para mí correr no es un trabajo, es como salir a comer con alguien o salir a tomarme algo.
¿Te imaginas corriendo mucho tiempo? ¿Siendo corredora de por vida?
Sí, yo creo que sí. La sensación que me produce el correr no le he conseguido con ninguna otra cosa. El otro día llovió y me fui a hacer un largo a Lo Curro porque no había podido entrenar con el club. Hice un 21 yo sola. Bajé lo Curro, recién llovido, con un día increíble, con un sol maravilloso y me dije: “No hay nada mejor que esto. No hay nada mejor que esta sensación de libertad. Estar flotando”. Eso para mí no tiene precio.
Muchas gracias Carla por tu tiempo y éxito en todas las facetas de tu vida!!!
por Folo (Lunes 23 de julio de 2018)