Raimundo Gazitua: «Fue mucho más difícil que el año anterior»#RunchileRaceReport #TorrencialValdivia

Race Report Torrencial Valdivia 2017 45 km


Gentileza Oberg Fotografías // Nimbus Outdoor

 

Y vuelve a sonar el despertador, son las 3:55 am, definitivamente hay que ponerse en marcha. La madrugada es fría, el cielo manda las primeras gotas formando un río pequeño en el parabrisas, recogemos a varios corredores y partimos raudos hacia la largada por las curvas pronunciadas que nos llevan hasta Pilolcura y que nos hacen recordar el desayuno durante todo el trayecto.


¿Por qué levantarse a esta hora, salir con poco más de 5 grados y partir con la lluvia en la cara, en vez de quedarme domingueando, viendo el fútbol, jugando con mis hijas y tener un fin de semana tranquilo? Imposible, desde un tiempo a la fecha esto me motiva más que la calma. El Deporte y el Trail en especial tiene eso de que de pronto la vida misma se repleta de desafíos por superar, distancias por recorrer, tiempos que mejorar y mejor aún, independiente del nivel, se aprende a disfrutar. Además aquí podemos compartir ruta con los mejores, con quienes se dedican a esto y aprender de la experiencia de los que llevan más camino. También predominan las buenas vibras y se respira un muy buen ambiente entre todos. Aquí por fortuna todavía no tenemos muchos rockstars.


Calentamos unos minutos antes, sobre el suelo blando, mezcla de arena y tierra suelta. Encajonamos. Me pongo en primera línea de partida,  me gusta sentir la emoción del comienzo desde adelante, la ansiedad de la cuenta regresiva: 3, 2, 1 Vaaaaamoooos Torrenciales! 


Largamos. Mientras avanzo voy viendo como el grupo de avanzada enfila por la gran subida inicial liderado por el ganador  Luis  Patagón Soto que aplica desde el inicio un ritmo bestial ganando más de 100 metros de desnivel acumulado por cada kilómetro recorrido los que se sienten muy poco debido a la adrenalina del principio y la oscuridad que no nos permite dimensionar la pendiente que nos lleva a internarnos por la selva valdiviana, se trata de una subida de poco más de 7 kms, donde el barro dice presente y nos hace a todos darnos cuenta que esta será la versión más dura de todas las versiones de Torrencial.


Hundiendo y sacando los pies del barro, esforzándonos el triple en cada paso y la naturaleza mostrándose con toda su intensidad como si esa mañana quisiera demostrarnos toda su energía descargándonos en nuestras cabezas aguaceros, viento y terrenos complicados de franquear, pero hay conexión con los corredores, cae la lluvia y todos embarrados avanzamos felices, ganando sólo en este primer tramo alrededor de 700 metros.


Llegamos al primer PAS, y sigo sin parar, comienza una bajada, la más técnica que me haya tocado en mi corta experiencia en el trail. La humedad es total, árboles con sus troncos en todos los sentidos, rebosantes de follaje, ramas, palos huecos, hojas fundidas con el barro, hojas tapando las raíces, hoyos, piedras sueltas, rocas firmes, sintiendo el tranco de algunos corredores detrás mío, es peligroso ir muy rápido sin fijarse por dónde pisar y quizás más de riesgo frenar en seco, sólo siento que debo seguir adelante, bajando, saltando, intuyendo cada paso y visualizando metros más adelante para ver lo que se viene, todo es un pensamiento rápido y máxima concentración, me ayudo de los bastones a los cuales estoy poco habituado y el agarre de mis zapatillas funciona perfecto, a ratos parece esquí sobre el barro en eslalom obligado esquivando cada obstáculo en este sendero complicado.

Finalmente emergemos de la espesura a toda velocidad corriendo por senderos angostos  hasta que repentinamente se abre la visibilidad a la panorámica de un valle verde de frente e intento ir más rápido, todo va funcionando muy bien, corro y bajamos, atravesando cercos de madera, saludando a las vacas, corriendo a través del campo en un segmento llano de hierba y mucha agua y un falso plano que luego se transforma en ascenso por una colina de pasto y luego entrando por un gran bosque de pinos, de troncos teñidos de verde envueltos por musgos, una subida muy dura que concluye en el doble track donde me cruzo con los corredores que van en los primeros puestos, recupero energías mientras bajo a buen ritmo, veo en sentido contrario a las mujeres que lograrían el podio, reconozco a Katherine Cañete que ganó el primer lugar, Vero bravo que salió tercera y a la Cindy Ramirez subiendo con mucha fuerza y le hago un gesto de ánimo porque en la mañana la vi muy mal del estómago y ahora ya la veo mucho mejor.

Es inspirador ver correr a estas traileras !Máxima admiración por ellas y su preparación! Sigo bajando, llego a la Casa Mans, kilómetro 26, según la organización el mejor PAS de Sudamérica, y la verdad que debe ser de los mejores puestos, tan bueno que me dieron ganas de quedarme un buen rato, ahí teníamos la ropa de recambio y sentí las primeras señales de fatiga producto de la falta de entrenamiento de las semanas previas producto de algunas lesiones y una gripe fuerte. Parto al baño y me quedo pegado gracias mis tripas esquizofrénicas perdiendo unos 15 minutos en retomar carrera, intento subir fuerte pero noto que la energía ya no es la misma y por delante viene una subida de 11 kilómetros, la más dura de la carrera, me cruzo con varios que van bajando y nos apoyamos entre todos, una buena costumbre de este deporte, la buena onda que se genera con los demás, sin embargo ya la sonrisa va cambiando hacia un rictus de sufrimiento, cólicos abdominales y los primeros calambres, pero nada de eso importa, sigo avanzando, miro a los árboles, al cielo y pienso en las personas que quiero, busco recuerdos buenos y funciona, la subida me la banco con buen humor, me sirven los bastones, recupero ritmo, de pronto me pasa Claudia Ramírez de Argentina, quien salió segunda en 63k, me cuenta que se perdió 7 kilómetros, pero ahí va, intentando pillar a la Amber que fue la ganadora indiscutida y sin darse por vencida sube, corre y lleva un ritmo tremendo y constante con tranco ejemplar desapareciendo unos kilómetros más adelante mientras yo sigo subiendo como puedo.

Gentileza Oberg Fotografías // Nimbus Outdoor

Terminamos el ascenso y entramos al parque Oncol, es un camino ancho, se ven algunos turistas entre los senderos y miradores, pasamos el kilómetro 39 y el recorrido se vuelve angosto deshaciendo la altura ganada entre medio de una huella fangosa, húmeda, alfombrada de raíces que con la humedad se funden y se convierten en verdaderas trampas para caerse, a esa altura bajo con calma, pero sin detenerme, la fatiga hace perder precisión y eso lo he vivido previamente con porrazos de aquellos que marcan, de pronto una subida, se arma una fila india entre corredores de 24k y algunos de 45k, intento no parar, pero quién va delante mío sufre un calambre en una de sus piernas y lo ayudo a estirar, se recupera y sigue, pero la detención me juega una mala pasada, ya que me voy a negro, he comido poco y me tiro al suelo, me preguntan si estoy bien y les digo que si pero me debo quedar tirado unos minutos con ganas de pararme de inmediato pero sin energía, me como un gel, un chocolate y me levanto, sigo avanzado muy cansado y comienza la bajada final, con el mayor desnivel  de la carrera y una panorámica a la playa que hace que todo valga la pena, sigo bajando y metiéndole, ya acostumbrado al barrial, aseguro un ritmo constante y llego por fin al camino principal y veo la meta, algunos gritos de ánimo y aplausos para terminar mi segundo Torrencial, esta vez mucho más difícil que el año anterior, con la tierra mostrando su lado más intenso, pero extremadamente feliz porque que mejor que un desafío cuando es difícil y que por momentos parece imposible de lograr.. pero se logra de todos modos. ¿Qué sería de todo en la vida si no tuviésemos aquella motivación por lo que nos importa? Nunca lo sabré, tal vez sólo afirmaría que no me habría levantado ni a palos ese domingo.

Torrencial Trail 45 km / Desnivel acumulado 1940 mts

 

Por Raimundo Gazitua
Corredor de Cerro
Maratonista aficionado
Papá x 3M

Fecha de la carrera: sábado 25 de junio de 2017

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